Un lugar de tranquilidad, aceptación y libertad, eso es la Casa Rosada: un espacio cultural y seguro para la comunidad LGBTIQ+. Rodeados de plantas, arte, accesorios y ropa, Grace y Kevin, de 25 años, han mantenido a flote este emprendimiento desde hace un año.
Iniciaron apoyándose entre ellos para establecer, juntos, un lugar en donde pudieran recibir proyectos.
Ambos jóvenes son, orgullosamente, parte de la comunidad LGBTIQ+ y muy conscientes de que en el país prácticamente no existen espacios que, durante el día, sirvan para la recreación de personas que se identifican con la comunidad. Por ello, identificaron la necesidad de que la Casa Rosada se convirtiera en ese espacio en donde pudieran sentirse cómodos.
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Para Grace, en el contexto actual, un lugar como la Casa Rosada es necesario y urgente: “La población LGBT, y en general la población, necesitan espacios donde se sientan plenamente seguros de ser y estar, donde puedan tener ayuda psicoterapéutica”, mencionó.
Esta situación motivó la iniciativa de que la Casa Rosada no solo brinde talleres de lectura, arte, jardinería, conversatorios o actividades recreativas, sino también sea un espacio en donde se ofrezca ayuda psicológica a jóvenes que se identifican con la comunidad LGBTIQ+.
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Esta iniciativa, ahora, es respaldada por la embajada de los Estados Unidos en El Salvador. Desde el grupo de Glyfaa, que es una organización de empleados LGBTIQ+ del departamento de Estado, que brindará un fondo de 1,000 dólares a la Casa Rosada para que pueda acoplar un espacio, en dónde actualmente se encuentra una exposición de arte, para poder brindar terapias psicológicas a jóvenes de la comunidad.
“Buscamos la manera de poder usar este fondo para hacer un cambio verdaderamente duradero y significativo para la comunidad LGBTIQ”, afirmó Mar González, representante de Glyfaa. En este contexto, para Mar, poder dar un servicio de salud mental, enfocado en jóvenes, es imprescindible y puede llegar a tener un impacto duradero.
Este fondo consiste en sellar un espacio de ventana para que sea un espacio privado, que no exista filtración de sonido, colocar puertas y adecuar un aire acondicionado que les permita recibir a las personas que quieran acceder a una terapia.