Construcción del Aeropuerto del Pacífico está detenida

Tras hacer malabares con el ministro de Medio Ambiente y Recursos Naturales, Fernando López Larreynaga, y la Asamblea Legislativa para saltarse leyes y directrices del mismo ministerio, la Comisión Ejecutiva Portuaria Autónoma (CEPA) logró obtener los permisos de construcción para el llamado "Aeropuerto del Pacífico", en el oriente salvadoreño, a pesar del alto impacto ambiental que sufrirá el manglar El Tamarindo, ubicado en La Unión, zona catalogada como de “máxima protección”, por ser un espacio con potencial para convertirse en Área Natural Protegida.

"Este año iniciará la construcción del Aeropuerto del Pacífico", fue el encabezado de una nota publicada el 23 julio del año 2022 en la página de presidencia del gobierno. Según la publicación, el presidente de CEPA, Federico Anliker, afirmó que durante ese 2022 se colocaría la primera piedra de uno de los megaproyectos que fueron parte de la campaña de Nayib Bukele para su primer mandato como presidente de El Salvador.

La misma promesa fue hecha por Anliker el siguiente año durante la AeroExpo 2023. "Próximamente, vamos a poner la primera piedra para la construcción del nuevo Aeropuerto del Pacífico", afirmó el presidente de CEPA.

El 19 de marzo del 2024, Federico Anliker comentó que actualmente han adquirido el 80% de los terrenos agrícolas de la zona donde se tiene prevista la construcción. Estos terrenos pertenecían a agricultores originarios de la zona que llevaban viviendo por varias generaciones en el lugar.

Las promesas
Según los pobladores del caserío El Condadillo y Flor de Mangle, los encargados del proyecto llegaron el año 2021 y los reunieron para avisarles que el gobierno necesitaba el terreno para hacer un megaproyecto que los beneficiaria a todos, por lo que ellos debían de vender sus tierras.

Además del aviso, les prometieron hacer una evaluación del valor de cada terreno para pagárselos, reubicarlos y entregarles a cada uno una "casa digna". Esta promesa tampoco se ha cumplido, ya que al inicio del proyecto era un combo de beneficios, luego les dieron a escoger entre dos opciones. Dinero o reubicación.

La mayoría escogió la opción del dinero, ya que sus terrenos sirven para cultivar y son bastante amplios, por lo que asumieron que obtendrían una buena cantidad, pero al momento de colocar huellas en el documento, ya que muchos no pueden leer ni escribir, les informaron que no había un monto establecido aún, pero que debían de firmar pronto porque, de no hacerlo, las autoridades no se hacían responsables si luego no alcanzaba el presupuesto para pagarles. Muchos firmaron por la presión.

"A la mayoría ya le pagaron, pero da tristeza porque ha sido una estafa", comentó una de las habitantes de El Condadillo. Según expresan los lugareños, les han pagado 8 mil dólares por manzana, mientras que en los caseríos cercanos, cada terreno tiene un precio de 60 mil dólares cada manzana.

El otro drama que se vive es de las familias que escogieron ser reubicadas, ya que hasta la fecha no les han dicho cómo será ese proceso, por lo que algunos optaron por quitar hierros, láminas e incluso el techo de sus hogares para reutilizarlos en un nuevo hogar improvisado. "Acá nos tienen esperando. De un momento a otro nos van a venir a sacar", comentó María, una de las pocas habitantes de El Condadillo que aún sigue en el lugar.

Lo único que les causa un poco de tranquilidad es la ausencia de la maquinaria pesada que había llegado al caserío Flor de Mangle para hacer trabajos de nivelación del terreno. "Vinieron y al poco tiempo se fueron", comentó un habitante del caserío.

En la zona donde se presume que se hará la construcción se encuentran los manglares de El Tamarindo, mayormente intactos a comparación de como se esperaba. Hay ramas cortadas y pocas personas laborando en la zona, pero el daño a nacimientos en el área es notorio, ya que las canaletas que transportaban el agua están secas.

Estudio de impacto ambiental

El manglar El Tamarindo tiene una extensión territorial de 1,619 hectáreas. Dentro de este ecosistema habitan una diversidad de especies, entre ellas: Loro nuca amarilla, catanilca, chocoyo, y garrobo jiote. Todos ejemplares que se encuentran en amenaza y peligro de extinción, y los cuales, según el estudio de impacto ambiental del Ministerio de Medio Ambiente, se verán afectadas de gran manera por el proyecto de la construcción del aeropuerto.

Además de la fauna que ya habita el manglar, también tendrán un impacto las rutas de migración de otras aves, sin contar la destrucción de nacimientos de agua que están ubicados en la zona de construcción del megaproyecto de Nayib Bukele.

El proyecto, según el estudio, presenta los mínimos requisitos para ser aceptado para tener el visto bueno de construcción. Según el MARN, el valor mínimo para que el proyecto sea catalogado como impacto ambiental potencial moderado o alto es de 9 y el aeropuerto del Pacífico presenta un valor de 105.

Esto se debe a que, según el estudio, la construcción atraviesa zonas de relevancia ecosistémica al colindar con el Estero El Tamarindo y otros nacimientos de agua. Además que se identificaron múltiples especies que habitan la zona que serían dañadas y ya se encuentran en amenaza de extinción.

Sin contar que, según los planos, el proyecto presentaría inundaciones por la carga hídrica que presenta la zona y que almacenará y hará uso de materiales de sustancias peligrosas.

Pero, ¿es necesaria la construcción de un nuevo aeropuerto?

Para determinar si El Salvador necesita construir un nuevo aeropuerto, sería necesario realizar un análisis detallado de varios factores, incluyendo el tráfico aéreo, el crecimiento económico y otros aspectos relevantes, tales como:
Tráfico aéreo: Se debería evaluar si los aeropuertos existentes en El Salvador, como el Aeropuerto Internacional de El Salvador en Comalapa, que se dedica más a viajes comerciales que al aeropuerto de Ilopango que hace viajes privados, están experimentando un aumento constante en el tráfico aéreo.

Según CEPA, durante el año 2023, la terminal de Comalapa atendió a 1.1 millones de pasajeros adicionales (un 32 %) respecto a los 3.4 millones registrados en 2022. Esto se debe a que alrededor del 56% de turistas que llegan a El Salvador lo hacen vía aérea, según el ministerio de turismo.

Crecimiento económico: Se debería analizar si el crecimiento económico de El Salvador está generando un aumento sostenido en la actividad aeroportuaria, lo que podría indicar la necesidad de infraestructura adicional.
Esto es difícil de comprobar, ya que el Banco Central de Reserva informa un aumento del 3.5 % durante el 2023, pero bancos internacionales catalogan que El Salvador es el país con menor crecimiento de Centroamérica con 2.3 % tanto en el 2024 como en el 2025.

Conectividad regional e internacional: Se debe considerar si la infraestructura aeroportuaria existente en El Salvador proporciona una conectividad adecuada a nivel regional e internacional para satisfacer las necesidades de los viajeros y del comercio exterior.

Viabilidad financiera y ambiental: Además de la demanda de tráfico aéreo y el crecimiento económico, se debe considerar la viabilidad financiera y los impactos ambientales de construir un nuevo aeropuerto en El Salvador.
En resumen, la necesidad de construir un nuevo aeropuerto en El Salvador dependerá de una evaluación integral de diversos factores, incluyendo el tráfico aéreo, el crecimiento económico y otros aspectos relevantes para determinar si los aeropuertos existentes pueden satisfacer las necesidades actuales y futuras del país.