El 2020 fue muy difícil para Violeta Pineda, pues a la llegada de la pandemia por el nuevo coronavirus se sumó que fue diagnosticada con cáncer de mama.
Actualmente es una sobreviviente de cáncer; pero fue una situación difícil para la joven salvadoreña, a quien se le dificultó realizarse la mamografía porque, para entonces, las prioridades eran atender la emergencia provocada por el Covid-19.
Relató que fue en febrero que sintió algo raro en uno de sus senos. Para marzo tenía que realizarse la mamografía, justo cuando el país entró en confinamiento obligatorio; por lo que el procedimiento fue realizado hasta diciembre.
“Lo descubrí durante el 2020 mediante la autoexploración; es algo muy importante que debemos de practicar todas las mujeres para poder prevenir el cáncer, porque este tiene cura si se detecta a tiempo”, analizó.
Aunque señaló que “el tratamiento contra el cáncer es muy duro; es un golpe muy duro tanto para el paciente como para los cuidadores, lo que es la familia. Es muy importante el apoyo incondicional de la familia, amigos, iglesia, para sobrellevar esta lucha”.
Sentir una bolita en uno de sus senos fue lo que despertó las alertas de la joven. Inmediatamente le comunicó la situación a su ginecóloga, quien le recomendó una mamografía.
De dicho examen salió que era una sospecha alta de cáncer, que fue confirmado a través de otros procedimientos médicos.
Era un cáncer muy agresivo porque aumentaba los estrógenos en el cuerpo, generando que los tumores crecieran.
Relató que el tratamiento finalizó en el 2021; pero que sigue en remisión, es decir que durante cinco años tomará una pastilla diaria y estará en control médico para tener control que la enfermedad no regrese.
“Mi proceso tuvo tres ciclos de quimioterapia, dos operaciones, biopsias, una cantidad de exámenes de sangre, procesos muy largos y tediosos, pero con la ayuda de Dios todo es posible porque nosotros orábamos fervientemente por un milagro. Insto a todas las mujeres salvadoreñas a que puedan autoexplorarse cada mes y las que tienen 40 años, practicarse la mamografía para poder estar seguras porque el cáncer no discrimina ni género, ni estatus social, ni edad. Eso nos puede ocurrir a cualquiera. En la prevención está la esperanza”, dijo esta sobreviviente, de 43 años.
“El mayor temor que tenemos es que el cáncer regrese”: la historia de Marlene
Marlene Molina de Zepeda tenía 43 años cuando fue diagnosticada con cáncer de mama. Para entonces sus hijas tenían 4 y 6 años, por lo que el miedo de morir antes de verlas crecer se apoderó de ella.
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“Es doloroso porque uno quisiera ver crecer a sus hijas y creí que no lo iba a lograr. Me sentía joven para poder padecer esta enfermedad; el impacto del diagnóstico cuando lo dan es bastante duro para cada una de nosotras”, contó la mujer, de 50 años.
Entre las dificultades que enfrentó, dejó de trabajar por casi un año; emocionalmente se vio muy afectada al igual que en el área espiritual, pues tenía “sentimientos encontrados”, al enfrentar tanto un dolor físico como psicológico.
“El mayor temor que tenemos es que el cáncer regrese; pero esperamos que no. Y si llegara a regresar, que tengamos la valentía de volver nuevamente a un proceso”, dijo. Ella fue diagnosticada en el 2016 y al siguiente año inició el tratamiento. Esto luego de sentir mucha fatiga y ardor en las venas que no lograba identificar. Como un método para sobrellevar la enfermedad, la salvadoreña dijo que le dio vuelta a la palabra cáncer y la transformó en “náccer”.