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Desalojos en el Centro: Oportunidades rotas

La Alcaldía de San Salvador, bajo el proyecto de reordenamiento del Centro Histórico, desalojó a más de mil vendedores que tras años y décadas han trabajado en la zona, quienes ahora tienen que ir en búsqueda de volver a iniciar, casi desde cero.

Por Graciela Barrera | Feb 11, 2023- 12:22

Foto EDH / Graciela Barrera - Ilustración: Rafael Martínez

Es viernes y son alrededor de las seis de la tarde, Victoria sigue vendiendo mangos y bolsas con agua en el centro de San Salvador. Sin embargo, este fin de semana es diferente a los de los últimos 25 años que lleva trabajando en ese lugar. Es el último en que podrá hacerlo. La alcaldía le dio a Victoria, y a más de mil vendedores, solo 72 horas para abandonar su lugar de trabajo.

Para los comerciantes, solo tres días no son suficientes para desmontar sus negocios y encontrar un nuevo lugar para vender, porque aunque la Alcaldía de San Salvador dice que los vendedores han decidido irse de forma voluntaria, ellos relatan que es todo lo contrario, fueron obligados a dejar su lugar de trabajo. Una acción complicada para quienes viven el día con lo que consiguen de sus ventas.

Aunque la alcaldía hizo avisos con semanas de anticipación, los comerciantes de la zona piensan que no fue tiempo suficiente. “Nos vienen a quitar de la noche a la mañana y uno tiene que pagar porque la mayoría trabajamos con dinero prestado”, relata Victoria. Además, explica lo que le cuesta conseguir los recursos para pagar sus servicios básicos y su vivienda. Ni la Alcaldía, ni ningún dirigente se acercó antes de dar la orden de desalojo a los comerciantes, o a preguntarles cómo podían ayudarles o si tenían la disposición de irse a otro lugar.

La Nave Cine Metro llegó en 2019 al centro de San Salvador y abrió sus puertas niños, niñas, jóvenes y sus madres para brindarles acceso a espacios culturales y artísticos que muchas veces les son negados. Foto Cortesía

Además, la mayoría de comerciantes coincide en que el trato de las autoridades hacia ellos es prepotente. “Es difícil que de la noche a la mañana le vengan a decir a uno: se va de aquí porque sino le vamos a tirar el camión o le vamos a quitar sus ventas”, expresa Victoria.

El tres de febrero fue el último día que los vendedores informales, de 68 cuadras del Centro Histórico, tenían para desalojarlas. Al final del día, algunos tampoco tenían seguridad de que iban a tener un cupo en el Mercado Tinetti, donde se les prometió que estarían temporalmente. “Solo Dios sabe si de verdad es temporal”, dice uno de los comerciantes.

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Para Nidia Umaña, profesora e investigadora del Departamento de Sociología y Ciencias Políticas de la UCA, lo que está pasando en el centro histórico es preocupante en un doble sentido, en el marco del régimen de excepción.

En primer lugar porque se convierte en una vitrina para mostrar el camino a otras municipalidades que quieren ordenar sus centros históricos o regular el comercio en la vía pública sobre cómo hacerlo. “En este caso se está haciendo un modelamiento negativo porque desde el uso de la fuerza y el cierre de espacios de diálogo, la manifiesta de capturas, las personas saben que es una amenaza que puede concretarse debido al régimen de excepción y la arbitrariedad de las detenciones”, afirma Nidia.

La Nave Cine Metro ahora es un epicentro cultural manejado por artistas que están en constante búsqueda de encontrar todo el apoyo posible para transformarlo en un centro cultural de primer nivel. Foto Cortesía

De ello, se desglosa que las personas tienen muy poco margen de maniobra para poder ejercer sus derechos, precisamente por ese contexto de amenaza, explica la socióloga. Tal como lo explica la especialista, los comerciantes que no quisieron ser identificados por razones de seguridad, comentan a El Diario de Hoy que tienen temor de ser capturados por disentir con una decisión como el desalojo, aunque les afecte en gran medida.

Las personas debían desalojar en 72 horas pero la alcaldía no fue capaz de responder en el mismo tiempo

Según la explicación de Nidia, la ciudad cumple con diversas funciones y la sociedad tiene muchos actores en juego, es complicado para un gobierno tomar ese tipo de decisiones como exigir a comerciantes que abandonen sus lugares de trabajo. “Por la fuerza, no logran tener el impacto buscado y no logra ser sostenible porque es necesario tomar en cuenta que el problema del comercio informal va a trasladarse de sitio”, destaca.

La urgencia económica de la población es grande y no hay un gobierno que promueva un modelo de desarrollo que genere empleos formales para la mayor parte de la población por lo que, según la experta, lo ideal es tomar decisiones de manera dialogada con los diferentes sectores que resultan afectados porque su vida cotidiana cambia radicalmente.

Este es un espacio que busca reconocer la humanidad de todas las personas, pero especialmente de a quienes ese reconocimiento se les ha negado en reiteradas veces. Foto Cortesía

La propuesta de la municipalidad fue que los comerciantes se desplazaran al Mercado Tinetti, el cual no tiene capacidad para recibir a más del mil comercios. La Alcaldía de San Salvador no brindó una respuesta viable para la necesidad de los vendedores. Para la socióloga, si se les pidió a las personas desalojar en 72 horas, la alcaldía debería ser capaz de responder al mismo tiempo.

Los desalojos en la vida de los niños, niñas y jóvenes

Los hijos de los comerciantes del centro de San Salvador han crecido en ese lugar, sus centros escolares también están muy cerca. Para ellos, una decisión como esta tampoco es fácil. Ahí se han concentrado familias de diferentes partes, han hecho amigos y han construido recuerdos, muchas de las cosas que han aprendido se albergan en esas 68 cuadras.

Sobre la calle Delgado, hace casi cuatro años para los niños, jóvenes y mujeres, llegó un espacio que, en sus palabras, llevó mucha felicidad y conocimiento de habilidades que no sabían que tenían. La Nave Cine Metro ha realizado talleres de teatro, danza, música, cine y diferentes ramas del arte en los que han participado los hijos de los comerciantes e incluso las mujeres que llevan años viviendo de la venta informal.

La Nave Cine Metro ha desarrollado por casi cuatro años propuestas artísticas y culturales enfocadas en la promoción del pleno acceso al arte, cultura y derechos humanos. Foto Cortesía

La Nave Cine Metro, desde diciembre de 2019, ha desarrollado propuestas artísticas y culturales, enfocadas en la accesibilidad del arte, la cultura y los derechos humanos. Este espacio de encuentro y creación surgió de un convenio de colaboración entre la Asociación Cultural Azoro y los propietarios del edificio, antes conocido como Cine Metro.

A través de este acuerdo, ellos han consolidado alianzas con diferentes artistas, profesionales, comunidades, organizaciones de la sociedad civil, el sector empresarial e incluso el gobierno municipal. Para este proyecto es importante que las renovaciones urbanísticas, tal como se han ido desarrollando en los últimos años en el centro histórico, no provoquen la expulsión de habitantes y comerciantes locales.

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En la Nave Cine Metro son 18 niños, niñas y adolescentes - entre los 2 a los 17 años - además de mujeres comerciantes quienes participan y que luego de la decisión de la Alcaldía de desalojarlos tienen la incertidumbre de seguir asistiendo a ese espacio que les permitía soñar en ser músicos, bailarines, cantantes, actrices y actores.

Por todo lo que les brindaba este espacio a los niños y sus madres, obtuvo una mayor relevancia para los comerciantes del centro de San Salvador. Esmeralda es una de las mujeres que ha asistido a los talleres que se imparten en la Nave Cine Metro.

Las madres de los niños también han encontrado un espacio en la Nave Cine Metro donde aprenden sobre amor propio y formas de cuidarse, comunicarse mejor y reconocerse. Foto Cortesía

Durante ocho años ha pasado alrededor de 14 horas diarias trabajando en el centro. Ella relata, con una sonrisa en su rostro, que fue a sesiones de autocuidado y le gustaba mucho que les enseñaran distintas formas de consentirse a sí mismas, que antes no conocía. En las charlas que les impartían, ella aprendió a conocerse y comunicarse mejor. Creó lazos fuertes con otras compañeras que también son comerciantes.

La gentrificación y sus consecuencias

El principal impacto de la gentrificación es la exclusión. La población originaria es desplazada por otra que tiene mayores ingresos, ya sea para residencia o para comercio y servicio, eso limita la dinámica económica de las familias pero también su capacidad de recreación y acceso a espacios culturales.

En más de alguna ocasión, Esmeralda ha escuchado a personas estar satisfechas con la decisión de “limpiar” el Centro Histórico de San Salvador. Ante eso, ella dice que “ellos no saben, uno de pobre ha vivido toda la vida en el mercado y de aquí sacamos el sustento diario”, narra. El centro, como a Esmeralda, alojó a diferentes generaciones que han crecido y vivido de las ventas ambulantes, esto hace que tener que dejar sus lugares de trabajo sea más difícil, pues no han dedicado solo su tiempo sino también sus vidas.

Para Sofía Rivera, arquitecta y doctoranda en Desarrollo Urbano y Regional del Politécnico de Torino, hay muchas dimensiones que se deben tomar en cuenta antes de solicitarle a las personas que dejen sus espacios por un reordenamiento. “Hay un valor muy importante que es el tejido social, que es el que al final es la vida que sostiene a un territorio”, destaca Rivera.

“Es como si la ciudad fuese un cuerpo, las calles son las arterias y el tejido social es la sangre que da vida a ese cuerpo”, explica la arquitecta. Además, agrega que en un tejido ya bastante dañado, que ha estado en los últimos años sosteniendo el centro, con decisiones como esta, que de parte de la alcaldía se está rompiendo y toca revivirlo.

El desalojo ordenado por la municipalidad han puesto en duda a las personas que acoge la Nave Cine Metro de seguir asistiendo a ese espacio en el que desarrollaban habilidades con las que antes no se habían encontrado.

Sofía comenta que este tejido social está muy asociado con una dimensión de apropiación y de identidad con el espacio, a quiénes les pertenece y quienes se identifican con el mismo. “Con estas intervenciones el centro se reabrió a ciertas poblaciones que antes no lo visitaban, solo llegan y se van. Pero es necesario mantener y cultivar esa población que permanece, a quienes se sienten identificados y que tienen un apego emocional porque son ellos quienes cuidan la ciudad”, afirma.

Para Sofía, como arquitecta, que ahora se especializa en desarrollo urbano, es necesario encontrar un equilibrio inclusivo desde una dimensión económica en el que todos puedan tener un espacio dentro de la ciudad, en el que las personas tengan la oportunidad de decidir si quieren tomar un café de olla o un Starbucks, en un espacio en el que ambas cosas coexistan.

Esmeralda sostiene que lo que está haciendo la Alcaldía no es reordenamiento porque están obligándolos a que se vayan. “Ellos dicen ordenamiento pero nos van a quitar, nosotros hubiéramos querido que dejaran todo parejo pero que no nos quitaran”, explica.

Otro aspecto que la Alcaldía no tomó en cuenta fueron las implicaciones que tiene pedirle a la gente poner en pausa sus ventas para movilizarse a otro lado porque trabajan con préstamos. “Trabajamos con préstamos, nos iríamos a otro lugar y vamos como si fuéramos de cero y los del banco no perdonan nada”, dice con preocupación Esmeralda.

La mayoría de comerciantes en el centro de San Salvador son mujeres. Así como Esmeralda hay cientos que a diario tienen que trabajar por más de 12 horas para llevar el alimento a sus casas y tener lo necesario para sus hijos. En este sentido, para Sofía Rivera, era necesario también tomar en cuenta una dimensión con relación al género.

“La mayoría de desplazadas son mujeres que permanecían en ese espacio junto a sus hijos porque no tienen donde dejarlos”, relata Rivera. Es ahí donde espacios, como la Nave Cine Metro, tiene un rol importante como espacio de refugio para estos niños que no tenían dónde estar mientras acompañaban a sus madres a trabajar.

Victoria Cotto está muy triste porque esta decisión de la alcaldía no le permitirá a su hijo seguir aprendiendo en la Nave Cine Metro. Ese se convirtió en un espacio que le ayudaba a su hijo a soñar cosas que antes de llegar ahí no se imaginó, como ser un artista. “Cuando él comenzó a ir allá (Nave Cine Metro) él cambió y aprendió bastante pero ahora voy a tener que sacarlo hasta de la escuela”, narra Victoria.

Los niños y niñas, aprenden a actuar, bailar, expresarse y sus propias madres se sorprenden al ver su desarrollo gracias al arte. Foto Cortesía

Decisiones como la que la Alcaldía de San Salvador tomó limitan a que varios de los niños que han crecido en el centro dejen de asistir a sus escuelas. Están iniciando sus clases y no pueden asistir porque sus papás no tienen para pagar los pasajes y gastos que se necesitan para que sus hijos asistan a sus centros educativos.

En palabras de Victoria en la Nave Cine Metro los niños aprendieron a unirse, compartir, bailar, hacer actuaciones, “Ahí hacen cosas que uno no se lo espera ni imagina”, destaca. Mientras la mamá de uno de los niños comenta sobre los conocimientos adquiridos de su hijo, recuerda un vídeo que una de las facilitadoras de la Nave le compartió. “Él sale hablando, bailando con los demás. Es bien bonito porque es una alegría para uno de madre”, recuerda Victoria.

“Uno ni se imagina qué es lo que ellos hacen, es alegría para uno porque ellos salen a hacer actuaciones, para uno eso es alegría”. Para Victoria, al ser madre soltera, significa un gran orgullo ver a su hijo desarrollarse, pero ahora dice estar en el dilema si podrá seguir llevando a su hijo a los talleres o no por falta de recursos económicos para movilizarse y cubrir sus necesidades básicas.

* Algunos de los nombres de este reportaje han sido cambiados por su seguridad.

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