Desde el pasado 20 de abril, los habitantes del cantón Guarjila, en el municipio y departamento de Chalatenango, viven con el temor de que cualquier madrugada policías y militares lleguen a sus casas para capturar a cualquier miembro de la familia, como ha sucedido ya en más de 25 casos, aproximadamente.
Según cálculos de los mismos pobladores, solamente en una quinta parte de las capturas podría haber motivos para los arrestos, pues son personas que han estado vinculadas a la venta al menudeo de droga a los jóvenes del mismo cantón.
En 20 de los casos, los lugareños consideran que podría tratarse de capturas arbitrarias, sin justificación, tan solo porque alguien estaría beneficiándose con la recompensa que el gobierno ha ofrecido por ayudar a capturar a miembros de pandillas a través del teléfono 123.
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Saber que hay alguien que está recurriendo a la calumnia para ganarse unos dólares tras denunciar a sus vecinos y la forma en que la policía ha ejecutado las capturas, ha generado temor entre los habitantes de Guarjila, quienes temen ser los próximos.
Por eso quienes aún no han sido afectados por la captura de algún familiar, prefieren hablar desde el anonimato, excepto el sacerdote que oficia misas en esa localidad Luis Enrique Castillo.
Castillo considera que la situación es grave y por eso entiende el temor de la población a hablar abiertamente de los casos. Él invitó a las autoridades a investigar antes de realizar las capturas o, bien, a agilizar las investigaciones para poner en libertad a aquellas personas que no tienen cuentas pendientes con la justicia.
Eso ayudaría a evitar el daño que a muchas personas les están causando, tanto en lo emocional como en lo económico. Varios de los capturados han dejado abandonados sus cultivos o muchos jóvenes han tenido que abandonar sus estudios universitarios, los que cursaban gracias a becas de algunas instituciones gubernamentales u oenegés, según refieren familias de los capturados.
Muchos enfermos
Tras las capturas que realizan las autoridades de manera arbitraria, según vecinos y familiares de los detenidos, hay unos que están siendo afectados no solo en lo emocional o económico, sino también en la salud, pues varios están enfermos.
Uno de esos casos es el de Manuel Valle Robles, de 20 años, quien fue capturado el 20 de abril, tras recibir una llamada de un pariente mediante la cuál le pidió que fuera a ver un pequeño terreno que le habían dejado en herencia.
Manuel estaba trabajando como ayudante de albañil. Fue a la hora del almuerzo cuando uno de sus tíos le insistió en que fuera a ver el terreno, porque ya el abogado lo estaba esperando. Aparentemente, eso solo fue una trampa. Allí lo capturaron.
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Manuel se fue sin almorzar, emocionado porque en ese terreno haría una casita para él y su madre ¡Por fin dejarían de andar alquilando! Aparentemente, eso solo fue una trampa de parte del tío, un ex soldado, porque en cuanto llegó al lugar donde había sido citado, ya lo estaban esperando para capturarlo, afirman vecinos.
Desde su infancia Manuel tiene leucemia y es paciente renal, según comentó Consuelo Robles, su madre, quien narró una serie de acciones hacia ella y su hijo capturado de parte de elementos policiales.
Una de esas acciones fue la de un policía que le reprochó que Manuel anduviera con el pelo un poco largo. Según Consuelo, el policía ignora que su hijo se deja crecer el cabello para disimular la falta de este en algunas partes debido a que por la leucemia se le cae.
Manuel va por cuatro meses de estar preso. Lo tienen en Mariona. Consuelo ignora si le han proporcionado las pastillas de sulfato ferroso que necesita… o si le han facilitado inhalador en spray, algo que también necesita porque también padece de asma.
Paciente psiquiátrico
Uno de los más recientes capturados es William Armando Benítez Rivera, de 30 años, quien fue capturado junto a su padre, Jesús Abel Benítez, de 50 años, en la madrugada del pasado 26 de julio, en el sector conocido como La Carpintería, según comentó Clementina Rivera, la madre.
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William es un paciente psiquiátrico desde principios de este año, según comentó Clementina. La mujer añadió que su hijo necesita tomar dos pastillas diariamente (Psicodol) e inyectarse cada mes una dosis de Flufenazina, ambas medicinas le han sido recetadas en el Hospital Psiquiátrico, donde está bajo control por sufrir depresión y alucinaciones.
Clementina afirma que la madrugada que lo capturaron, William estaba bajo los efectos de tales medicinas. Los policías solo dijeron que tenían órdenes de captura contra William y Jesús, sin embargo, cuando Clementina y otros familiares pidieron que las mostraran se hicieron los desentendido.
“Como madre le digo, uno no entiende lo que este gobierno está haciendo. Están capturando inocentes sin ponerse a pensar que quedan hijos en abandono”, dijo Clementina quien ha asumido las tareas agrícolas que realizaban su esposo e hijo.