Naomi Solano, Alicia Nolasco y Mónica Vega son tres niñas que sueñan con ser parte de la historia en la ciencia salvadoreña y romper con los esquemas que hacen pensar que esta rama es solo para los hombres.
Ellas son parte de “Steam for Girls”, un proyecto que fue lanzado ayer por la Fundación Salvador del Mundo (FUSALMO), ejecutado con el apoyo financiero de la Embajada de Nueva Zelanda en México y que busca motivar a niñas y adolescentes a incursionar en la ciencia.
Steam for Girls esta dirigido para orientar a chicas entre las edades de 13 a 18 años, que se encuentren motivadas por las carreras universitarias relacionadas al mundo científico, tecnología, ingeniería, arte y matemática.
Para Naomi, la experiencia en Steam a sido satisfactoria, ya que el proyecto le demostró que ella puede lograr lo que se proponga.
La disciplina en el programa la llevó a concursar, junto con otros cinco jóvenes, en la Competencia Mundial de Tecnología, en octubre del año pasado en Suiza. Recibieron un reconocimiento por ser el único país en llevar dos robots.
“La vida me demostró que si una le pone empeño (a sus sueños), se esfuerza y se dedica, puede lograr los sueños y las metas”, comenta Naomi con alegría.
Esta idea también la comparte Mónica que, con 18 años y en su tercer año de bachillerato, se aventuró a estudiar un técnico en electromecánica. Ella es una de cuatro niñas que están en esta área y el resto son solo chicos. Hace énfasis en que “fue intimidante”.
“Al principio pensaba que el área de mecánica era un trabajo de hombres y me pregunté: ¿Será que lo puedo hacer yo? Ahora, con la experiencia que tengo, pienso que las mujeres podemos hacerlo”, dice.
Alicia, por su parte, sueña en grande a sus 11 años. Está en Quinto grado y su inquietud por participar en este proyecto es para poder crear videojuegos que entretengan de una forma sana.
Durante los próximos meses, las participantes fortalecerán sus conocimientos en diversas ramas de la industria científica mediante clubes de electrónica, robótica, genética y programación, en la que obtendrán una certificación en el lenguaje de programación Python, avalada por ITS (Information Technology Specialist), un sello que valida su aprendizaje.
Ellas aspiran a ser las mejores en sus ramas, llegar a la universidad y seguir estudiando para ayudar a su país e inspirar a otras mujeres.