“Ellos ya fueron notificados”, “Nosotros vamos a ser los próximos”, “No vale la pena ir a la cárcel, mejor me voy”, se escucha decir a lo largo de la 4a calle poniente desde la 5 avenida sur hasta la 15 av. entre los vendedores informales de la zona.
El día siete de junio, un grupo de vendedores asistieron a una reunión en un salón de usos múltiples de la iglesia Don Rúa. Al entrar al lugar les pidieron apagar y entregar sus celulares seguidos de un chequeo corporal para saber si alguno todavía portaba algún aparato que pudiera grabar el audio de la reunión.
Irving Rodríguez de la Alcaldía de San Salvador, es el encargado de notificar y según vendedores informales, amenazarlos de no tomar ningún tipo de acción en contra de los desalojos del centro histórico, ya que, de hacerlo, serán detenidos bajo el régimen de excepción. “Que me lleven presa por querer trabajar no vale la pena” comentó una vendedora de la 9 avenida sur, sobre la Rubén Darío. Ella y otras vendedoras se encuentran a pocas horas de ser desalojadas de sus puestos de venta de frutas y accesorios tras años de vender en el mismo puesto.
Los vendedores además de denunciar las amenazas de detención, agregan que la medida es improvisada, ya que solamente les han dicho que deben abandonar el lugar, pero no les han dado ningún tipo de alternativa para instalarse y continuar sus ventas, las cuales son su única fuente de ingresos económicos para sus familias.
Esta parte de los desalojos es parte de la fase 2 del reordenamiento del centro histórico de San Salvador, la primera parte consistió en el retiro de ventas informales de las más de 10 cuadras de la Rubén Darío y otras zonas del centro; además se han pintado y restaurado algunos edificios antiguos. Actualmente, se encuentran trabajando en un proyecto de cableado subterráneo para mejorar la estética del lugar, ya que se busca que la zona sea un espacio turístico libre de ventas.
En las zonas liberadas se pueden observar a una decena de agentes del CAM que buscan mantener el orden del sitio. “A los vendedores ambulantes los tienen corriendo de un punto a otro para evitar que les decomisen sus productos”, comentó una vendedora.