Debido al fuerte oleaje que afecta las costas del país, las playas de Jucuarán, departamento de Usulután, están llenas de piedras, los techos de los ranchos de palma están destruidos, así como las bardas. De acuerdo con lugareños, hay unos cien ranchos dañados.
“Desde el viernes comenzaron las mareas altas, todos los comerciantes que nos mantenemos a la orilla de la playa hemos resultado afectados. Ahora solo estamos reconstruyendo las ramadas, necesitamos hacer nuevas canaletas y el turismo se fue de picada”, dijo German Antonio Rivera, restaurantero de la playa El Espino, del departamento de Usulután.
Los pescadores artesanales también han reducido sus labores mar adentro por precaución.
Más de dos años sin el mantenimiento de las calles en La Unión
Rivera, al igual que los otros comerciantes y pescadores, está preocupado porque sin turistas no hay trabajo, ni ingresos.
Personal de Protección Civil vigila las playas permanentes para prevenir o atender emergencias.
Los comerciantes pidieron el apoyo a la alcaldía de Jucuarán o gobierno central para poder reparar sus negocios, pues necesitan la aprobación del Ministerio de Medio Ambiente para rehacer canaletas para desagüe y otras reparaciones.
“Esperamos que el mar se normalice para continuar nuestra rutina de trabajo y que las autoridades nos apoyen con los permisos, aunque sea para levantar de poco en poco nuevamente nuestras casas con negocios afectados”, agregó el comerciante.