El pasado 12 de julio, Sandra salió desde Ilobasco hasta San Salvador con la esperanza de dar a conocer la historia de su hijo, Douglas Hernández, quien según ella fue capturado arbitrariamente, en los primeros días del régimen de excepción, el 5 de abril. Su objetivo era llegar a una concentración de familiares en iguales condiciones que había sido convocada en el Salvador del Mundo, donde se reunirían con un periodista mexicano.
Sandra llegó unas dos horas tarde, cuando ya solo este medio se encontraba en el lugar. Esa fecha era especial para los Hernández, pues Douglas estaba cumpliendo 24 años de edad. Entre lágrimas, Sandra recordó que hace un año Douglas estaba con ellas, su madre y hermanas, para quienes se había convertido en el sostén económico.
La casa de los Hernández está ubicada en la carretera que conduce hacia Sensuntepeque, en el caserío El Limpio de Ilobasco. En el terreno donde habitan Sandra y sus hijas hay dos construcciones. La primera es la casa terminada; la segunda, unas habitaciones a media construcción. Douglas se encontraba construyendo esa segunda parte con la ayuda de su padre. En el cuarto de Douglas, cinco sacos de cemento dan cuenta de las obras que desarrollaba.
Douglas pretendía poner en práctica lo aprendido en sus oficios diarios en su casa. Como asistente de albañilería, él prestaba sus servicios para granjas de esa localidad, en los que devengaba $12 diarios. Además de la construcción, había iniciado su apiario desde el año pasado. Allí contaba con 22 colmenas. Su madre poco o nada sabe de esa ocupación, por lo que han tenido que pedir ayuda a un local para que la inversión de su hijo no se pierda.
Estado de salud incierto
A pesar de que Douglas gozaba de buena salud, al momento de su captura se encontraba reposando tras un accidente de motocicleta. En los últimos días de marzo, el joven fue impactado por un vehículo y tuvo que ser intervenido en un centro asistencial de Cojutepeque. A Douglas le tuvieron que dar algunas puntadas en el pie, debido a las heridas graves en uno de sus pies.
Sandra cuenta que nunca se imaginó que su hijo podía ser capturado porque nunca tuvo ningún vínculo con grupos criminales. Tampoco había estado arrestado ni poseía tatuajes.
“El 5 de abril ellos (los policías) solo vinieron, tocaron la puerta y preguntaron por Douglas, le dijeron que los acompañara. Él nos dijo que ‘ya regresaría”, relata Sandra.
Sandra reciente no tener información del estado de salud de su hijo, pues en el centro penitenciario donde se encuentra la información es limitada. Económicamente, esta situación es insostenible para la madre, pues ha tenido que gastar en insumos para mantener el apiario de su hijo y pagar a un cuidador. También ha gastado en paquetes de alimentos en dos ocasiones para entregarlos en la prisión. El transporte también le ha implicado el pago de $60 cada una de las cinco veces que se ha movilizado hasta Sonsonate. Un vecino le ha hecho los viajes, pues ella no conoce fuera Ilobasco.
Sandra espera que la historia de su hijo toque el corazón de las autoridades y puedan darle la debida investigación para establecer su inocencia.
“Que me lo dejen en libertad, él no es de nada, simplemente por ser joven, que me ayuden a que salga porque él es el único que tenemos aquí”, expresa Sandra.