Ricardo Cruz está preocupado porque no sabe como pagará el préstamo por $1,500 que hizo para cultivar en una manzana de terreno que le prestan para sembrar maíz.
Cruz vive en la comunidad Nueva Esperanza, municipio de Conchagua, La Unión, ahí las lluvias de la tormenta Julia arrasaron con su cultivo. Él explica que en cada agujero que hizo metió tres semillas, y las plantas ya habían crecido, pero los vientos le derribaron la mayoría de plantas, por lo que no espera sacar más del 25% de la cosecha.
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“Estamos preocupados porque hemos perdido la inversión que hicimos a través de préstamos, la alimentación de nuestra familia, es triple la preocupación nuestra y esperamos que los técnicos del gobierno nos visiten hagan las inspecciones que nos del algún apoyo”, dice Cruz, de 25 años de edad.
El joven divide su jornada en estudiar séptimo grado en el turno de la tarde y dedicarse a la siembra del maíz por la mañana en el terreno que le prestan a cambio de mantenerlo limpio y con la cerca en buenas condiciones.
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Los $1,500 que le prestaron los uso para compra de insumos como abono y otros fertilizantes, el pago de algunos mozos;y pensaba saldar la deuda dando al prestamista una parte de la cosecha y el resto con dinero en efectivo.
Ahora el joven enfrenta el dilema de cómo pagar la deuda.