Generar una sola imagen con IA, como las de tendencia Studio Ghibli, puede requerir entre 3 y 5 litros de agua, de acuerdo a estudios de la Universidad de California en Riverside y la Universidad de Texas en Arlington, debido a la necesidad en los sistemas de refrigeración.
Pero también hay otras prácticas que las personas realizan a diario, como el lavado de dientes con el grifo abierto, que también representan una afectación en el recurso hídrico, que aunque es renovable, la cantidad para el consumo humano es poca, debido a factores como el cambio climático, su contaminación y el uso desmedido, entre otras causas.
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Por ello, las personas que trabajan en el tema ambiental hacen hincapié en cuidar el líquido ya que, además, no todo el mundo tiene acceso a agua dulce para realizar sus actividades, entre ellas, el consumo y oficios domésticos.
Datos del VII Censo de Población y VI Censo de Vivienda 2024, realizado por el Banco Central de Reserva (BCR) establece que el 44.3% de las viviendas del país son abastecidas de agua por la Administración Nacional de Acueductos y Alcantarillados (ANDA).
Aunque en la memoria de labores 2023, la autónoma indicó que provee agua potable a 168 municipios (hoy distritos) y gestiona el servicio de alcantarillado en 86 municipios “logrando una cobertura global del 76.7% y del 42.8% respectivamente. Ambos servicios incluyen el registro de los operadores descentralizados a nivel nacional”.
Pero Amalia López, de la Alianza Nacional contra la Privatización del Agua, lamentó que a diario se escuchan quejas de la población que no reciben el líquido de la autónoma o el color del agua es de una tonalidad café (como “horchata”).
“En realidad esa seguridad que da la ANDA es relativa y esto generalmente sucede en las poblaciones más populosas. En ese sentido hay que decir que tampoco ANDA es garantía de agua segura”, señaló López en una entrevista de YSUCA.
Los datos del Censo 2024 establecen que el 54.3% de las viviendas salvadoreñas tienen un suministro de agua a través de un servicio comunal, pozo privado, empresa privada, por medio de un vecino cercano, ojo de agua, río o quebrada, cisterna, chorro o pozo público o, incluso, agua lluvia.
“Tanto la gente que va al manantial directamente, como la que saca agua del pozo y la gente que le compra agua a los camiones cisternas, no tienen garantía de buena calidad de agua, esa agua no está tratada. La gente misma que compra agua dice ‘esa agua a los tres días ya está verde’. Es agua que no tiene la calidad necesaria para consumo humano. Con estos datos, lo que nos está diciendo el mismo Censo es que más del 50% de la población en El Salvador tiene inseguridad hídrica y sobre ese 50% el Estado no está asumiendo responsabilidades como el garante que debe ser del derecho al agua y el saneamiento”, señaló López.
Aunque los datos del Censo 2024 establecen que el 44.3% de las viviendas del país son abastecidas de agua por ANDA, cuando se revisan los porcentajes por departamentos, se evidencia que la presencia de la autónoma en algunos de ellos es baja (ver infografía).
En Morazán, por ejemplo, apenas el 6.7% de las viviendas se abastecen a través de ANDA; es decir, 7 de cada 100 viviendas.
La principal fuente es el suministro comunal (50.1%) en ese departamento.
Son las viviendas del departamento de San Salvador las que principalmente son abastecidas por ANDA ya que la cobertura es del 80.2%.
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Aunque dicho abastecimiento es relativo ya que a inicios de abril, tres de los seis equipos de bombeo de la Estación Central que forma parte del Sistema Zona Norte, presentaron daños, afectando a los departamentos de San Salvador y La Libertad.
Dicho sistema abastece de agua potable al 30% de usuarios del Área Metropolitana de San Salvador (AMSS).
Mientras que en otras zonas del país, las alcaldías llevan líquido a las familias ante la falta del servicio.
Eso ocurre, por ejemplo, en la comunidad La Yumbo, cantón Los Tablones, en el distrito de Concepción de Ataco, Ahuachapán Centro.
Poca agua dulce
La Fundación Aquae señala que el 71% de la superficie terrestre está cubierta de agua, que al juntarla se tendría una extensión de 1,386 millones de kilómetros cúbicos.
Pero su distribución es muy desigual ya que el 97,5% del volumen total de agua es salada y solo el 2,5% es agua dulce, es decir la apta para consumo humano o el riego de cultivos.
El agua dulce contiene sales, como el calcio o el magnesio; pero se da en menor medida (entre 0,5 y 3 gramos por litro).
La Asamblea General de las Naciones Unidas reconoció, en julio de 2010, el derecho humano al agua y al saneamiento.
Estableció que cada persona debe de tener acceso a suficiente agua para uso personal y doméstico, es decir, entre 50 y 100 litros de agua por persona al día. La misma debe de ser potable, aceptable y asequible.
Además que el costo del agua no debe superar el 3% de los ingresos familiares, que la fuente, debe estar a menos de 1,000 metros del hogar y el tiempo de recolección no debe exceder los 30 minutos.
Sin embargo, Luis González, de la Unidad Ecológica Salvadoreña (UNES), señaló que El Salvador sufre de una “crisis hídrica” ya que el agua no es suficiente para todos los usos, habiendo comunidades que tienen menos agua para “una vida digna” en cantidad y calidad.
“Ese derecho al agua que habla más o menos de 100 litros por persona al día, 15 metros cúbicos por familia de manera mensual, no se tiene en cantidad, sin siquiera tocar el tema de calidad”, señaló González en el marco de una entrevista sobre las consecuencias de la minería en el país.
Las Naciones Unidas establece que un mejor suministro de agua, saneamiento e higiene, podría prevenir las aproximadamente 400,000 muertes anuales por enfermedades diarreicas en niños menores de 5 años.
Pero lejos de eso, para el 2022, a nivel mundial, 2,200 millones de personas aún carecían de acceso a servicios de agua potable gestionados de forma segura.
Una cantidad similar de personas residen en países con altos estrés hídrico.
“Hay que tomar en cuenta que ya El Salvador tiene un nivel de degradación importante. Ya somos el país con menos acceso al agua, con el agua más contaminada de Centroamérica, estamos en los primeros lugares de los países más deforestados en el continente americano, tenemos crisis porque ya tenemos plomo en Sitio del Niño, toxafeno en San Miguel, agrotóxicos en toda la zona costera-marina del país; es decir, somos un país vulnerable, un país donde el 89% de su territorio es vulnerable y el 95% de su población está en riesgo de sufrir cosas”, señaló González.
1% del agua superficial
El coordinador del programa ambiental de Soberanía Alimentaria y Nutricional del Centro Salvadoreño de Tecnología Apropiada (CESTA), Walter Gómez, explicó a El Diario de Hoy que del bajo porcentaje de agua dulce en el mundo, mucha se encuentra en capas de hielo y en glaciares, que representa el 68%; el 30% es agua subterránea y apenas un 1% es el agua dulce superficial (lagos, ríos, etcétera).
Señaló que en El Salvador, el agua constituye un elemento vital para la supervivencia y un bien fundamental para el desarrollo de diversas actividades económicas, principalmente agrícolas, industriales, pesqueras y turística.
“La problemática del agua en el país no es tanto un asunto de escasez física, sino de su manejo en términos técnicos, organizacionales, institucionales y financieros, ya que hay una total carencia de criterios de sostenibilidad, equidad y eficiencia en la gestión de este recurso. Otro de los problemas que hemos venido dándole seguimiento en los últimos años es el estrés hídrico. A pesar de que en nuestro país llueve más de 1,800 milímetros al año y debería de haber agua para todos, se tienen graves problemas de escasez y de contaminación. Se han disparado las enfermedades gastrointestinales cuyo vector principal viaja por el tipo de agua contaminada que se está tomando”, señaló Gómez.
También explicó que el estrés hídrico se da cuando la demanda de agua es mayor que la cantidad que se dispone en un período determinado de tiempo o cuando se ve restringido el uso por la baja calidad.
En El Salvador, según Gómez, cada habitante tiene disponible 1,752 metros cúbicos al año, lo que demuestra una gran diferencia en comparación con otros países, como Belice, donde la disponibilidad por habitante es de 66,429 metros cúbicos; o Costa Rica, que es de 50,000.
La baja producción que tienen los acuíferos, la contaminación por desechos orgánicos, industriales y agroquímicos; la descarga de aguas residuales, domésticas, hospitalarias a los ríos, afectan la calidad del agua.
“Entonces gran parte de las familias rurales consumen esta agua contaminada”, explicó Gómez.
Un ejemplo de la contaminación que sufre el país de las aguas superficiales se encuentra en el distrito de San Antonio del Monte, en Sonsonate Centro, donde 20,000 personas que no cuentan con un sistema de saneamiento en sus hogares provocan la contaminación del río Los Milagros.
Las aguas servidas de las casas son lanzadas al afluente; pero también hay otros factores que inciden en el problema, como los desechos de algunas granjas, de diferentes animales, y la basura que no tiene el tratamiento adecuado.
Dicha contaminación provocó que el río dejara de ser un atractivo turístico, no sólo para los locales sino también para residentes de otras partes del país.
El 80% de las aguas residuales regresa al ecosistema sin ser tratadas y reutilizadas, de acuerdo a la Fundación Aquae.
“El Salvador está lejos de alcanzar el ODS 2030 (Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030), el número seis, que habla de agua limpia y saneamiento. Con todos los esfuerzos que ha hecho el gobierno, hemos alcanzado este objetivo en un 27%. Y de aquí al 2030 se ve bastante difícil poder hacer grandes avances en este tema. Entonces, también es una deuda pendiente”, señaló el representante del CESTA.
A su criterio, es importante impulsar campañas de reforestación, no permitir la tala de árboles, evitar que se haga un uso irracional del agua y evitar la contaminación a todo nivel, desde la domiciliaria que es lanzar basura a las quebradas y ríos, hasta la contaminación industrial.
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