Las 124 personas albergadas en el caserío Casa Mota, del cantón El Brazo, San Miguel, requieren de agua para beber, alimentos, atención médica y reparación en la calle principal. La cantidad de agua acumulada en la vía hacia el caserío ha dificultado que las donaciones les lleguen con prontitud. Al inicio de esta semana, al lugar solo vehículos todo terreno o camiones lograban ingresar. Ellos esperan que hoy los niveles del agua bajen.
“Ya se escucha mucha tos por la noche, y no tenemos nada por parte del Ministerio de Salud. La promotora entendemos que por el acceso no ha venido, pero acá tendríamos que tener un médico y una enfermera, o si la Fuerza Armada pudiera traer una brigada médica ya que ellos pueden ingresar con sus vehículos”, dijo Manuel de Jesús Hernández Pérez, encargado del albergue.
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La iglesia El Buen Camino del caserío Casa Mota ha funcionado como albergue cada vez que ha sido necesario. Ante la amenaza de la tormenta Julia, la proyección era de albergar 40 personas, pero ante la magnitud de la inundación la cifra llegó a 124.
“El domingo la alcaldía envió ocho catres con sus colchonetas, pero no fue suficiente. La catástrofe del agua fue grande y esa noche ya estábamos evacuando gente. El lunes la pasamos en ayuno debido al cierre de la carretera por la zona de Santa Fidelia, y el ingreso hasta donde nos encontramos es difícil” explicó Manuel de Jesús Hernández, pastor de la iglesia que funciona como refugio.
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El miércoles el almuerzo para los niños fue huevo picado con tortilla; a esa hora un microbús se encontraba estacionada en el desvió que conduce al caserío y las personas que viajaban ahí esperaban que el nivel del agua disminuyera un poco para ingresar y entregar la ayuda a los albergados. Los habitantes de Casa Mota esperan que en tres días el agua regrese a su cauce natural “si es que no llueve”, pero pasarán varios días para que los habitantes se recuperen de las pérdidas dejadas por la tormenta Julia.