De acuerdo a un informe presentado por el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales, en 2017, y con base a registros históricos, en El Salvador habían ocurrido unos 2 mil 100 eventos de inundaciones a lo largo de un siglo (de 1900 a 2012). Cada evento le ha costado al país la pérdida de muchas vidas humanas, cuantiosos daños a la infraestructura y viviendas, así como cultivos echados a perder a causa de las lluvias.
En El Salvador, el 88.7 % del territorio se considera zona de riesgo y sobre esa superficie se asienta el 95.4 % de la población, esto lo convierte en uno de los países más vulnerables del mundo, así lo determinó un estudio de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) realizado en 2011.
Basado en un informe publicado en la Revista Iberoamericana de Bioeconomía y Cambio Climático, que data de finales de 2021, estos son algunos de los eventos climatológicos que más han golpeado a El Salvador durante un siglo.
- En 1906, intensas lluvias causaron graves destrucciones en todo el territorio.
- Inundaciones en barrio La Vega y barrio Candelaria, de San Salvador (entre 1920 y 1930). La tormenta es considerada la más impactante de esa década.
- Destrucción de la antigua localidad de Tepetitán, San Vicente (1934). La zona fue sumamente dañada por el lodo, rocas y material orgánico provenientes de las faldas del volcán Chinchontepec. El fenómeno meteorológico de grandes dimensiones provocó inundaciones en varios puntos del país.
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- Huracán Fifi (septiembre de 1974). El fenómeno dejó numerosos daños en la infraestructura vial y productiva, efecto de las inundaciones en el Bajo Lempa (entre San Vicente y Usulután), una de las zonas más afectadas. Fifi dejó unos 5 mil damnificados.
- Huracán Mitch (octubre de 1998). Considerada una de las tempestades más poderosas y destructivas que hayan golpeado a Centroamérica y el Caribe. Mitch arremetió contra El Salvador, principalmente en la zona Oriental, con la fuerza de categoría 4 y dejó a su paso 240 fallecidos, 84 mil damnificados, más de 10 mil 300 viviendas casi destruidas y 326 centros educativos dañados. Mitch reveló la necesidad de abordar estos fenómenos desde la perspectiva de la prevención y no desde la reacción.
- Huracán Adrián (mayo de 2005). El fenómeno meteorológico influyó en el país siendo categoría 1. Adrián provocó inundaciones considerables en los municipios de Ilopango, San Pedro Masahuat, Jiquilisco, San Luis La Herradura, San Miguel, Chirilagua, entre otros. Además, hubo deslizamientos en múltiples municipios. Como medidas de prevención y de reacción ante las afectaciones de Adrián, las autoridades evacuaron a unas 20 mil personas.
- Huracán Stan (octubre de 2005). Con un promedio superior a los 400 mm de agua en casi la mitad del territorio salvadoreño en seis días continuos de lluvia, Stand causó grandes inundaciones, desbordamiento de ríos y deslizamientos, principalmente en toda la zona costera y hacia el norte, según registros del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales. De acuerdo con datos de diferentes medios, tras el paso de Stan, el 65 % del territorio se encontraba en situación de riesgo.
- Verapaz, el más golpeado por el huracán Ida (noviembre de 2009). Tras una noche de fuertes lluvias, rocas de gran tamaño, lodo, vegetación y cosechas que provenían desde el volcán de Chinchontepec, casi sepultaron el municipio de Verapaz, en San Vicente. En el paisaje desolador, viviendas, la escuela local, el parque central y todas las calles del pequeño municipio quedaron repletas de escombros, los cuales arrebataron la vida a decenas de habitantes. Otros municipios aledaños, como Guadalupe y Tepetitán, también fueron afectados, aunque con menores daños. Los ríos Jiboa, Acelhuate y Grande se desbordaron como resultado de las intensas lluvias; carreteras dañadas y municipios del Oriente, inundados. El entonces ministro de Medio Ambiente y Recursos Naturales, Hernán Rosa Chávez, dijo en su momento que “en cuatro horas cayó tanta agua (355 mm) como la que cae en épocas lluviosas o en temporada de huracanes”. Unas 198 personas murieron y otras 13 mil fueron evacuadas a causa de Ida. El costo por las pérdidas y daños tras el paso de este huracán ascendió a $314 millones.
- Tormenta Agatha (2010). Agatha dejó como saldo la muerte de 12 personas, 120 mil afectadas y unas 14 mil 800 fueron albergadas por el impacto de esta tormenta tropical que demostró su fuerza, principalmente, en la zona costera y Oriental del país, según datos de medios locales. Agatha dejó daños que representó unos $112 millones sobre la economía del país.
- Tormenta Tropical 12-E (octubre de 2011). El fenómeno, que produjo más de 1,500 mm de agua, afectó a 181 municipios; es decir, el 70 % del territorio salvadoreño. La enorme cantidad de lluvia, sumada a la falta de preparación por parte de autoridades centrales y municipales para hacer frente al fenómeno, dejaron un fuerte impacto en la infraestructura del país.
- Tormenta tropical Amanda (mayo-junio de 2020). En la noche del 31 de mayo, Amanda golpeó con fuerza a El Salvador y provocó la muerte de al menos 15 personas. Inundaciones, desbordes de ríos, deslizamientos de tierra y unas 900 viviendas quedaron afectadas, y hasta destruidas, a causa de las lluvias. Los mayores daños se registraron en San Salvador, Soyapango, Ciudad Delgado, San Juan Opico y en el departamento de La Paz. El caso más significativo que dejó Amanda fue la muerte de siete miembros de la familia Melara Salamanca, quienes perdieron la vida al quedar soterrados en su vivienda, en el municipio de Santo Tomás.
- A menos de una semana del paso de Amanda, la tormenta tropical Cristóbal hizo estragos sobre el territorio salvadoreño (6 de junio de 2020). Las cifras de fallecidos por Cristóbal fueron similares a las de Amada y los departamentos más afectados fueron Sonsonate, Ahuachapán, La Libertad, San Salvador, Usulután y La Unión, de acuerdo al informe del Ministerio de Medio Ambiente. El Ministerio de Hacienda estimó una caída de $990 millones en la recaudación tributaria (una contracción económica del -5.3 %) como parte de los efectos de ambas tormentas tropicales.
- Huracanes Eta e Iota (noviembre de 2020). Ante las fuertes lluvias de Eta, el Gobierno decretó alerta roja en todo el territorio salvadoreño. Eta provocó desbordamiento de ríos como el Guascorán y el río Grande, en San Miguel; y del río Grande, en Sonsonate; inundaciones en comunidades y pérdidas de miles de cultivos. Además, generó la evacuación y el albergue de unas 2 mil 300 personas afectadas. Tras los estragos de Eta dos semanas atrás, Iota causó inundaciones en poblados y zonas de cultivo sumadas a las provocadas por su antecesora, y más daños a la infraestructura vial.
“Iota y Eta forman parte del golpe del cambio climático a Centroamérica que en pocos días han dejado luto y destrucción”, declaró entonces el coordinador de la Unidad Ecológica Salvadoreña, Mauricio Sermeño.
Débiles respuestas gubernamentales
El estudio de la Revista Iberoamericana de Bioeconomía y Cambio Climático (2021) señala que los fenómenos hidrometeorológicos son los que más han afectado al país en las últimas décadas. Efectos derivados del aumento de la “dinámica de las lluvias” que generan, evidentemente, un mayor impacto en las zonas con más población, especialmente en las urbes asentadas junto a desagües naturales de las cuencas de ríos y otros afluentes.
Eventos naturales como sismos, inundaciones y flujos de escombros son los que más duros efectos han causado en cuanto a la pérdida de vidas humanas y sobre la infraestructura del país, añade la publicación. El estudio resalta que las respuestas de los gobiernos “han sido débiles” por no contar con los instrumentos y organización necesarios para atender a la población frente a este tipo de desastres.
“Es inevitable que nos sacuda un terremoto o nos anegue un huracán, pero que nos tomen una y otra vez desprevenidos y sin recursos, que la única reacción de los responsables sea prohibir y que la población no sepa cómo protegerse, es cada vez menos justificable”, enfatiza el ingeniero y educador salvadoreño, Carlos Mayora Re.