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60 años del Hospedaje Rex llegaron a su fin

El alojamiento que está instalado en el Centro de San Salvador, cerca del mercado Ex Cuartel, cerró sus puertas tras seis décadas por decisión de sus propietarios tras presiones de APLAN de remodelarlo, cerrarlo o venderlo.

Por Emerson Del Cid | Dic 30, 2024- 11:35

El mítico letrero del Hospedaje Rex ahora en el suelo, luego de que Danilo optara por cerrar el negocio. Foto EDH/Emerson Del Cid

El Hospedaje Rex, ubicado en las inmediaciones del Centro Histórico de San Salvador, ha sido testigo de la transformación de la capital durante sesenta años, luego de gobiernos con mandatarios militares, la guerra civil de la década de los ochenta, la época de acuerdos de paz y posguerra, dolarización, terremotos y más sucesos.

“Don Rex”, como es popularmente conocido en su entorno Danilo Martínez, es el propietario del inmueble y quien administraba el negocio junto a su esposa, Gloria Alicia Escobar. Decidieron cerrar el negocio para tener más tranquilidad en sus vidas personales, sin la responsabilidad de administrar el alojamiento.

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Esta casa de huéspedes la inició en 1964 su madre, Rosa Lidia Martínez, cuando emigró junto a sus hijos desde Chalchuapa en busca de una mejor oportunidad de vida e ingresos económicos en San Salvador. En este lugar, ella comenzó a arrendar el inmueble para instalar el alojamiento y, con el paso del tiempo, tuvo la oportunidad de comprarlo por 55 mil colones, que en dólares se traduciría en poco más de seis mil dólares.

Hospedaje Rex, centro historico de San Salvador
La fachada del antiguo hospedaje fue pintada por el mismo Danilo, o como era conocido "Don Rex". Foto EDH/Emerson Del Cid

El 17 de noviembre cumplió 60 años desde su fundación. Cuando el Colón era la moneda de curso legal en El Salvador, cobraban dos colones por unas 4 horas y por la noche 5 y 6 colones, dependiendo del número de personas. En dólares estadounidenses, esas cantidades equivalen a entre 23 y 69 centavos en la actualidad.

Antes de dar de baja el negocio, cobraban seis dólares estadounidenses para poder pasar la noche en el hospedaje.

En su juventud, Danilo Martínez fue miembro de la fuerza armada en la guerra salvadoreña desde 1982. Fue enlistado en el ejército cuando se dirigía hacia Chalchuapa, su pueblo natal, con los argumentos que por su complexión física serviría para la guerra. Después de su servicio militar, en 1984 emigró hacia los Estados Unidos, donde fue policía en Los Ángeles. Durante 27 años residió en Estados Unidos y en 2008 regresó porque su madre, Rosa Lidia, tenía un estado delicado de salud, debido al padecimiento de cáncer en el colon.

“Ella quería morir como una reina en su propiedad. No en el hospital”, cuenta Martínez de su madre, cuando estaba ingresada en el Hospital Zacamil. Martínez recuerda a su madre como el principal motor de su vida y alma del hospedaje.

La cama donde murió la madre de Danilo ahora es un altar en honor a ella y los demás familiares que la recuerdan con cariño. Foto EDH/Emerson Del Cid

El alojamiento tiene 20 cuartos, pero 16 de estos son ocupados por familiares y amigos, y solo cuatro disponibles para hospedarse. “Poco a poco quería ir desapareciendo el negocio, queremos descansar y llevar una vida más tranquila”, comparte Danilo.

Los hospedajes son de trabajarlos las 24 horas, asegura Don Rex, por la atención a los inquilinos y las óptimas condiciones que debe tener el lugar. “Estoy dormido, tocan y hay que abrir. A cada rato, es muy estresante”.

En junio de este año, Danilo fue comunicado por la Autoridad de Planificación del Centro Histórico (APLAN) que su hospedaje está en el perímetro del Centro Histórico y que, por los cambios que está impulsando el gobierno en la capital, debía hacer una renovación en la fachada y estructura del alojamiento, cerrar el negocio o venderlo. Esto generó en él sufrir crisis nerviosas, de ansiedad y depresión a causa de las presiones.

“Estuve en el Hospital Molina de Soyapango, para que hablara con un psicólogo y me dieran un tratamiento porque había caído en depresión, psicosis, ansiedad. Me acosaban mucho para que tomara una decisión”, explica Martínez, quien aún se encuentra tomando medicamentos como parte de su rehabilitación.

Danilo asegura que desde hace años pudo remodelar su hospedaje, pero siempre quiso mantener intacta la estructura y distribución original que dejó su madre y él vio desde su infancia en el lugar. Cuando APLAN le insistía en una decisión, afectó mucho su salud mental.

“Como yo vine a esta casa, así quiero que esté y cuando muera así quiero que termine. No quiero lucrarme de este lugar, quiero disfrutarlo”, reflexiona.

Hospedaje Rex, centro historico de San Salvador
Danilo continúa su rehabilitación por las crisis psicológicas que tuvo en su dilema de qué decisión tomar para el futuro del hospedaje. Foto EDH/Emerson Del Cid

El interior del Hospedaje Rex es una mezcla de estructuras. La mayoría del inmueble aún conserva vigas y piezas de madera cubiertas con láminas troqueladas. Unos cuartos fueron afectados por el terremoto de 1986, por lo que fueron reconstruidos con bloques de cemento.

Al caminar entre los pasillos del alojamiento se encuentran pinturas hechas por el mismo Danilo, pues es uno de sus pasatiempos favoritos.

La compañía de Danilo tras la muerte de su madre y momentos difíciles, como cuando tomó la decisión de cerrar el hospedaje son sus cinco perros de diferentes edades, tamaños y caracteres. Y por supuesto su esposa, Gloria Alicia Escobar. Él es estéril, por lo que no pudo hacer su familia tradicional como lo hubiese deseado.

Dar de baja el hospedaje implica ya no rentar ninguno de los cuartos que posee. Actualmente quienes viven con él y su esposa no son inquilinos, porque no pagan alquiler por su estancia, sino que, simplemente, son compañeros de vivienda. 

“Ellos son familiares y amigos. Los amigos los recogimos durante la pandemia porque no tenían dónde vivir. Si puedo dar los cuartos sin cobrar, ahí están. Para que no estén solos y hay gente que tiene necesidad”, explica. Los familiares son de confianza, también se les ha dificultado acceder a una vivienda tradicional y encontraron refugio en el hospedaje Rex.

Con esta decisión, Danilo comenzará a disminuir en sus gastos en energía eléctrica, agua e impuestos porque ahora serán cobros de tipo residencial y ya no comercial. “Yo pago el doble o el triple de una casa, son muy elevados”, explica.

Ahora, Danilo asegura encontrarse más tranquilo con su decisión. Tendrá menos gastos de servicios básicos, menos estrés por la responsabilidad de administrar el negocio y con la seguridad de mantener el hogar que ha visto toda su vida, a pesar del paso del tiempo y los cambios en el entorno de la capital.

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