Las calles de la colonia Getsemaní, en Ahuachapán, se vuelven intransitables cada vez que llueve debido a que no cuenta con drenajes, por lo que el agua corre superficialmente. También en el verano las personas sufren por las polvaredas.
Sus habitantes no pueden salir de sus viviendas cuando está lloviendo fuerte por temor a ser arrastrados por las correntadas.
Cuando termina de llover, las calles quedan con lodo y en otras partes las piedras que la conforman están lisas, convirtiéndose en un riesgo para la población.
La comunidad acumula una gran cantidad de agua porque queda en la parte baja de la zona.
Eso genera que el agua que recibe de la parte alta de los alrededores pasen por la colonia y se dirija a la quebrada conocida como Los Cerritos.
Pedro Antonio Cabezas reside en la colonia hace 33 años y recordó que la última ocasión que las calles recibieron intervención por parte de la municipalidad fue hace una década.
Por el mismo tiempo, la pendiente que está en la calle de acceso fue pavimentada. Es el único tramo, de cerca de 200 metros, que se encuentra en buenas condiciones.
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“El problema que tenemos con las calles es que cuando llueve esto se inunda; necesitamos cunetas y al más no haber, que la ‘balastreen’. Las instituciones tendrían que ver lo mejor para las colonias porque sí lo necesitamos”, expresó Cabezas, quien dijo que fue uno de los primeros pobladores de la comunidad.
Félix Joaquín Quintana, de 86 años, teme sufrir una caída por el mal estado de las vías, principalmente de los pasajes.
El octogenario camina con muletas, lo que genera una preocupación mayor para su familia.
“Aquí después de un aguaje no se puede pasar porque vienen todas las correntadas de arriba. Nosotros esperamos una ayuda. Necesitamos que el alcalde, no sé quién, o el gobierno, que nos ayude”, dijo.
El alcalde, Juan Carlos Zepeda, expresó que las vías de la colonia están entre los 500 kilómetros de caminos rurales que tendrán alguna intervención. No detalló fecha.
Mientras eso sucede, por ejemplo, el conductor de una unidad de la ruta 17 A que llega a la colonia, José Molina, pagó para que le colocaran tierra aparte de la vía con la finalidad de no quedarse atascado.
“Es necesidad para todos porque a nosotros no nos interesa dar vuelta ahí (entrada de la colonia) y salir; pero hay que sacar a la gente. A veces vienen con carga y hay que colaborar. (Las autoridades) poco interés le ponen porque no vienen ni siquiera a arreglar y la agilidad es que se necesita para la comunidad”, dijo.
Son aproximadamente 150 familias las que residen en la colonia y que requieren de la intervención de las calles.
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