María Pineda viuda de Escalante cumplirá 100 años de vida el 8 de septiembre; su secreto para llegar a esa edad ha sido alimentarse sanamente, trabajar muy duro desde pequeña y, según bromea, tomarse una copa de vino todos los días.
Su nombre es porque su familia ha sido devota a la Virgen María; de hecho, su bisabuela, Jesús Valdivieso, está ligada al inicio de la tradición de los farolitos en su ciudad natal, Concepción de Ataco, en Ahuachapán Centro.
Doña María nacíó el 8 de septiembre, fecha donde la iglesia católica celebra el Nacimiento de la Virgen María.
La bisabuela de la nonagenaria encargó a una persona que viajaba constantemente a Guatemala, una imagen de la Virgen Niña para celebrarla en el pueblo. Dicha imagen, que data de 1886, aún se conserva en la iglesia de la ciudad.
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Doña María es una persona lúcida; recuerda etapas de su niñez, adolescencia y de adulta.
Por ejemplo, cuando era pequeña tenía la responsabilidad de cortar las flores, fruta y verduras que se cultivaban en la casa, que es una estructura centenaria, para que luego otras personas se dedicaran a su comercialización.
También recordó una experiencia que la obligó a vivir durante once años en Costa Rica ya que un grupo armado se introdujo a su hogar, en San Salvador, para robarles varias pertenencias personales, durante el conflicto armado.
Su padre, Víctor Ernesto Pineda Eguizabal, fue alcalde ad honorem en tres periodos; donando su salario para promover la educación en la ciudad.
Además contribuyó a la promoción del turismo en Concepción de Ataco ya que llevó a un artesano de Tenancingo, Cuscatlán, quien confeccionaba sombreros de palma para que le enseñara dicho arte a los habitantes.
También llevó a otros artesanos para que enseñaran a elaborar canastos y petates. Estas fueron las primeras artesanías que se elaboraron en el distrito durante la década de 1950.
“Los años vividos aquí (en su actual vivienda) fueron muy felices porque el pueblo era tranquilo, muy sano, la gente respetaba mucho y se tenía una vida saludable. Aquí no había ni ladrones; las puertas se abrían desde las 6:00 de la mañana, todo permanecía abierto”, recordó doña María.
Su madre y padre tuvieron 12 hijos; siendo ella la tercera. Sin embargo, su progenitor tuvo otros siete hijos con otra pareja. El promedio de vida de su familia ha sido de 86 años de vida.
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Doña María tuvo tres hijos y ha conocido a seis nietos y tres bisnietos.
La nonagenaria, en sus palabras, en general tiene buena salud; únicamente los ‘achaques’ naturales por los años, como el organismo cansado.
La alimentación sana ha sido parte importante en su cuidado; incluyendo como parte indispensable en su dieta, mucha fruta y verduras, y tratando de no ingerir alimentos con demasiada grasa.
“Realmente nunca creía que hubiera llegado a esta edad porque antes fui un poco enferma, padecí mucho de los bronquios; pero Dios no se lo quiere llevar a uno antes y todos tenemos nuestro día, cuando el Señor dice ‘ahora’, ese día es, tal vez impensable. Me admiro de ver, que aunque con dificultad, todavía camino, me movilizo, todavía hago algunas actividades, no estoy solo acostada o sentada; sino que todavía tengo una vida activa. Pero he trabajado mucho”, contó a El Diario de Hoy.