Este viernes 30 de septiembre, Nayib Bukele compartió en sus redes sociales un hilo de tuits que, de entrada, luce bastante presidencial, acaso un poco democrático. En sus mensajes, el mandatario ordenó a sus funcionarios dejar la "prepotencia" y comportarse "humildes" con el pueblo.
El mensaje de Bukele llega en medio de una controversia entre bandos de los diputados que él controla. Recientemente, tras comentarios de Romeo Auerbach (de GANA, un partido al servicio de la Presidencia), diputados de su fracción han salido a emplazar al primero, quien incluso tuvo que disculparse y volver a jurar lealtad al presidente.
El mandatario indicó en Twitter que quienes han participado de las decisiones del gobierno luego acusen a sus colegas de haberlo hecho. Y añadió: "No se tolerarán Caballos de Troya, ni Quintas Columnas (en el Gobierno)", en referencia a posibles traiciones.
Luego, Bukele aclaró: "Pero con el pueblo: HUMILDES. Tampoco se tolerará la prepotencia".
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Este mensaje, tolerancia y humildad hacia los salvadoreños, sentaría muy bien de no ser porque los tres años que Bukele ha gobernado, los ha dedicado a descalificar, insultar y hasta a perseguir a la disidencia y a quienes hacen preguntas incómodas.
El cierre del espacio cívico en El Salvador es notorio. Además de la intimidación a quienes salen de la narrativa oficialista, ha habido reformas legales destinadas a evitar reporteo periodístico de temas que incomodan al gobierno y numerosas personas han salido del país por temor a represalias por sus opiniones.
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Esa humildad que el presidente le exige a sus funcionarios ha estado ausente durante toda su gestión. Y los responsables no han sido primordialmente diputados y voceros de Nuevas Ideas, sino Bukele mismo.
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En julio de 2021, el presidente de la República se vio obligado a sostener un encuentro con las mismas personas a las que sistemáticamente ataca: representantes de organizaciones de la sociedad civil.
Tras aproximadamente cuatro horas y media de reunión, los representantes de las organizaciones involucradas ofrecieron una conferencia de prensa en la que brindaron detalles generales sobre lo conversado con el mandatario. En la conferencia se destacó el “compromiso” del mandatario para “no perseguir las voces críticas ni periodistas” que cuestionen las acciones del gobierno, según confirmó José Marinero, representante de la Fundación DTJ, quien además afirmó que la reunión fue promovida por la Embajada de Estados Unidos en el país.
En sus tuits de este 30 de septiembre, Bukele sostiene que "el pueblo no solo tiene derecho a opinar, sino a criticar, exigir, presionar, demandar y en último caso, a remover".
Sin embargo, cuando salvadoreños lo han hecho, se han enfrentado con mareas de troles y funcionarios que les atacan con ferocidad. Y, de cuando en cuando, se encuentran a un presidente dispuesto a insultar y estigmatizar.
Y en el peor de los casos, algunos se han topado con el músculo del Estado, que amenaza con aplicar selectivamente la justicia o lleva a cabo auditorías excesivas.
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"Este Gobierno ha demostrado ser el que más escucha al pueblo, y así seguirá", ha dicho el presidente en sus tuits. Pero parece que entiende al pueblo como quien le aplaude y no como todos los salvadoreños, independientemente de su línea política.
Esos compromisos de tolerancia, apertura y humildad se han dado en varias ocasiones y en todas se han roto. El mismo día de la toma de posesión prometió ser un presidente para todos, incluso los que no votaron por él, pero poco después adoptó la narrativa de que sus seguidores son el 97% y al otro 3% se le puede insultar, acosar, descalificar e ignorar.