La inclusión de niños con autismo en las escuelas y espacios públicos sigue siendo un desafío que demanda mayor concientización y adaptación por parte de la sociedad. A pesar de los avances en educación inclusiva, muchas familias continúan enfrentando obstáculos para garantizar que sus hijos crezcan en un entorno adecuado.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), uno de cada 100 niños en el mundo presenta un trastorno del espectro autista (TEA), una condición neurobiológica que afecta la comunicación, la interacción social y el comportamiento.
Sin embargo, la falta de información sobre este trastorno aún genera barreras significativas para su inclusión en la vida cotidiana.
Ana Delmy Álvarez, psicóloga y directora de la Asociación Salvadoreña de Autismo (ASA), explica que "el autismo es un trastorno del neurodesarrollo con manifestaciones en el ámbito cognitivo y conductual. Se presenta comúnmente entre los 18 y los 36 meses de edad y se caracteriza por dificultades en la comunicación verbal y no verbal, problemas de socialización e interacción, además de conductas repetitivas".
El primer paso para mejorar la calidad de vida de estos niños es la aceptación por parte de sus familias y la adquisición de herramientas para facilitar su adaptación.
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"Los padres son fundamentales en este proceso, ya que pueden ayudarles a desarrollar habilidades para enfrentar los desafíos del entorno", agregó Álvarez.
En su mayoría los padres de familia “se resisten a aceptar un diagnóstico, cuando ya es de discapacidad genera estrés a nivel de familia al no tener acceso a atención terapéutica por diversas situaciones”, explica.
Expertos sostienen que las características de un menor con autismo son bastante notorias a temprana edad, existen casos en los que los menores han iniciado su proceso de aprendizaje del lenguaje, pero este se detiene de forma repentina, evitan mantener contacto visual con sus padres y puede llegar a mostrar incomodidad al contacto con algunas texturas.
La especialista detalla que existen tres niveles de autismo. En los casos leves, los niños pueden desarrollar carreras exitosas debido a su gran interés en temas específicos, aunque pueden ser percibidos como personas sin "filtros" para expresar sus ideas. En el nivel moderado, es común que los niños tengan una memoria casi fotográfica y una alta capacidad de retención de información en temas variados.
Finalmente, en los casos profundos, el trastorno suele ir acompañado de discapacidad intelectual y una dependencia significativa en actividades de la vida diaria.
"Cuando hablamos de autismo nivel tres, nos referimos a personas que probablemente no adquieren lenguaje y que requieren apoyo constante para su autocuidado", señala la directora de ASA.
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Inclusión educativa y social: una tarea pendiente
Uno de los principales retos para la inclusión de niños con TEA en El Salvador es la adaptación del sistema educativo.
"Muchos centros escolares carecen de docentes capacitados para atender a estos niños y brindarles un aprendizaje adecuado a sus necesidades", afirma Álvarez.
Al momento de ingresar al sistema educativo los docentes pueden observar con mayor facilidad si los niños tienen problemas para socializar o presentan miedo, dificultades para seguir instrucciones, si los menores tienden a ser muy inquietos entre otras características que debe evaluar para sugerir a los padres la búsqueda de ayuda especializada.
Por otro lado, en los espacios públicos también es necesaria una mayor sensibilización.
"Todavía hay lugares que no cuentan con las condiciones necesarias para recibir a personas con autismo. La sociedad debe aprender a ser más tolerante y comprensiva", enfatiza la psicóloga.
A pesar de estos desafíos, Álvarez destaca que hay iniciativas que han marcado un cambio positivo. Programas de educación inclusiva, capacitaciones a docentes y campañas de sensibilización han contribuido a mejorar la calidad de vida de estos niños.
"La inclusión es un trabajo de todos. Desde el hogar, la escuela y la sociedad en general debemos garantizar que las personas con autismo tengan oportunidades para desarrollarse plenamente", concluye la directora de ASA.
Más allá del ámbito escolar, la adaptación de los niños con autismo a los espacios públicos también es un desafío.
Zonas como parques, centros comerciales y espacios recreativos deben considerar medidas que faciliten su experiencia, con zonas de descanso, reducción de estímulos sensoriales y programas de sensibilización dirigidos a la población en general.