“Nuestros hijos no conocieron la belleza de todos estos ríos. Quizá seamos la última generación que podremos decir que aquí convivimos con nuestros padres momentos muy bonitos”, dice con nostalgia José Ángel Ramos, de 45 años, quien ha pasado toda su vida en su natal Panchimalco y que ha visto cómo el río Cuitapan pasó de ser un río “caudaloso, majestuoso” y lleno de vida, a ser un cuerpo de agua moribundo, plagado de heces, orinas, agua jabonosa, aceite y mucha, mucha basura.
El hoy río zombie Cuitapan nace en Los Planes de Renderos, explica José Ángel, en un sector conocido como El Salón; en su camino se alimenta de otros afluentes en Las Ceibas, El Divisadero, Campamento; también recoge aguas servidas desde La Puerta del Diablo y Quintas Doradas.
José Ángel cuenta que a finales de los 90s, todavía el Cuitapan tenía mucha fauna, con “abundancia de camarón pilero, de camarón blanco, butes, de cangrejas, y de unos peces que los conocemos como chimbolos, también las famosas chollas, unos pecesitos muy típicos del lugar. Aquí venían a anidar gaviotas, había patos nuca verde; había conejos de monte, cotuzas, tacuacines, mapaches”.
Toda esta fauna ha ido disminuyendo cada vez más, mientras el río se ahoga en suciedad.
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El Diario de Hoy pudo verificar el tremendo contraste de las aguas en la zona de la cascada Tancula y Las Cataratas, donde el líquido cae bastante cristalino y hay incluso pequeños bancos de peces y chimbolos, mismos que no se atreven a entrar a las aguas café-amarillentas que caen en sendas cascadas de aguas negras más adelante, que convierten al Cuitapan en un río zombie, un muerto en vida.
“Aquí viene todo tipo de desechos, desde las aguas negras, con heces y orina, aguas jabonosas que se conoce como aguas grises, también personas que tienen talleres y tiran sus aguas acá. Pensamos que desde donde está la caída de aguas negras hacia abajo, el 90% está contaminado”, señala con tristeza José Ángel.
Cuando el río no era la corriente de agua sucia que es hoy, las familias - narra José Ángel- hacían paseos al río para disfrutar de sus famosas posas de El Niño, La Plancha, La Golondrina, zonas que hoy por hoy solo son recipientes de agua que circula cundida en suciedad hacia el mar.
Hacia el mar... las aguas sucias del Cuitapan, que en su camino recogen más agua servida, jabonosa y contaminada por uso de las poblaciones hacia la costa del Océano Pacífico, terminan llegando a Playa Toluca, en La Libertad, a unos 15 kilómetros del punto turístico que la administración Bukele publicita como Surf City, en el malecón del puerto.
Muchos factores han provocado que el Cuitapan sea un río zombie, pero José Ángel remarca que “hace 20 años, todavía Panchimalco no estaba tan poblado, no habían tanta residenciales como hoy en día, no habían tantas lotificaciones, que les han dado permiso indiscriminados sin cumplir los requisitos mínimos para poder ser una lotificación. Las autoridades no le ponen cuidado a eso, ¿por qué? Porque para ellos no es beneficioso, pero para nosotros que somos pobladores originarios de Panchimalco, vemos cómo se ha perdido nuestras cuencas, nuestros ríos, nuestra fauna”.
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José Ángel Ramos Escobar, quien nació en 1944 y siempre ha vivido en Panchimalco, acompaña a su hijo en la visita al río junto a nuestro medio. Machete en mano para abrir brecha, incansable metro a metro, el octagenario cuenta cómo siendo maestro empírico formó varias generaciones en Panchimalco; y narra también que tuvo que escapar a esas lomas y cerros de la zona, para no ser presa de la Guardia Nacional, que por órdenes de ANDA quería detener a pobladores que se oponían a que un nacimiento en el Cuitapan fuera tomado por el Gobierno.
Ese nacimiento, ahora, forma parte del sistema de bombeo de ANDA.
Don José Ángel padre lamenta que el caudal del río haya bajado tanto, y señala que en buena parte esto pasó por la deforestación que se ha dado en los últimos años en las cercanías del Cementerio Municipal de Panchimalco, en un sector donde hay tierras que son propiedad de ANDA pero que fueron tomadas por miembros de pandillas y sus familias, quienes se dedicaron a cortar árboles indiscriminadamente, sin que nadie les pusiera freno.
“(Pandilleros) comenzaron a cortar leña, hasta picachitos tuvieron que traer para mover la leña que sacaban para ir a vender, deforestaron”, dice el adulto mayor.
“¿Qué podemos hacer para evitar esa contaminación, o por lo menos sanear a un 50% este río? Como comunidad, como municipio de Panchimalco, vemos la emergencia para ver de qué manera se cambia cómo hacer con los desechos de aguas negras, ir cambiando, porque tenemos que ir pensando en nuestro futuro”, apunta José Ángel hijo. “Las autoridades han hecho poco o nada”.
Pero los Ramos acaban de enterarse de una noticia que les da esperanza: personal de ANDA les confirmó que, hace unos cuatro meses, hubo visita de un equipo que hizo estudio de suelo y preparó una carpeta técnica, para construir una planta de tratamiento de aguas residuales en el río, un proyecto que entraría como donación del Gobierno de China para El Salvador.