A las 11 de la mañana, desde la Plaza Divino Salvador del Mundo, un grupo de 15 familiares de migrantes fallecidos o desaparecidos emprendió su camino hacia Guatemala. El domingo 1 de mayo arriban a México. La organización de los permisos de ingreso a Guatemala y México estuvo a cargo de COFAMIDE, una organización fundada en 2006.
Unos viajan con el objetivo de conseguir más información sobre su familiar desaparecido desde que este partió de su hogar en busca de un mejor futuro. “En algún momento salieron de nuestro país con un sueño, y hasta el momento nosotros tenemos una pesadilla que nunca termina”, aseguró Anita Zelaya, cuyo hijo migró en 2002 y desde entonces sigue buscándolo.
“Las madres de COFAMIDE no celebramos fechas especiales. Lo único que nosotros queremos es a nuestros hijos”. Esa fue una de las razones que Zelaya expuso a las 10 de la mañana a la sombra de los árboles del monumento histórico de la ciudad capitalina.
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Zelaya indicó que para las madres de la caravana centroamericana aún se vive una pandemia de desapariciones y por ello este año, la caravana proclama el lema “Nunca nos hemos ido”, porque los dos años anteriores a 2022 no pudieron continuar con su búsqueda.
Otros, como Juan e Irene, tienen la esperanza de encontrar y liberar a su hijo René de la prisión mexicana.
La familia Bolaños García se integró a la caravana centroamericana de familiares y organizaciones de países del triángulo norte que se dirigen a México, el último lugar desde donde obtuvieron alguna información de sus desaparecidos.
René partió ilegalmente de El Salvador hacia Estados Unidos y luego de no saber de su paradero por más de 6 meses, su familia logró enterarse de su detención por cargos de migración ilegal y reclaman que la justicia mexicana le agregó el cargo de tráfico de personas. Hasta ahora, René está cerca de cumplir 10 años de permanecer en detención y su familia no ha conseguido el apoyo de gobiernos anteriores ni del actual.
Irene asegura que en 2019 envió una carta a Nayib Bukele para que ayudara a su hijo en la situación que enfrenta en México y que logre interceder ante la cancillería mexicana para que la justicia del país del norte considere las pruebas de descargo que durante años la familia ha reunido.
“Le envié una carta al presidente para que la leyera y le diera oportunidad a mi caso. (...) Incluso mandé un paquete de cartas que mi hijo envió, de la 1 a la 10. No sé si le habrán entregado a él o no la leyeron. No sé. Pero me quedé esperando respuesta, ese apoyo como gobierno”, dijo Irene. Ella asegura que su hijo huyó de las pandillas por amenazas de muerte y extorsiones, con 20 años de edad, desde Usulután. Otra de sus esperanzas de respuesta es que recuerda que el día que envió sus cartas a la presidencia fue el mismo día que nació la hija del presidente. Por ello, Irene ha esperado una reacción de empatía y colaboración hacia el caso en el que su familia se empeña en demostrar la inocencia de su hijo.
“Nosotros le pedimos al gobierno que se comunique con el presidente de México y que tome cartas sobre el asunto que es mi hijo” solicitó Irene. Irene y Juan llevan las cartas de su hija para que su hermano René Alonso Bolaños García las lea en la prisión en el estado de Chiapas, a donde fue trasladado hace más de un año.
El comunicado entregado por el comité a los medios de comunicación pide que el gobierno de México y El Salvador ejecute acciones reales respecto a “Salvar vidas y emprender iniciativas internacionales coordinadas sobre los migrantes desaparecidos”, en cumplimento de los compromisos del Pacto Mundial (Marrakech, 2018) para una Migración Segura, Ordenada y Regular.