Edificios emblemáticos como el Telégrafo, con valor histórico, cultural y arquitectónico, pueden ser ahora contemplados de arriba a abajo y podrán ser estudiados y conservados como parte del patrimonio de la ciudad de San Salvador y de sus habitantes.
Así lo deja entrever el arquitecto Víctor Manuel Rivas, de la Universidad Tecnológica. Junta a él, El Diario de Hoy hizo un recorrido virtual a través de las imágenes de edificios que es posible observar detenidamente a lo largo de la calle Rubén Darío, luego que cientos de puestos informales fueran desmantelados por orden de la alcaldía de San Salvador.
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El recorrido de cualquier peatón puede iniciar a un costado del Palacio Nacional. El edificio construido en 1903, era conocido por los capitalino como El palacio del café;pues, como recordó Rivas, fue levantado con el dinero que el Estado salvadoreño percibía con los impuestos que pagaba un próspero sector cafetalero a inicios del siglo XX. Este palacio fue diseñado por José Emilio Alcaine y levantado bajo dirección de Pascasio González Erazo.
Al avanzar en dirección al Hula-Hula, el peatón se encuentra con el edificio Antonio Bou, fruto del diseño del arquitecto Filipo Brutus Targa Dubois y construido entre 1923 y 1927.
El edificio de estilo art nouveau es una evidencia de que El Salvador cuenta y contó con edificaciones que seguían las tendencias imperantes en Europa para aquel entonces. Dentro de este funcionó una ferretería y, en los años 90, un restaurante de comida rápida.
A la par del edificio Antonio Bou se levanta el Telégrafo. El arquitecto Rivas explica que este fue construido alrededor de 1936, en el período del presidente Maximiliano Hernández Martínez. “Este edificio se podría catalogar como ecléctico... Una mezcla de varios estilos”, como el Art Deco y el Románico, que cuenta con elementos decorativos de distintos materiales, como concreto, ladrillo y vidrio.
Rivas recordó que este edificio tuvo un valor urbano, pues ahí acudían los capitalinos a enviar telegramas y a hacer llamadas telefónicas de larga distancia, cuando aún no existían ni se habían popularizado el uso de las redes sociales y los teléfonos celulares.
“Este es otro de los edificios cuyo primer nivel estaba oculto por todas las ventas y del que ahora es posible hacer una valoración estética integral de su estilo ecléctico”, valoró Rivas.
Al abandonar el Telégrafo y avanzar rumbo a parque Bolívar el peatón se encuentra con la Plaza Centro, donde en los años 70 e inicios de los 80 funcionó Simán Centro. El arquitecto Rivas destacó el uso de concreto y vidrio en este edificio; cuya fachada del primer nivel destacaba por las vitrinas desde las que los transeúntes podía contemplar el interior del almacén de departamentos. “Destacaba también el uso de las primeras escaleras mecánicas, así como las que tenía la Biblioteca Nacional”, recordó Rivas.
El arquitecto considera que el desmantelamiento de los locales informales, que impedían contemplar las primeras plantas de estos y otros edificios sobre la calle Rubén Darío, permitirá llevar a cabo investigaciones más detalladas sobre las característica arquitectónicas de estos y su valor histórico y cultural.