La finca El Guarumal, ubicada al poniente de las Urbanizaciones Villa Lourdes, Campos Verdes y al sur de Nuevo Lourdes, en el municipio de Lourdes, departamento de La Libertad, ha sido visitada por policías y fiscales en reiteradas ocasiones durante una decada, para investigar y retirar cuerpos de personas que fueron desaparecidas y asesinadas por miembros de pandillas.
Los recientes descubrimientos oficiales se conocen por la última visita del ministro de Justicia y Seguridad, Gustavo Villatoro, que ocurrió en octubre del año 2021, cuando se habían encontrado tres cuerpos en una tumba. Pero según una fuente policial que no quiso identificarse, fueron alrededor de cinco las osamentas localizadas en el lugar.
Esto no es algo nuevo. En el 2013 encontraron alrededor de 28 cuerpos enterrados a lo largo de la finca, tres años luego localizaron más personas de la misma forma, esta vez se presumía que eran seis cadáveres. Las identidades de estas personas no fueron esclarecidas como las anteriores, ya que las autoridades solamente llegaban a retirar las osamentas, las llevaban a Medicina Legal y ahí quedaba todo rastro de las víctimas.
El Guarumal logró tal popularidad de cementerio clandestino que personas particulares que tenían a algún pariente desaparecido, llegaban al sitio para preguntar por su familiar. Un ejemplo de esto es el caso de Edith Menjívar, de 57 años, quien con una pequeña fotografía de su hijo de 24 años merodeaba la zona en búsqueda de sus restos. Encontró alrededor de seis cuerpos pero no el de su pariente.
El Diario de Hoy dio cobertura durante esos años a los hallazgos. Ahora ya no se están haciendo excavaciones y de las últimas solo quedan los hoyos en el suelo, que se están empezando a quedar borrados por la naturaleza. En general, el lugar luce similar como hace dos años. Algunos de los grafitis de la pandilla 18 han sido borrados con pintura, otros han sido rasgados en las paredes. El silencio en los alrededores es notorio. Cada tanto pasan algunos lugareños por la zona de los descubrimientos, pero van intentando caminar lo más rápido que pueden.
El régimen se excepción ha traído un alivio a los lugareños que fueron testigos de la violencia y crueldad de las pandillas por tantos años.
Al preguntarles por el cementerio clandestino, lugar que pasan por ser su camino diario a sus trabajos, se paralizan por unos segundos, como si en su mente intentaran no recordar todos los sucesos que ocurrieron entre las cosechas de maíz y frijol.
Algunos de los lugareños comentan haber visto el levantamiento de múltiples cuerpos. “A lo largo del camino se lograban ver un montón de hoyos que hizo la policía”, explicó Juan, residente del lugar desde su infancia.
Dos de las osamentas pertenecían a Diego Sabrían y Wilmer Escalante, de 22 y 24 años de edad, quienes trabajaban como repartidores de una empresa de comida rápida, los demás cuerpos no fueron identificados por las autoridades.
Intentando olvidar el pasado
“Yo paso lo más rápido posible por este camino porque me da miedo”, comentó Leticia, una lugareña de la finca el Guarumal. Ella explica que en años anteriores la situación era muy distinta a la actual debido a la delincuencia, pero que aún así la zona le genera sentimientos negativos. En tanto, Juan mostró la zona donde la policía y fiscalía hacían los últimos levantamientos de tumbas“. Ahora el monte ha crecido, pero aun así se logran ver los hoyos que dejaron los policías antes de irse” agregó.
En medio de un campo abierto se logra ver un área donde no han crecido en su totalidad las plantas. “En esta área encontraron unos cuerpos”, señaló Juan sin querer acercarse mucho al espacio.
Los demás cuerpos fueron encontrados al fondo, casi limite del terreno de la finca El Guarumal. En esa área la mayoría de sus habitantes prefieren no acercarse, ya sea por temor o para no recordar todo lo que han vivido durante más de una década.
Según los lugareños y múltiples informes policiales creados a lo largo de casi 10 años, la zona era totalmente controlada por la pandilla 18 y los matorrales eran usados para esconder cuerpos y “brincar” a nuevos miembros. Ahora las personas comentan sentirse más tranquilas con respecto a la pandilla. Actualmente el lugar se encuentra custodiado desde el mediodía hasta la noche por agentes de la Policía Nacional Civil (PNC).
“Damos gracias a Dios que actualmente está más tranquilo. Podemos sacar al ganado e ir a trabajar sin miedo a que nos pase algo o nos roben”, comentó otro lugareño quien no quiso ser identificado . Ellos esperan que la paz que tienen actualmente se logre mantener y que el pasado que vivieron no solo ellos, sino también las personas que viven en los alrededores sea olvidado para no ser estigmatizados como habitantes de una zona peligrosa.