Sobre la 16ª avenida norte del centro de San Salvador, un emprendimiento particular se destaca. Telas nuevas recién confeccionadas contrastan con viejos y rotos colchones, piezas de madera, patas de cama y resortes que habitan las habitaciones del edificio.
Son casas de puertas abiertas que, en su momento, estuvieron destinadas a servir como recintos habitacionales de un mesón. Hoy, se encuentran ataviadas con colchones en posición vertical, esperando ser renovados o bien, volver a la vida para acompañar el descanso de alguien que no puede o no quiere pagar el precio de un colchón nuevo. En el patio central se encuentra William Turcios, con una aguja capotera en mano, clavando su mirada en cada puntada que combina con precisión para no perder el patrón de costura de un colchón grande con tonos antiguos. Esta es la última elaboración de este joven, quien, mientras restaura esta cama, ya ha recibido otras tres para reutilizar.
Turcios es el propietario del negocio llamado "Camas y Colchonería Bendición de Dios". A su cargo, hay un grupo de personas que dominan todos los oficios necesarios para elaborar una cama. "Aquí todos hacemos de todo: carpintería, colchonería, el corte de los resortes y la costura", comenta.
Estos emprendedores reciben camas y colchones que la gente desecha, los compran a un precio razonable, rescatan las estructuras metálicas con sus resortes y los marcos de madera, para luego rellenarlos con espuma y tapicería nueva.
"Todo está hecho con buen material, limpio y nuevo. Algunos componentes reutilizables se revisan y se vuelven a usar, siempre que no tengan mal olor y no estén manchados", comenta Turcios, mientras rebana espuma con un machete que en breve utilizará.
En un apartamento anexo, el característico sonido del motor de una máquina de coser se combina con los ladridos graves de una pequeña manada de cachorros. Además, el atrayente olor de una sopa al fuego envuelve el lugar. Es la casa de Patricia Guadalupe, esposa de William, cuya sala es también su taller de costura. Ella se encarga de elaborar los forros que envuelven las renovadas camas.
"Se pueden hacer de diferentes telas y al gusto del cliente: para niños, adultos, con materiales antialérgicos, lo que pidan. También se hacen camitas para perritos y gatitos", comenta Patricia, mientras "Odie", su perrito consentido, se interpone en la conversación, se sube a la mesa de trabajo y parece sonreír a la cámara mientras llama la atención con sus diversas poses.
Ya sobre la calle Delgado, al rodear la cuadra, Katherine Ramírez comparte su espacio laboral con Alfredo Zelaya. Los jóvenes mantienen la concentración mientras afinan los detalles de dos camas. Alrededor, varios colchones prácticamente parecen nuevos, con su horizontalidad recuperada, no hundidos por el uso, apilados en sendas torres esperando ser comercializados en la sala de ventas.
Según Turcios, los precios tienen una evidente diferencia con respecto a las camas de marca. "La de un metro cuesta $60, la de 1.20 m vale $75, la de 1.40 m vale $90 y la de 1.60 m $115. La de 2x2 m se fabrica solo por encargo y cuesta $170", detalla.
William Turcios no deja de estar atento a su negocio, que lo mantiene ocupado comprando colchones viejos, atendiendo llamadas y a los clientes que llegan a cotizar. Despacha alguna cama y se despide, mientras pone a disposición su número telefónico para cualquier encargo o consulta: 7930-2360. Camas y Colchonería Bendición de Dios, sobre la 16ª avenida norte y calle Delgado del centro de San Salvador