El gobierno populista del presidente salvadoreño Nayib Bukele fue expuesto como ejemplo de autoritarismo y “peligro para la democracia” en Latinoamérica, durante el VI Foro Global América Latina organizado por la Fundación Global Democracia y Desarrollo (Funglode) y el Instituto Internacional para la Democracia y la Asistencia Electoral (IDEA Internacional).
En el Foro, que se celebra anualmente en Nueva York en el marco de la Asamblea General de las Naciones Unidas, participan diversos profesionales e intelectuales de Estados Unidos y América Latina.
“Bukele, en mi opinión, es un espejo peligrosísimo porque, a diferencia del pasado, cuando los autoritarismos iban de capa caída y estaban desprestigiados, ocultaban la mano dura, trataban de explicarla, en el caso de Bukele hay una estética del autoritarismo”, declaró Daniel Zovatto, director regional para Latinoamérica y el Caribe de IDEA Internacional.
“Cada foto y video que saca no son improvisados, está planificado al mínimo detalle… cada tatuaje, cada acto en que se lleva (a detenidos) por la nuca, en que se les somete, la megacárcel que ha construido… ahí hay un elemento peligrosísimo” para la democracia y los derechos humanos, explicó.
En este punto, deploró cómo este efecto pretende ser retomado en varios países. “Y a cada campaña que vas hay una suerte de Bukele local, en Ecuador, en Guatemala, en Chile, en Argentina”, advirtió.
En seguida, Zovatto explicó cómo se llega a lo que denominó la “bukelización de la política”: la indiferencia creciente porque no llegaron los resultados esperados y el cansancio que hay en las sociedades porque consideran que, en los 45 años que lleva la llamada “tercera ola democrática”, la democracia es incapaz de resolverle sus problemas.
”Año con año hablamos de la pobreza y sigue habiendo pobreza, desigualdad e informalidad”, subrayó, por lo que “hay un sector importante que comienza a decir: si estos problemas que la democracia no puede resolver los resuelve alguien, que lo haga aunque sacrifique parte de la democracia”.
En El Salvador, expuso Zovatto, a mucha gente no le importa que se sacrifique la democracia con tal de que se le dé resultados concretos en el combate de la delincuencia.
Este fenómeno acaba de ser corroborado por una encuesta de la Open Society Fundation en 30 países: un 35 por ciento de los jóvenes dicen que no les importaría que haya un gobierno que llegue vía elecciones no tan puras y que no consulte al parlamento siempre y cuando les resuelva sus problemas, citó el panelista.
Por eso es que Zovatto abogó por solucionar los problemas sociales, políticos y económicos con las herramientas de la democracia.
“Si no logramos encontrarle soluciones democráticas a los problemas de la democracia, habrá soluciones no democráticas a los problemas de la democracia”, anticipó.
Para Zovatto, en la mayoría de los países hay una crisis de representación y los partidos políticos han perdido capacidad de empatía y de sintonizar con las necesidades y esto le ha abierto la puerta a los candidatos PAP (personalistas, antisistema y populistas), que están teniendo un buen arraigo, no en todos los países pero sí en un número importante.
“Hay que evitar que ese malestar en la democracia se convierta en un malestar con la democracia” porque crecen los niveles de indiferencia hacia el autoritarismo, aquello de que que ‘no me importaría un gobierno no democrático siempre y cuando me dé resultados´”, explicó, reflexionando que “América Latina no se puede permitir volver a tener una tercera década perdida”.
Zovatto advirtió que si siguen los problemas económicos, más migración, menos oportunidades, “vamos a perder más paz social, va a haber más criminalidad, crisis de gobernabilidad. Si en este contexto no podemos ponernos de acuerdo, el precio que vamos a pagar va a ser tremendamente grave para nuestras sociedades”.
“Tenemos que enfocarnos más en lo posible y no tanto en lo probable. Hay que buscar mecanismos de salida posibles para seguir manteniendo la democracia, pero también que haya resultados”, explicó.
Populismo y polarización
Otro de los notables invitados, el expresidente boliviano Carlos Mesa, señaló que “el populismo no nos ha llevado más que a la ficción del momento exitoso en que te cuentan una serie de cifras que se vienen abajo cuando llega el momento de las vacas flacas”.
Mesa cuestionó el populismo de redistribución de la riqueza y de falso combate de la pobreza, que no dio una respuesta verdadera a los problemas de la población.
Para Mesa, el populismo “se comió” los recursos alcanzados porque recibió esos recursos pero no tuvo la capacidad de dar respuestas de largo plazo a los sectores más necesitados.
En este punto señaló que la polarización ha llevado al estancamiento del diálogo en las sociedades y esto lleva a la presión en las calles manejando a la gente con el concepto de que “el Estado me lo tiene que dar todo”, explicó, observando que en todo esto hay un “tufillo fascista”.
Por su parte, Zovatto señaló el nivel de polarización y fragmentación que hay en las sociedades, basados en la “emocionalidad” y toxicidad en las redes sociales.
El exvicepresidente de Costa Rica, Kevin Casas, señaló que la polarización o enfrentamiento en las sociedades “es casi siempre un boleto de ida y que no deja nada”.
“Esta polarización que no deja nada está asomando por todos lados en la región, desafortunamente, justo cuando nuestros países más necesitan grandes acuerdos, sobre todo en temas fundamentales y comentó aumentar nuestra paupérrima productividad, sobre cómo educar a nuestros niños, sobre cómo enfrentar los enormes desafíos que trae la crisis climática y la profundización de las divisiones políticas”, lamentó.
“La polarización no le resolvió nunca un solo problema a nadie”, sentenció Casas.
“Denunciar a nuestro adversario como ilegítimo, como alguien irredimiblemente corrupto e indigno de sentarse a conversar con nosotros nunca le llenó el estómago a nadie”, recalcó. “Esto sólo muestra un débil compromiso con las reglas de la democracia”, agregó.