Los restos del pastor Ángel Torres, una de las diez víctimas mortales del vuelco de un bus, serán sepultados este viernes por la mañana en el municipio de Chirilagua, San Miguel, lugar del accidente.
A las otras víctimas se les dará sepultura este viernes por la tarde en los cementerios del cantón El Jagüey, de Conchagua, y en el cantón Condadillo, departamento de La Unión.
De acuerdo con los organizadores, se espera a más de 4,000 personas, entre miembros de las diferentes congregaciones, familiares, amistades y la comunidad en apoyo a las 10 víctimas del accidente de tránsito.
Agregaron que para la primera noche de velación asistieron cerca de 2,500 personas desde los diferentes departamentos de la zona oriental.
Siete de las víctimas son veladas en las instalaciones de la Iglesia Apóstoles y Profetas de El Salvador, filial El Tamarindo, Conchagua; y el resto en las viviendas de sus familias.
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Los ataúdes permanecen en el área del auditorio o sala de reuniones de la iglesia a la que permanecían los feligreses. El lugar es más amplio que el templo; aun así, el espacio no fue lo suficiente para la cantidad de las personas que llegaron, manifestó Evanan Mendoza, presidente del distrito de La Unión.
Al ataúd con los restos del pastor le colocaron una bandera color blanco y verde, con el logo de la iglesia; mientras que al de una estudiante le fue colocada una camisa del centro escolar del cantón El Tamarindo.
Según Mendoza, es impresionante la cantidad de miembros de las diferentes iglesias que los están acompañando, así como personas de las comunidades; para todo han contado con una logística de trabajo y comité de apoyos.
Unas 200 personas preparan los alimentos y otras 200, entre jóvenes y adultos, se encargan de recibir a las personas y de entregar los alimentos, la limpieza y entregar agua.
“Fue una bendición grande de la asistencia porque hubo gente que vino desde San Salvador y la zona paracentral; hemos tenido gran apoyo de personas que nos han donado hasta dos mil tamales, panes y con aportación económica que las asociaciones y pastores nos han dado hemos comprado carnes, pollos y todo lo que se necesita para preparar la comida”, agregó el presidente del distrito de La Unión. Según Mendoza, los gastos suman entre los $10,000 a $12,000 en los primeros dos días de velación.
Iglesias con temor de usar buses
Para trasladarse hasta el cantón El Tamarindo a los actos fúnebres, los miembros de las diferentes iglesias han utilizado microbuses y pick up propiedad de algunos feligreses, o buses que tienen algunas iglesias. Esto por el temor de viajar en los buses particulares luego de la tragedia ocasionada, supuestamente, por fallas mecánicas en el automotor que transportaba a las 62 personas.
“Puedo decir que hemos tenido miedo, incluso no han venido buses a la velación porque se está con un poco de temor de contratar los servicios del transporte público, los hermanos lo han hecho en transporte de los mismos miembros o de algunas iglesias que tienen sus buses”, aseguró Evanan Mendoza, pastor.
“No sabemos qué procedimiento harán las autoridades con el motorista y no queremos que le pase algo porque creo que él no tuvo ninguna intención de dañar a nadie; por eso queremos evitar más tragedias y dolores, el mensaje es para los empresarios del transporte más cuidado y responsabilidad”, indicó Mendoza.
Algunos pastores y miembros de las iglesias piden a los empresarios que revisen los buses antes de entregarlos a los motoristas, y así evitar tragedias.
Además, consideran conseguir su propio medio de transporte para evitar la sobrecarga de pasajeros.
El bus de la ruta 383 en el que iban las víctimas, el cual hace recorrido del cantón El Tamarindo hasta la ciudad de Unión, tenía más de 25 años de uso, dicen los habitantes de las comunidades costeras de Conchagua.
“Son buses antiguos, no son recientes, lo que hacen los dueños es renovarles los asientos y pintarlos para que parezcan que están buenos, pero en estas rutas seguido se les descomponen y a los motoristas les toca andar pasando los pasajeros a otras unidades”, manifestó José Humberto Martínez, lugareño.