Desde hace dos meses Mirna Alicia Ramírez vive con la angustia de saber cómo está su hijo, el joven Héctor Mauricio Núñez Ramírez, de 18 años, tras ser arrestado durante el régimen de excepción de manera arbitraria, aseguró.
El muchacho fue detenido la noche del 9 de mayo cuando cuidaba a su hermano, quien tiene una discapacidad física, en su casa en La Reina, Chalatenango.
Diez minutos antes de su captura, el joven había hablado por teléfono con su mamá, que se encontraba en Ahuachapán cuidando a su madre. Héctor le decía que ya no tenía dinero para comprar comida y que por favor le mandara, relató la señora.
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“Ni los zapatos se pudo poner. Dicen que por agrupaciones ilícitas se lo llevaron, pero yo no sé ni qué es eso”, lamentó la mujer. Tras la detención solo pudo hablar una vez con él y le decía que se lo iban a llevar para el penal de Izalco, en Sonsonate.
La noche de la detención, no lo registraron ni tampoco le encontraron droga o dinero que pudiera ser indicio que el muchacho anduviera en actividades ilícitas. Como en otros casos, que la Policía publica las detenciones con las supuestas pruebas.
“Aquí todos lo conocemos, él nunca se metía con nadie y era educado. No tiene ni tatuajes, ni ningún vicio”, comentó una vecina, que por temor a represalias prefirió no dar su nombre.
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El hermano menor de Héctor quedó desprotegido y mientras era llevado a la delegación policial, él suplicaba a los vecinos que lo fueran a ver ya que en el hogar no quedaba nadie. Núñez Ramírez pasaba su tiempo entre cuidar a su hermano menor y trabajos como ayudante de albañil.
“La puerta quedó abierta solo con mi niño”, dice Mirna, mientras se seca las lágrimas con su mano. “No estoy en contra que aquel que ha hecho algo malo pague, pero mi hijo no debe nada. Uno está consciente a quien ha criado y si supiera que anda en malos pasos aceptara, pero no es el caso”, comentó con voz entrecortada.
Incluso, sus familiares muestran videos que el joven subía a redes sociales con su hermano con filtros de dibujos animados. "Si es solo un niño", dicen las vecinas.
El cuarto en el que dormía ahora luce solo y con doble llave. Una cama, un ropero, una zapatera y una mesa con dos peluches es lo único que hay.
La angustia de la familia aumenta al ver las noticias sobre los reos que han muerto dentro del penal de Izalco. “Le pido a Dios que lo liberen, que se demuestre su inocencia, porque se han equivocado con su captura. Su delito es ser joven”, finalizó la madre del muchacho.
El arresto de Héctor cumple con el perfil de víctimas de detenciones arbitrarias de acuerdo a los casos recibidos por Cristosal. Las características son: hombre, habitante de zonas urbanas empobrecidas, entre 18 y 30 años, la detención ha sido en su casa y es económicamente activo.