A Benjamín le falta su pie izquierdo pero no el deseo de ser una persona productiva. Sueña con, al menos, salir a vender dulces, aunque actualmente no puede porque se moviliza a través de una silla de ruedas, ya que en marzo le amputaron el pie debido a complicaciones que enfrentó ante la diabetes que padece.
Benjamín Antonio Alvarenga Reyes, de 42 años, tiene dicho diagnóstico desde el 2013; sin embargo, su condición de salud se vio desmejorada desde diciembre de 2020 porque le dio covid-19, lo que hizo que estuviera hospitalizado por una semana y con una saturación de apenas del 5%.
Está vivo de milagro, señaló, aunque tras salir del hospital ya no logró trabajar lavando carros. Por recomendación de familiares regresó a El Salvador el 9 de enero de 2021 tras 23 años residiendo en Estados Unidos.
En dicho país recibía tratamiento para la diabetes gracias a una institución que apoya a personas indocumentadas, por lo que al llegar a El Salvador dejó de contar con dicho beneficio.
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Los ahorros que supuestamente tenía “desaparecieron” y para colmo, a los pocos meses le comenzaron a salir llagas en su pie, lo que terminó con su amputación.
Al llegar al país se fue a vivir con unos familiares, en San Francisco Menéndez, Ahuachapán; pero recientemente otras personas altruistas le permitieron quedarse en un cuarto en Santa Ana. Además le ayudan con la alimentación.
El Diario de Hoy publicó su situación el mes pasado y dos personas le regalaron sillas de ruedas.
Las personas que le están dando donde quedarse lo llevaron a una universidad que hace prótesis.
Ahí le dijeron que podrían fabricarle una; pero debe de cancelar una cantidad social.
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“La verdad no tengo ningún recurso económico. Me dijeron que me la iban a dejar en $400; no tengo nada, nomás los pasajes. Yo les pido de favor que me ayuden a reunir esa cantidad para que pueda tener la prótesis; sé que hay personas de buen corazón, no sé si se podrá”, expresó el salvadoreño.
Agregó que en la universidad le manifestaron que está apto para tener la prótesis porque la zona donde le realizaron la amputación, ya está cicatrizada y que “la tardanza es llevar el dinero para comenzar a elaborarla”.
En la universidad le dijeron que el precio de las prótesis es elevado; pero que ellos las hacen como una labor social.
La prótesis servirá “para hacer mis propias cosas, ser independiente, no depender de alguien, poder tener un trabajito, quizás no un gran trabajo pesado, pues la vida ya no es la misma. Pero sí tener un trabajito para ir sobreviviendo. Yo le entraría a lo que sea, lo importante es trabajar”, agregó.
Sobre la diabetes señaló que no está en tratamiento debido a la dificultad que existe para movilizarse en silla de ruedas.
Las personas que deseen ayudar pueden contactarlo al número telefónico +503 7730 7138, el cual únicamente funciona a través de la aplicación de mensajería de Whatsapp.