Aún no pueden volver a habitar sus casas dañadas por las lluvias y el desbordamiento de la laguna de Olomega, por eso unas 30 persona siguen albergadas en la casa comunal del caserío La Pelota, cantón Miraflores, San Miguel.
La laguna Olomega, ubicada entre los municipios de San Miguel, Chirilagua (departamento de San Miguel) y El Carmen (La Unión), además del Río Grande, se desbordo debido a la cantidad de lluvia que causó el paso de la tormenta Julia, la semana pasada.
El albergue fue instalado el lunes 10 de octubre; de esa fecha hasta este martes el nivel del agua disminuye lentamente en los terrenos y cultivos. Hay familias que han podido regresar a sus viviendas. Otros prefieren esperar.
“En sus casas el piso es de tierra y se ha hecho lodo. La gente le teme a tanta enfermedad y por el momento siguen acá. Primero Dios sigue mejorando su situación y puedan volver donde cada uno de ellos habita (…) en el día salen hacer limpieza en sus casas”, explicó Yolanda Morales, encargada de la cocina del albergue y miembro de Protección Civil.
Las aguas han retrocedido y dejan un riesgo sanitario en las comunidades afectadas
El almuerzo para este martes fue sopa de res tanto para las personas en el albergue, como a la comunidad del caserío.
La entrega de la comida lograron hacerla porque una familia donó todos los ingredientes. Pero, durante la emergencia por la tormenta Julia no siempre hubo comida.
“Los primero días no podían entrar estábamos aislados con tanta agua. Conforme va bajando el nivel del agua, las personas han venido a la comunidad a visitarnos. Eran poquitos los que entraban por el transporte. Los primeros días fue difícil pero poco a poco se han ido acoplando; gracias a Dios hoy tienen para comer”, expresó Morales.
En ese albergadas, los refugiados tuvieron que dormir en el suelo durante cuatro noches, hasta que lograron ingresar al área con los catres y colchonetas, añadió Morales.
El caserío La Pelota está formado por unas 80 casas, en esta zona cultivan más de 100 manzanas de maíz, pero después de la inundación “lo que queda es que no hay trabajo”, lamentó David Martínez, de 73 años, quien perdió una manzana de sembradío de maíz y pipianes.
Ayer, Juan Francisco Fuentes sacaba las plantas de maíz dañadas que servirán de alimento para ganado.
“Nos gustaría que le pusieran atención al cauce del brazo para que el agua que recibe la laguna de Olomega se vaya al Río Grande, porque eso está azolvado. Los terratenientes han hecho bordas y eso hasta que se brinca. Coagro, de parte del ingenio, nos ayudó con la limpieza del cauce, y eso nos ayudó mucho pero aún falta unos 7 kilómetros. Porque la laguna recibe agua de siete ríos y cuando no aguanta tira el agua para los lados”, explicó Juan Francisco Fuentes.
Debido a la falta de trabajo en el campo y con los terrenos anegados, la comunidad necesita de víveres y paquetes higiénicos para niños, adultos mayores, y agua potable.
“Por la inundación la mayoría de personas no está trabajando y si no trabaja de dónde traen sustento a sus hogares, acá el trabajo se estancó por el exceso de agua”, manifestó Morales.
Aun cuando el agua salga de las casas, en el caserío la Pelota a los habitantes les esperan semanas difíciles hasta que puedan retomar su trabajo agrícola.