Marcos Guzmán, de 45 años, fue desalojado hace aproximadamente un mes de su puesto de peluquería y barbería que tenía en la acera de la 4.ª avenida sur del Centro Histórico, como parte de la tercera fase de reordenamiento que impulsa la Alcaldía de San Salvador.
Él actualmente se encuentra alquilando un pequeño espacio de 1.80 metros x 1.60 metros que ha habilitado recientemente un edificio contiguo al reconocido bar “La Dalia”, esto debido a la alta demanda de los comerciantes informales desalojados del sitio.
Marcos cuenta que anteriormente pagaba 50 dólares por su puesto, en el cual laboró alrededor de 25 años, pero actualmente debe de pagar $200 por un pequeño espacio.
Él comenta que la Alcaldía de San Salvador inicialmente le ofreció un espacio en el mercado Tinetti, pero ha decidido no moverse a ese lugar porque la mayoría de sus clientes le han comentado que no podrían hasta al mercado ante la poca accesibilidad que tiene. Es por eso que Marcos teme que, si se cambia de avenida o calle, su clientela no lo pueda encontrar.
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Este comerciante dice sentirse preocupado, ya que desde que comenzó el reordenamiento del Centro Histórico han llegado menos clientes a los alrededores. Al preguntar a otros vendedores, ellos comentan que el ritmo de ventas ha disminuido. “El negocio de enfrente atiende, a lo más, cinco personas al día, eso no alcanza para pagar la inversión”, comentó Marcos.
“Estoy usando el dinero ahorrado para ir pagando todo, pero siento que se va acabando”, lamentó. Él es el sustento económico de su hogar, en donde vive junto a su esposa y tres hijos.
“Se pagan los pasajes, la comida y los útiles de los niños con lo que gano de cortar pelo”, agregó. El peluquero cobra 2 dólares por corte de cabello para niños o adultos, pero se encuentra analizando con otros negocios del lugar si deben de subir los precios del corte debido a la baja demanda del servicio que han experimentado desde los desalojos.
Según Marcos y otros comerciantes de la zona, el alquiler de los locales del centro de San Salvador ha subido drásticamente.
En el mismo edificio donde se encuentra él, hay más comerciantes desalojados que están buscando alternativas. Una mujer que ofrecía comida a la vista actualmente se encuentra pagando $250 por el alquiler de un espacio para mesas y sillas, aparte debe de pagar $100 por el espacio ocupado por la cocina.
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Mientras que otros negocios actualmente pagan de $800 a $1,000 dólares mensuales para poder hacer uso de locales formales. Este incremento en los precios de alquileres se dio luego de los desalojos de las ventas informales.
Marcos tiene la esperanza de que en algún momento los clientes aumenten, o al menos sean constantes, ya que tiene temor de no poder soportar por mucho tiempo con pocos ingresos económicos.
Se plantea mantenerse en el pequeño local el tiempo que su economía y sus ahorros se lo permitan. "Está bien lo que hace la alcaldía de reordenar, se ve más bonito para el turismo, pero deberían haber organizado primero qué harían con todas las personas desalojadas, no solo llegar a quitarlas", concluyó.