El ministro de Seguridad, Gustavo Villatoro, aseguró esta mañana que la desaparición del joven Carlos Ernesto Santos Abarca, no está relacionada a una actividad criminal.
“En este caso se está trabajando, pero está relacionado a situaciones muy particulares de la víctima y tenemos reportes de lugares de donde se había visto en los primeros días”, expresó el ministro.
Asimismo Villatoro aseguró que no todas las desapariciones están relacionadas a una actividad delincuencial. “La mayoría de casos están relacionados a problemas familiares o amorosos. Hemos visto como muchas menores de edad se van de la casa, hubo una que se tuvo que repatriar de Nicaragua”, dijo.
El caso al que se refiere el ministro es sobre una denuncia realizada en redes sociales sobre una menor de 14 años que había sido seducida por un hombre de 35, que ejercía una clara relación de poder sobre ella.
El funcionario brindó estas declaraciones un día después que la familia de Carlos Abarca, en compañía la Fundación de Estudios Para la Aplicación del Derecho (Fespad), presentó dos avisos ante la Unidad Especializada contra el Crimen Organizado de la Fiscalía General de la República (FGR).
Uno para solicitar la activación de la “Alerta María” con Interpol y la segunda para que las autoridades fiscales ordenen la toma de muestras genéticas a la madre para comparación de cuerpos encontrados después de la desaparición ocurrida el 1 de enero de 2022.
Asimismo, la familia realizó una pega de afiches, como actividad de búsqueda, en la zona de la iglesia Cristo Redentor, en la colonia Escalón, en San Salvador.
Villatoro expresó que siguen investigando el caso “es algo a lo que invertimos tiempo, le invertimos recursos, para coadyuvar (contribuir) con la familia a encontrar su ser querido”, agregó.
Estas palabras del ministro Villatoro contrastan con las diversas denuncias de la madre de la víctima por la falta de atención de parte de la Fiscalía General de la República (FGR) y los investigadores de la Policía Nacional Civil (PNC) asignados al caso.
Eneyda Abarca ha denunciado que incluso ha sido bloqueada en los chats por la persona encargada de la investigación de la FGR.
“Nuestra triste realidad: la no empatía de la fiscal asignada al caso, aún tienen bloqueada a la madre de Carlos y cuando llega a la institución a solicitar los avances o diligencias realizadas, nunca la encuentra, ello no nos detendrá en la búsqueda”, publicó la familia el 21 de diciembre del año pasado.
La desaparición
Carlos Abarca, de 22 años de edad, salió a las 9 de la mañana del 1 de enero de 2022, vestido con ropa deportiva y una botella de agua, para correr en los alrededores de la Colonia Monserrat, en el municipio de San Salvador.
Para la familia de Carlos eso no era algo extraño, debido a que el joven practicaba deporte desde pequeño, y en el último año, había encontrado en el ejercicio una manera de sobrellevar su padecimiento psiquiátrico diagnosticado durante la pandemia.
Pasadas unas dos horas, la familia temió que algo hubiera pasado a Carlos, debido a que no regresó en el tiempo que usualmente lo hacía, y en efecto, Carlos nunca volvió.
Tras la desaparición de Carlos la familia no ha dejado de buscarlo, ni un solo día. Eneyda Abarca tuvo que dejar su empleo a tiempo completo y quedarse a medio tiempo para ser la vocera de la búsqueda de su hijo.
La búsqueda inició con largas caminatas de día y noche por las calles de San Salvador, incluso en lugares peligrosos, junto a Ricardo Santos, padre de Carlos, y Virma Abarca, tía del joven desaparecido.
Los tres familiares salen por las tardes, las noches y los fines de semana hasta que el cansancio los vence y regresan a sus casas, con las manos vacías. En sus recorridos pegan afiches con una foto de Carlos e información sobre su desaparición.