De acuerdo con el Servicio Nacional de Estudios Territoriales (SNET), dependencia del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (MARN), “El Salvador se encuentra en una región con un alto índice de actividad sísmica”.
Las principales fuentes generadoras de sismos en el territorio son la cadena volcánica, que forma parte del cinturón de fuego del Pacífico y corre a lo largo del territorio; un sistema de fallas geológicas dentro del territorio salvadoreño y un proceso de subducción entre las placas tectónicas de Cocos y del Caribe, cuyo movimiento relativo origina sismos cercanos a las costas salvadoreñas.
Además de esos tres factores, el SNET también señala que los sismos en el país son provocados por un sistema de fallas geológicas en Guatemala y otra en Honduras.
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En este sentido, los primeros dos factores son los más comunes en el país, son considerados como fallas locales y han sido los que han provocado los sismos más destructivos del país, en 1951, en 1965, en 1986 y en 2001.
Según el ingeniero Mauricio Perla López, en la región que se ubica el país pueden darse dos tipos de sismos: los de subducción, que implican una interacción entre la Placa de Cocos y la Placa del Caribe, y los superficiales o locales, que son conocidos como interplaca.
Son precisamente estos últimos los que más se registran en el país, pues, según el especialista, hay muchas fallas pequeñas dentro del territorio, las cuales están en constante movimiento y generan los movimientos telúricos que los salvadoreños perciben casi a diario.
Con respecto a este tipo de sismos, el experto en estructuras señala que, pese a que por lo general presentan magnitudes menoresa a 6.5, su intensidad en la superficie es muy alta, lo que provoca altas aceleraciones y graves daños, es decir, son más destructivos debido a que se generar en la corteza terrestre.
Aún así, añade que los de subducción también pueden provocar daños, tal como lo fue el ocurrido el 13 de enero de 2021, el cual provocó unas 944 muertes.
En este sentido, Perla también explica que para evitar situaciones como la ocurrida en Turquía en febrero, y que dejó unas 46,000 personas fallecidas, según datos oficiales, “urge una actualización al código sísmico”, lo cual permitiría tener valores de magnitudes y aceleración más precisos que permitirían el diseño y planificación de estructuras más resistentes a este fenómeno.
En los últimos 60 años, El Salvador ha sido sacudido por cinco terremotos que han causado estragos en San Salvador y el interior: en 1965, en 1982, en 1986 y dos en 2001, demás de enjambres sísmicos que han producido daños menores.