Dos de las cuatro personas que fallecieron en el primer día de diciembre son originarios del departamento de Cabañas. Ambos agricultores, de distintas edades, pero coinciden en la forma en que fueron capturados y que ninguno recibió un tratamiento adecuado a sus múltiples enfermedades. Sus familias piden esclarecer como fallecieron, ya que ninguna institución pública se ha acercado a ellos para explicar por qué uno de los cuerpos presenta cortaduras en sus muñecas, cuello y brazos.
Al acercarse al cantón Rojas en Sensuntepeque, Cabañas y preguntar por Gonzalo Reyes Morales es prepararse a escuchar historias de como ayudó a muchas personas de los alrededores a hacerles viajes al hospital a cualquier hora que fuera necesario, el gran don de servicio que tenía y sobre su lastimosa muerte.
“Era una gran persona. El día del entierro lo acompañaron muchísimas personas” comentó un vecino de la familia de Don Gonzalo.
Gonzalo de 56 años de edad, fue capturado el 9 de agosto del 2023 en su casa, según sus hijas y su esposa, al lugar llegaron alrededor de 11 soldados corriendo y gritando mientras preguntaban por Gonzalo Reyes. Una vez sus enfermedades le permitieron levantarse de cama, fue esposado y llevado por los miembros de la Fuerza Armada a las bartolinas más cercanas, donde estuvo una semana detenido antes de ser llevado al penal de Izalco.
Desde entonces sus hijas comenzaron a ir al penal a dejar paquetes de limpieza, alimentación, pero más que todo de medicinas porque su padre tenía varias enfermedades como insuficiencia renal, presión alta, reumatismo y otros. “En algunas ocasiones las personas le pedían hacer un viaje. Él cargado se subía y bajada del carro porque no lograba mantener la fuerza en sus piernas” comentó una de sus hijas. Ellas en cada ocasión gastaron alrededor de $150 para entregar el paquete completo.
El 30 de noviembre, cuatro meses después de haber sido capturado, recibieron una llamada de centros penales para avisarles que su padre falleció en el hospital Rosales mientras estaba recibiendo diálisis. Las hijas de Gonzalo se preguntan desde cuando estaba en ese tratamiento, porque no les avisaron que se encontraba delicado de salud, desde cuando estaba en ese hospital y si en realidad falleció ahí.
Además, la hija mayor de Reyes Morales expresó sentirse frustrada y traumada al reconocer el cuerpo de su padre, ya que presentaba cortes alrededor de las muñecas, cuello, brazos y pecho. “Mi padre no merecía morir así” dijo una familiar.
Tres días después de la muerte de Gonzalo, la familia recibió una llamada de la abogada pública de la Procuraduría General de la República (PGR) que llevaba el caso para informarles que una jueza había logrado que su padre fuera visitado por un médico cada 15 días para verificar su salud. “Nosotras creemos que hasta este día ella no sabe que ya falleció mi papá” expresó una de las hijas de Reyes.
Salió libre, pero para morir
Jaime Colindres, un agricultor originario de la comunidad San Benito, Cinquera, Cabañas, salió libre del penal de Izalco el 18 de octubre luego de estar detenido arbitrariamente por 16 meses. Luego de un mes y 11 días, falleció en el hospital de Ilobasco debido a complicaciones en su salud.
“Sí, ya salió libre, pero para morir” comentó uno de los vecinos en la comunidad. Algunos habitantes declararon que se sintieron alegres al ver que Jaime regresó, pero que luego se enteraron de su muerte, la cual no fue una sorpresa para muchos por el evidente mal estado físico con el que salió de la cárcel.
Según su madre, Lucia Colindres, su hijo fue capturado el 26 de junio del 2022. Ella se sentía tranquila, que él estaba preso injustamente porque sabía que su hijo era inocente, pero le preocupaba su salud, ya que Jaime padecía insuficiencia renal y temía que eso pudiera afectarlo.
Acudió a la Procuraduría General de lar República para pedir ayuda con el caso. Le asignaron a una defensora pública, la cual los contacto solamente una vez, en el aniversario del arresto de Jaime, para avisar a la familia que ya había obtenido la carta de libertad y que ya podía acercarse al penal para que hicieran los trámites para que lo dejaran en libertad.
Al llegar a la penitenciaria les afirmaron que sí, Jaime Colindres ya contaba con carta de libertad, pero que en el penal llevan otro proceso de investigación, por lo que paso otros cuatro meses más detenido.
Delgado y con ampollas por todo el cuerpo, así lo recuerda Felícito Colindres, tío abuelo de Jaime cuando lo vio por primera vez libre. “En mis 69 años de vida jamás había visto a alguien en ese estado” expresó Felícito. Un día después de salir del penal fue ingresado en el hospital público de Ilobasco donde estuvo hasta el 30 de octubre, pero volvió para ser de nuevo hospitalizado el 21 de noviembre. Jaime murió el primero de diciembre.
Su madre, Lucia, se pregunta qué situaciones habrá vivido su hijo dentro del penal para los médicos le diagnosticaran anemia y neumonía, aparte de los síntomas agravados de su insuficiencia renal. Por el momento, ninguna institución pública se ha acercado a ella.
Otros fallecidos
Además de Jaime Colindres y Gonzalo Reyes, también han fallecido en situaciones similares José Emilio Canizales, de 24 años, quien murió estando en el penal de Quezaltepeque, y Angélica Marina Umaña, de 26 años, dentro del penal de Apanteos. Según informó el Movimiento de Víctimas del Régimen de Excepción (MOVIR), el cuerpo presentaba signos de estrangulación.
El caso más reciente de muerte de un encarcelado bajo el régimen de excepción ocurrió el 6 de diciembre, fue el de Edwin Argumedo Rodríguez, de 45 años, quien fue trasladado de emergencia al Hospital San Juan de Dios de Santa Ana desde el penal de Izalco debido a una hemorragia interna abdominal
La organización Socorro Jurídico Humanitario, que lleva un registro de muertes d personas bajo custodia del estado, la de Edwin Argumedo es la número 213. La mayoría de los fallecidos no tuvieron acceso a un juicio justo y se les inculpó de cargos penales sin una previa investigación.