El informe del Banco Mundial “Colapso y Recuperación: Cómo el covid-19 erosionó el capital humano y qué hacer al respecto” concluye que aún es tiempo de disminuir los efectos que la pandemia del Covid-19 y trabajar para aumentar las inversiones en capital humano desde la primera infancia, los niños en etapa escolar y en los jóvenes que se preparan para la vida laboral.
En la etapa escolar recomienda a los gobiernos mantener las escuelas abiertas y aumentar el tiempo de instrucción, así como evaluar el aprendizaje y ajustar la instrucción a los niveles de los estudiantes.
Expertos señalan que en este punto existe un reto muy importante no solo para el Ministerio de Educación, sino también para la sociedad, que debe estar vigilante y demandar de las autoridades acciones concretas.
“El Ministerio de Educación no da señales de trabajar en este sentido. Da la impresión de que se está nuevamente retornando a la escuela sin programas a través de los cuales se evalúe el estado de aprendizaje de los niños y de los adolescentes. El magisterio a nivel nacional ha dicho que esto no se está haciendo”, resalta Mauricio Trejo, Director de Educación Curricular de la UCA.
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Para el experto esto es preocupante, pues, se va a tener una brecha en toda una generación, y las habilidades que no se aprendieron muy difícilmente se van a poder aprender después.
Desde de su punto de vista esto va a impactar en el desempeño de estas generaciones no solamente en términos de desempeño y productividad si no también en términos de como van a afrontar la vida.
Para Óscar Picardo Joao, educador, investigador y director del Instituto de Ciencias, Tecnología e Innovación (ICTI) de la Universidad Francisco Gavidia, bajo este panorama la primera indicación que tuvo que haber dado Educación a los docentes es diagnosticar y medir la brecha de cómo llegan los estudiantes al aula, además de realizar adecuaciones curriculares para intervenir en los vacíos y utilizar técnicas como la educación acelerada, para suplir vacíos.
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“Nada de esto sucedió, inició el año escolar como si nada, de modo tardío o regular en febrero, no hubo diagnósticos de brecha y esto va a tener consecuencias: deserción, repitencia, incomprensión, etcétera”, expone.
“Creo que como ciudadanía debemos asumir un papel de demanda de un juicio crítico hacia el Ministerio de Educación de qué es lo que están haciendo para poder lograr una recuperación de lo que se pudo perder a lo largo de estos tres años”, agrega Trejo. De seguir “como que no pasó nada o no pasa nada”, señala se van a sufrir consecuencias severas en el futuro mediano y a largo plazo.