Francisco Alberto Carballo Cruz no fue a la escuela, aprendió a leer y escribir por medio de un familiar. Luego él le enseñó unos “ganchitos” a su esposa, quien posteriormente participó en un programa de alfabetización. Los esposos viven en el caserío la Paz del cantón Tangolona, Moncagua, San Miguel, cuya comunidad tiene 15 años solicitando al Ministerio de Educación, y ahora al presidente Nayib Bukele, la construcción de un centro educativo para beneficiar más de 200 niños y niñas.
“Nos prometían una escuela y nunca se ha dado. Ojalá nos tomen en cuenta y vean la necesidad. Son un gran resto de niños y niñas que no estudian en este caserío por no tener los medios para moverse a lugares a donde van (otros niños), que bien toca ir a Moncagua o Chapeltique porque vivimos en los límites”, dijo Francisco Carballo, quien es el vicepresidente de la Adesco Paz, del caserío la Paz de Tangolona.
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La escuela más cercana está a 4.5 kilómetros en el cantón Tamera de Chapeltique. Y hay otra escuela ubicada en cantón Tangolona, Moncagua, a 6 kilómetros del caserío la Paz.
Los alumnos que cursan bachillerato asisten al Instituto Nacional de Chapeltique.
Los hijos de Armando Robles, asisten a una escuela ubicada en Chapeltique, cursan 8º y 7º grado.
40 % sin ir a la escuela
Ese es el estimado de infantes que no asiste a la escuela en esa comunidad rural, según los lugareños.
“Se me dificulta porque hay que gastar $7.00 para el transporte y para un campesino es un sacrificio, por esa razón algunos niños no van a la escuela porque hay que gastar entonces lo que pueden van y los que no, no van”, dijo Robles.
Ante la solicitud de esta comunidad, la alcaldía de Moncagua donó una zona verde para la futura construcción del centro escolar, el área es de 1,872 metros cuadrados y estaría junto a una cancha de fútbol, en la entrada de la comunidad, a pocos minutos de la carretera que conduce de Moncagua a Chapeltique.
“Hemos tenido acercamiento con el Ministerio de Educación, tenemos atraso con el acuerdo de donación. Ya se entregó toda la documentación a Educación en febrero, pero aún no se tiene respuesta si el proceso jurídico del ministerio ha avanzado”, comentó Jessica Torres encargada de la unidad de gestión de Proyecto de la alcaldía de Moncagua.
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El proceso que han iniciado busca que formalmente el terreno pase al Ministerio de Educación y que quede constancia de que fue donada por la municipalidad.
Según Torres, “ya se realizaron los procesos pertinentes con las certificaciones que pide el Ministerio de Educación para que se pueda aprobar la construcción de un centro escolar, por ejemplo: la certificación ambiental está en manos del Ministerio de Salud, certificación de seguridad está extendida por Bomberos, ya tenemos los planos aprobados por parte de ello”, explicó.
También ya tienen elegido el nombre para la escuela “Layla Bukele”, pensando en la hija del presidente de la República Nayib Bukele.
Sin embargo, la municipalidad como la comunidad del caserío La Paz, no cuentan con los fondos para poder construir la escuela que albergaría a estudiantes desde parvularia a noveno grado.
“Para levantar la escuela es la ayuda que le pedimos al ministro de Educación y al gobierno de Nayib Bukele, esperando de que nos toquen con ese gesto de bondad, para nosotros y que nos construyan esta escuela la necesitamos de todo corazón”, dijo Francisco Carballo, vicepresidente de la Adesco Paz.
El líder de la comunidad añadió que esperan el apoyo con la construcción de la escuela, a lo que la encargada de la gestión, Jessica Torres, añadió “ya que la municipalidad no cuenta con recursos necesarios para poder construir la escuela, es una necesidad muy importante para muchos niños, es de emergencia que se pueda construir el centro escolar porque no están asistiendo normalmente a la escuela porque no cuentan con los recursos económicos para poder pagar un medio de transporte” agregó la encargado de gestión de la comuna.
Un 40% de los niños del caserío La Paz no asiste a un centro educativo, por ello los miembros de la Adesco no han soltado ese sueño de tener su escuela y ahora que la comunidad se ha enterado sobre la donación del terreno la ilusión se expandido al punto que muchos se preguntan si tendrán que sacar este año a los niños de sus otras escuelas para poder matricularlos en la escuela de la comunidad.