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Sobrevivientes del ataque de Hamás a Israel: “También pasamos un holocausto”

Una pareja de sobrevivientes del ataque de Hamás al kibutz Kissufim relata su experiencia de los días más intensos de la masacre perpetrada por el grupo terrorista a población civil.

Por Susana Peñate | Dic 16, 2023- 22:52

David y Denise Heiblum pasaron cuatro días dentro de su hogar para sobrevivir durante el ataque de Hamas a Israel. Ahora viajan para contar su historia y hacer un llamado de paz. Video EDH / Steven Anzora.

Salir con vida después de tres días en los que el grupo terrorista Hamás arremetió con bombas, ametrallamientos, incendios, violaciones, descuartizamientos y otras atrocidades contra población civil de los kibutz israelitas cercanos a la franja de Gaza, el pasado 7 de octubre, para David y Denise Heiblum fue un milagro frente las ansias desbordadas de un nuevo exterminio que comparan al que perpetraron los nazis en la Segunda Guerra Mundial y que llevó a la muerte a seis millones de judíos. La tarde del lunes 11 de octubre, David y Denise junto a su perro Dylan fueron los últimos en salir vivos de lo que quedó de su comunidad. Ahora, ellos relatan su historia en exclusiva a El Diario de Hoy.

“Era un evento cruel, con mucha maldad, fue la masacre más dura, fea y horrible desde el Holocausto. Nosotros prácticamente también pasamos un holocausto, porque cuando estábamos allá y nos despedimos uno del otro eran momentos muy difíciles, de entender que puede ser que no vamos a vivir los próximos diez minutos”, dijo David. Por eso lamentan que la gente llegue al punto de defender a los terroristas y olvidar que los israelitas fueron invadidos y  víctimas de atrocidades: 1,400 personas fueron asesinadas y otras 240 fueron secuestradas.

Denise, una maestra panameña,  y David, un agente de ventas de materiales de construcción israelí, se conocieron por redes sociales y están juntos desde hace cinco años. Hacía apenas un mes antes que compraron su casa en el kibutz Kissufim, una de las comunidades situadas a 1.6 kilómetros de la franja de Gaza y que el grupo terrorista Hamás convirtió en su objetivo.

“Llegaron los documentos (de propiedad) unas semanas después. Es una ironía que tanto nos esforzamos por la casa y que no podemos vivir en ella”, dijo David.

Los kibutz son poblaciones donde se comparte en comunidad y en el marco de su fiesta “simjá Torá” tenían la costumbre de hacer cometas (piscuchas) y volarlas frente a la Franja de Gaza como un mensaje de paz. “Nuestra casa está en primera fila frente de Gaza. Vemos a Gaza y Gaza nos ve a nosotros todo el tiempo. Nunca nos hemos sentido el miedo, sí estamos acostumbrados a una realidad que es absurda que nos están tirando misiles”, contó.

Aunque Israel cuenta con el sistema antimisiles, en cada casa hay un cuarto de refugio donde se resguardan al escuchar la alarma. Sin embargo, lo ocurrido el 7 de octubre fue completamente diferente. Al escuchar la refriega de incursión, “nos acercamos a la cocina para cerrar la puerta, yo le decía a Denise: Mira yo voy a agarrar cuchillos porque si llegan a entrar (los terroristas) vamos a hacer algo, vamos a agarrar agua, un balde para el perro para que tenga para tomar y otro balde para necesidades nuestras”, agregó.

Aún contaban con energía eléctrica y conexión a Internet, lo que les ayudó a estar en contacto con vecinos y familiares y enterarse de la crueldad del ataque mientras estaban dentro del refugio.

Días de miedo y angustia

Las imágenes eran increíbles: los mismos terroristas difundieron por redes sociales videos cuando ingresaban a los kibutz, asesinaban a las personas y tomaban a rehenes, no solo de Kissufim, sino también en Kfar Aza y otros lugares.

 “Como a las diez de la mañana  escuchamos que intentan abrir nuestra puerta, a la fuerza ya. Nosotros nos quedamos callados y empecé a rezarle a Dios”, reseñó.

Se dio cuenta de que los cuchillos que tomaron de nada les iban a servir para protegerse. Un vecino le disparó a tres de los terroristas, según le respondió por mensajería. Pero lo peor no había terminado, eran más de 80 terroristas armados que ingresaban a los kibutz y los disparos eran constantes.

“Nos despedimos”

“Hubo un momento triste entre nosotros que ya nos despedimos, porque nos dijimos que no nos iban a llevar de rehenes, que no nos íbamos a ir a Gaza por ninguna manera, que si peleamos, peleamos todos con todo y el perro, nos vamos todos juntos. Si es así nuestro destino, lo aceptamos”, recordó.

Y es que ser rehenes significaba sufrir torturas inimaginables, para David por ser judío y para Denise por ser mujer. Por la tarde se quedaron sin luz eléctrica y sin comunicación. Unas velas y un ventilador de batería mitigaron la opresión del cuarto, al que David describe como una “caja fuerte”.

Pero esa caja tenía otro inconveniente: se abría de ambos lados. Además, la puerta no era blindada y para poder abrirla esperaban que pasara un tanque que hiciera suficiente ruido para mitigar el sonido de la manigueta. Salieron un par de veces para llevar agua y alimento. La tarde del lunes salieron de nuevo y por la ventana del baño escucharon soldados hablando en hebreo.

“Yo esperaba que ellos se acercaran a nuestra casa, abrimos la persiana y la ventana y les decimos que estamos vivos y ellos se sorprendieron, porque ya eran tres días del evento y ellos pensaban que toda la población estaba evacuada”, contó David.

Tenían solo un minuto para salir de la casa, solo con la ropa que tenían puesta y su perro. “Cuando llegamos, toda la gente del kibutz nos aplaudieron, estaban muy felices de vernos que estamos vivos. Después descubrimos que el ejército se equivocó de casa, fueron a casa de nuestro vecino y pensaron que nosotros fuimos secuestrados”, expresó.

David Heiblum y su esposa Denise son sobrevivientes de un ataque armado perpetrado por Hamas. EDH/ Francisco Rubio

Tres días de muerte y destrucción

Mientras eran evacuados del kibutz vieron la magnitud de la invasión. Y es que las personas que estaban en el vecino kibutz Reim no corriendo con mejor suerte. “En el camino vimos caravanas de carros quemados, cientos de carros quemados que al parecer la gente estaba ahí. Los terroristas llegaban y quemaban a la gente que quería salir”, dijo David.

Se enteraron de que 12 personas, miembros de dos familias, murieron quemadas dentro de sus casas, ya que los terroristas arrojaban llantas incendiadas para quemar las viviendas junto con sus ocupantes. Un mes después se informó de otra pareja que murió de la misma forma. Personas de otras nacionalidades que trabajaban en la agricultura también fueron asesinadas.

“Ellos  quemaban a sus víctimas porque para nosotros el entierro es muy importante: para elevar el alma hay que hacer un entierro. Si lo quemas no tienes a qué enterrar”, explicó.

Se añadió la tristeza de darse cuenta de que entre los terroristas hubo personas que trabajaron en la construcción de casas en los kibutz, lo que les dio ventaja para atacar primero sus defensas. “Como ellos (Hamás) prometieron dinero por cada cabeza que iban a traer de secuestrados, entonces ellos sabían dónde vivía el jefe de la seguridad del kibutz. Aparte del jefe hay otra unidad de unos seis, ocho personas del kibutz que tienen armas y protegen también a las casas de ellos, venían a ellos primero para dejar el kibutz sin protección”, dijo David.

Incluso alguna gente civil de Gaza entró a robar a las casas y llevarse personas de rehenes. “Fue algo que nos dolió. ¡Cómo personas que les dimos trabajo, que los vimos en la construcción de día a día, los saludábamos y ellos mismos vinieron con Hamás, eran parte de Hamás!”, lamentó.

Luego se enteraron de que cientos de personas fueron secuestradas, entre ellas una niña que ellos conocían y cuyos padres y hermanos fueron asesinados. “Ella volvió ahora, pero lo importante es que todavía esta viva. Lo segundo es su situación con su mente, lo que ella vivió, ¿quién le va a quitar ese trauma?”, cuestiona Denise.

Llamado a no olvidar

Aún se espera que se liberen unos 130 rehenes que fueron secuestrados, por lo que parte de su mensaje es no olvidarse de ellos ni de las miles de personas que murieron a manos de Hamás. “Lo que más me duele ahorita mismo es que la gente quiera taparse los ojos y defender algo que es terrorismo, y sobre todo las organizaciones mundiales o las personas que digan “free Palestine” no entiendan el qué están defendiendo”, dijo Denise. Tampoco le dan credibilidad a las cifras de muertos por los bombardeos en la franja de Gaza que dan las autoridades controladas por Hamás. “Si uno vive en Israel tú ves cómo ellos graban y hacen toda una escena de que una bomba cayó de repente y lo maquillan con sangre”, denunció.

David comentó que tanto la Autoridad Palestina como Hamás tienen en su agenda matar a judíos y se les recompensa económicamente a quienes lo hagan. “Hamás nos quiere acabar de una vez y la Autoridad Palestina nos quiere acabar de poco a poco”, agregó. No han respetado ni las treguas durante el intercambio de rehenes por palestinos presos.

Enfatizó que constantemente hay atentados contra Israel que no siempre salen a la luz pública, pero   la comunidad internacional presiona más a su país. “Hay mucha hipocresía en ese asunto, ¿dónde están los países musulmanes que los ayuden a ellos como refugiados? Están diciendo ‘pobrecitos los palestinos’, pero no los están evacuando”, comentó.

David y Denise junto a su perro Dylan fueron rescatados al tercer día de los ataques, luego de permanecer encerrados en el cuarto de refugio antimisiles. Foto Cortesía

“¿Hasta cuándo tenemos que ver esta situación? ¿Hasta cuando el pueblo israelí o el judío tiene que vivir dentro de Israel bajo ataques terroristas? Nuestro llamado es un llamado a paz”, dijo Denise.

David y Denise fueron también a Costa Rica, Guatemala y Panamá contando su experiencia. De ahí que su mensaje es por la paz y la esperanza: “El pueblo de Israel vive y existe y es para siempre”.

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