Desde los gremios de profesores ven con buenos ojos que esta, al igual que las administraciones anteriores en el Ministerio de Educación, se inclinen por realizar cambios para mejorar la enseñanza, siempre con la idea de que una reforma educativa brinde al país ciudadanos calificados para enfrentar las necesidades actuales, pero a cuatro meses de que termine el año lectivo, tienen más dudas que respuestas en relación a los cambios.
El profesor Daniel Rodríguez, secretario general de la gremial Simeduco, así como su colega Manuel Molina, del Movimiento Magisterial Salvadoreño, confirmaron que las autoridades educativas no han consultado, ni han informado a los gremios los detalles sobre los cambios en la currícula, ni tampoco a los profesores.
Ambos señalan que hay docentes del país que manejan algunas pocas ideas de lo que trata y de que este proceso comenzará el 2023 en el primer ciclo de Enseñanza Básica. Eso es así porque se los han comentado en capacitaciones a las que los han convocado en las últimas semanas específicamente para exponerles la Ley Nacer, Crecer con Cariño y sus alcances en la primera infancia.
Si bien Rodríguez, quien es director de un centro educativo en el municipio de Panchimalco, San Salvador, afirma que en los últimos días Educación también convocó a los gremios para participar en dos mesas en donde se abordan temas inherentes a la situación educativa, asegura que ahí tampoco les han explicado a profundidad cómo será la forma de trabajar con los niños en las aulas a partir del próximo año.
Molina, actualmente director interino de una institución educativa de San Pedro Perulapán, Cuscatlán, en la que también atiende el segundo grado, externó que entre los datos que conocen es que la primera infancia será tomada hasta los 8 años, lo que abarcaría niños de hasta tercer grado; además, de que en estos primeros grados ya se trabajará por áreas de desarrollo como se hace en Parvularia, pero no se sabe en qué forma se va a dar énfasis a ciertas disciplinas, como Lenguaje y Matemáticas, en las que se tienen serios problemas.
Otras de las dudas rondan en que si cambian la forma de calificar a los alumnos, cómo podrán hacer, por ejemplo, cuando estos requieran ir a estudiar a otros países.
“Yo no estaría en contra de que se hiciera una reforma curricular ordenada, pero consultando (a los profesores), porque acá todos los cambios que han hecho en Educación nunca se nos consulta y nosotros somos los que vivimos la realidad dentro de las aulas, y las personas que han sido encargadas de hacerlo (el currículo, los planes educativos) están fuera de las aulas”.
Profesor Manuel Molina, del Movimiento Magisterial Salvadoreño
¿A la carrera?
Los dos educadores, según externaron, han conocido por distintas fuentes que al interior del Ministerio de Educación (MINED) los técnicos están corriendo para lanzar esos cambios el próximo año.
“A mí me sorprende (esto) porque los cambios (en el campo educativo) no se hacen así.Tres años y medio hemos estado desperdiciados en Educación (…) El temor nuestro es que (el ministerio) tenga todo armado y solo nos están convocando para validar y para decir que nos llamaron, que estamos ahí”, advierte Molina. Una idea que también le ronda al profesor Rodríguez.
Una fuente cercana al MINED, que pidió guardar su identidad por temor a represalias, señala que a los asesores técnicos pedagógicos de la institución les informaron el pasado 27 de agosto, durante una reunión virtual, que en primer ciclo se trabajará por áreas de desarrollo, como por ejemplo la afectiva, así como la cognitiva.
“La verdad parece bien (que se modifique la currícula), el problema es la premura del tiempo, porque para presentarlo para el otro año nos queda solo septiembre, octubre, noviembre, diciembre, entonces, ¿cómo se le va a hacer para presentar al docente todo ese cambio radical también en poco tiempo?”, indicó.
Para el también docente es lógico que sus colegas que día a día laboran en los salones de clase se sientan preocupados, sobre todo aquellos que atienden los primeros grados, que es a donde comenzarán los cambios, porque no saben si el nuevo sistema de evaluación enfatizará más la promoción automática de los estudiantes, algo que se viene dando desde hace muchos años y que a su criterio, al igual que el de la mayoría de educadores, ha afectado la calidad de la enseñanza.
“Un docente de segundo grado me decía: ‘yo tengo niños que no saben leer ni escribir ¿cómo vamos a hacer con los niños ahora (que van a hacer estos cambios)?’"
Profesor del Ministerio de Educación, quien pidió reserva de su nombre
Otras de las inquietudes que tienen los profesores es si los libros que Educación ha desarrollado estos últimos años, atendiendo un anterior cambio de currícula que llevó años desarrollar y con una buena inversión de recursos, seguirán utilizándose o quedarán desfasados, descartados, ejemplo de ello los de ESMATE, ESLENGUA, ESCIENCIAS. Aún falta el texto de Sociales.
Hay algunos educadores que, incluso, se preguntan si la carga horaria en las instituciones educativas públicas también se modificará y si esto se produce cómo afectará a los que, por necesidad económica, trabajan doble turno en distintas instituciones educativas.
Según indican, un cambio a la carrera en lugar de favorecer generaría un impacto negativo, dado que los profesores no lograrán aplicarlos en forma correcta, podría generar frustración y mala calidad en los aprendizajes.
Expectativas
“Hay generalizada, a nivel del magisterio, una preocupación de cómo se va a trabajar el próximo año, porque no hay lineamientos todavía. Tienen que capacitar a la gente. Es una cosa bien titánica para hacerla en cuatro meses”, subrayó el educador.
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Consultado sobre lo que esperarían los docentes sobre la reforma educativa y la reforma curricular, el profesor Daniel Rodríguez, sostiene que lo primero es que se consulte con los docentes, a las gremiales, que esto nazca desde el seno de los centros escolares, que no sea una copia de otro país, que se base en la realidad de los niños y maestros de la escuela pública y de los colegios salvadoreños.
“(Esperaríamos) Que la currícula vaya acompañada con un presupuesto que sea razonable, que de verdad logre los alcances que se tracen, porque de lo contrario, si no está financiado es un proyecto muerto, como ya ha pasado. Imagínese en qué fecha del año estamos y no tenemos presupuestos escolares a estas alturas. Estamos en el noveno. mes y las escuelas están desfinanciadas”, argumenta.
De igual manera, tomando en cuenta las últimas décadas, Rodríguez considera que el nuevo plan educativo, en cuyo contexto se dará la reforma curricular, “no sea un plan melancólico de este gobierno, sino que sea un plan de nación, que esté estipulado para 20 años de aplicación, que lo respete cualquier gobierno o partido político que gane la presidencia de la República”.
El educador es del criterio que el hecho de que no se ha trabajado de cara a un plan educativo de nación, que cada gobierno ha hecho su propio plan, en lugar de causar desarrollo ha provocado un retraso.
Javier Hernández Amaya, presidente de la Asociación de Colegios Privados, señala que la preocupación de las gremiales de profesores ante el anuncio de que la reforma entrará a las aulas en 2023 es comprensible, pero a partir de la experiencia tiene sus dudas de que esto se concrete para el próximo año considerando que el gobierno actual ha anunciado muchas cosas que aún no se han concretado, entre ellos la enseñanza del idioma inglés como asignatura obligatoria.
Hernández subraya que cualquier reforma educativa, cambios en la currícula que toque las puertas del aula tiene que pasar por un proceso de convencimiento de los docentes sobre lo que tiene que hacer y de asumir el compromiso “porque la educación es un proceso sentimental, de mucha voluntad e iniciativa”.