La Asociación Pro Búsqueda de Niñas y Niños Desaparecidos señaló la falta de voluntad del Estado salvadoreño en la búsqueda de la verdad y justicia para las víctimas de desaparición forzada del conflicto armado, durante la celebración de sus 30 años de fundación.
La denuncia fue realizada en el marco de la celebración de los 30 años de fundación de esa organización integrada, en la actualidad, de más de 900 familias de la niñez desaparecida forzosamente.
Helí Hernández, de la Unidad Jurídica de Pro Búsqueda, explicó que pese a que los familiares, con el apoyo de Pro Búsqueda, han presentado 15 denuncias en la Fiscalía General de la República (FGR) correspondientes a 43 casos de desaparición de niñas y niños, solamente tres han sido judicializados.
Los casos judicializados corresponden a tres víctimas de la masacre de El Mozote y caseríos aledaños, cometida por la Fuerza Armada en diciembre de 1981.
Por otra parte, Hernández manifestó que el Estado no ha cumplido las sentencias de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH) en las que han ordenado que se permita el acceso a los archivos que se encuentran en sedes militares.
A nivel nacional, la Sala de lo Constitucional y el Instituto de Acceso a Información Pública (IAIP) también han ordenado el acceso a los archivos realizados por investigadores, fiscales y las comisiones nacionales de búsqueda, que se encuentran en las instalaciones militares, pero no se han cumplido.
“La Sala de lo Constitucional ha ordenado al presidente de la República, como comandante general de la Fuerza Armada, que permita un acceso amplio a los archivos de investigadores, de fiscales y las comisiones nacionales de búsqueda, pero no ha sido cumplida, tanto por el gobierno actual, como los anteriores”, dijo Hernández.
El representante de Pro Búsqueda considera que la negativa de los diferentes gobiernos, demuestra “una actitud de protección para proteger a los presuntos responsables.
“Si se oculta esta información, lo que quiere decir, es que ahí hay datos que pueden servir para responsabilizar a las personas que se están protegiendo desde el poder Ejecutivo y desde el Estado”, declaró Hernández.
Ana Julia Escalante, directora ejecutiva de Pro Búsqueda, manifestó que desde su fundación la Asociación ha documentado 1,046 denuncias de niñez desaparecida de las cuales han logrado resolver 469.
“Este mes Pro Búsqueda cumple 30 años, que nos permite hacer una evolución del recorrido y la tenacidad y valentía de las familias que se han mantenido en pie de lucha exigiendo la verdad, la justicia y la reparación”, dijo.
Pro Búsqueda también ha atendido más de 425 solicitudes de personas que en su niñez fueron adoptadas fuera de El Salvador y que han pedido a esa organización investigar el tipo de adopción del que fueron parte y buscar a su familia biológica.
Ana Julia Escalante, directora ejecutiva de @ProbusquedaSV explica que durante 30 años de trabajo, esa asociación ha logrado resolver 469 casos de desaparición forzada de niños y niñas. @elsalvadorcom pic.twitter.com/GFt8AamOsM
— Lissette Lemus 🇸🇻 (@lissettelemusSV) August 29, 2024
Un duelo interminable
Margarita Zamora es una de las familiares e integrante de la unidad de investigación de Pro Búsqueda que aún tiene la esperanza de encontrar con vida a sus cuatro hermanos pequeños, desaparecidos durante el operativo militar conocido como “La Guinda de Mayo”, realizado en Chalatenango en 1982.
Ella recuerda que la última vez que vio a su madre fue en abril de 1982, junto a sus hermanos José Mauricio, 8 años, German Rutilio, 5 años, José Orlando, 3 años y Karla Catalina, 9 meses de edad.
Con el paso del tiempo, Margarita está segura de que su madre fue asesinada, aunque nunca encontró su cadáver, pero tiene la esperanza que algunos de sus hermanos fueron rescatados con vida.
Pro Búsqueda ha documentado 55 casos de niñas y niños desaparecidos en ese operativo, de los cuales han resuelto 31, mientras que 24 aún siguen pendientes, entre esos, los cuatro hermanos de Margarita.
“Abril, mayo y junio son meses para mí muy difíciles, me da depresión, una sensación que yo no puedo controlar, porque de repente me siento decaída, triste, con la sensación de llorar”, dice.