En la colonia Nueva Esperanza, del distrito de Conchagua en el departamento de La Unión, desde hace más de un mes está suspendido el servicio de agua potable debido a daños en el sistema de bombeo del pozo, situación que afectan a un aproximado de 80 familias y los alumnos que asisten a la escuela de la localidad.
A diario las personas se exponen a ser atropellados por los vehículos al cruzar la carretera para jalar cántaros con agua de un chorro que está ubicado en el monumento Santiago Apóstol; los riesgos se incrementan en la noche porque son las horas en que la mayoría de las personas tienen tiempo para acarrear el agua.
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El distrito les envía una pipa con agua, que tiene capacidad de 7,000 galones, cada ocho días, lo que equivale a dos barriles con agua por cada familia; pero la cantidad asignada no les alcanza para todos los gastos de limpieza y lavado de ropa.
De acuerdo con las personas del lugar, la alcaldía a la cual pertenece el distrito de Conchagua tiene conocimiento del problema desde hace un mes y la única alternativa que les ha dado es que la alcaldía y las familias afectadas compren un nuevo equipo para sustituir el viejo.
Una propuesta que no está al alcance del bolsillo de las familias, cuyos ingresos no son fijos porque trabajan en oficios varios, albañiles, jornaleros y vendedores.
Victoria Gutiérrez, alcaldesa de La Unión Sur, dijo que están en proceso de verificación del problema para determinar qué se necesita hacer para resolver el problema en la colonia Nueva Esperanza.
Karla Bonilla, habitante, dice que todas las noche tiene que hacer fila para llegar los cántaros con agua para beber y temen que por andar jalando agua puedan ser atropellados por los vehículos que a diario transitan por la carretera, “Nos toca que andar comprando las pipas con agua que cuestan $20, y son dos veces por semana para los gastos del hogar, pero para beber tenemos que venir con los cántaros a llenarlos al chorro de la plaza o monumento”, explica.
“La bomba del pozo que nos abastece es que se ha dañado, hasta el momento no nos dan esperanza de que la repararan pronto, pero este problema nos tienen preocupados a todos”, agrega Bonilla.
Ángel Menjivar, otro residente, expone que van para los dos meses de no tener agua porque se dañó la bomba porque al parecer en lo que estaban por sacarla para ponerle los repuestos se reventaron los tubos y la soga con la que la había sujetado y se fue la bomba al fondo del pozo.
“Lo que nos dijeron en la alcaldía de Conchagua es que tenemos que unirnos todos para poder aportar dinero para que la compremos y eso podía ser hasta de $200 por familia, pero aquí no tenemos la capacidad económica porque la mayoría estamos ganando $8 por jornal diaria aunque no son trabajos fijos porque vivimos de jornaleros, albañiles, vendedores y otros oficios”, agrega Menjívar.
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Según Menjívar desde que no tienen el agua domiciliar, cada familia se rebusca con los cántaros y los van a llenar al chorro que está en la plaza pública que está ubicada en el redondel de la carretera, “vamos cargados con los cántaros caminando por las orillas de la carretera en la parte oscura y nos arriesgamos que nos atropelle un carro, nos exponemos por la grave necesidad de tener el agua para tomar”.
Algunos padres de familia manifestaron que la escuelita también es afectada, los alumnos para hacer uso de los servicios sanitarios en ocasiones tienen que ir hasta sus casas que están cercana a la escuela. Y para el aseo de las aulas, al docente le toca llevar el agua en el carro.
“Es dura esta situación y más para los niños que van a estudiar, el profesor les da permiso para que vayan hasta las casas hacer uso de los servicios sanitarios porque en la escuela tampoco hay agua por el mismo problema”, comenta Óscar Maldonado.