Marbely Medina fue capturada el pasado 24 de agosto de 2022, mientras estaba en su vivienda, en una colonia de la ciudad de Ahuachapán. Varios policías llegaron a su casa; tras preguntar por qué la iban a capturar, si ellos la conocían bien que no era pandillera ni colaboradora de criminales, los agentes alegaron que habían recibido una llamada anónima y que los tenía que acompañar.
Desde entonces permanece en prisión, supuestamente en el penal de Apanteos, Santa Ana, a donde su madre, Reyna Aguilar, acude todos los días, con la esperanza de que sea una de los afortunados que cada tarde salen en libertad de esa prisión.
“Aquí, esperando que Diosito nos haga el milagro”, dice Reyna, a manera de justificar su presencia casi perenne frente al penal de Apanteos. Marbely sigue detenida a pesar de que, desde hace 24 días, un juez ordenó la libertad bajo dos condiciones: no salir del país y presentarse a firmar cada mes al juzgado.
Pero el Estado la mantiene privada de libertad, ilegalmente, a pesar de la orden judicial.
Si el Estado le hubiese dado la libertad a Marbely, ella hubiese podido estar en el funeral de Génesis, su bebé, quien el pasado 18 de mayo fue sepultada.
Pero Marbely no sabe tan siquiera que su bebé ya está muerta. Reyna, su madre, intentó avisarle llamando al penal de Apanteos, donde le respondieron que eso no era algo que les importara.
Encarcelada junto a su madre
La bebé Génesis tuvo que compartir cárcel con su madre durante seis meses, según cuenta Reyna. Y fue en la prisión donde se enfermó.
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De acuerdo con Reyna, durante los primeros ocho días de detención, ella llevaba a Génesis a las bartolinas policiales para que Marbely la amamantara.
Unos policías le dijeron que la dejara para que Marbely se la llevara para la granja penitenciaria de Izalco, donde sería trasladada; Reyna se resistió a eso. “¿Cómo van a creer que la niña tan chiquita va a patear esos lugares?”, los increpó. Sin embargo, ellos le prometieron que en la prisión había lugares especiales para los niños y sus madres, y que la bebé estaría una semana con su madre y otra semana podría llevársela ella, es decir, estaría con Reyna.
A desdén de Reyna, Génesis tuvo que acompañar a su madre hasta la prisión. Pero a los pocos meses, se enteró que su hija y su nieta estaban en el hospital San Juan de Dios de Santa Ana.
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Reyna se fue a ese hospital y sorteando varios obstáculos logró llegar hasta donde su hija. Allí vio que su nieta estaba muy enferma y que no era la primera vez que la hospitalizaban.
“La niña anduvo de hospital en hospital, hasta en el Bloom estuvo. Yo me eché cinco meses para lograr que me la entregaran porque no era de mi agrado que la niña estuviera allí”, detalló la abuela.
Tras seis meses de lucha, Reyna logró que, el 19 de abril, se la entregaran. Pro la bebé iba muy enferma, pesaba 19 libras cuando se la dieron “La niña ya iba boquiando (muy débil) cuando me la dieron”, afirma Reyna.
Luego continuó con los tratamientos en clínicas y médicos privados. Logró que Génesis ganara peso hasta llegar a las 32 libras.
Sin embargo, la salud de Génesis era inestable y, en una inesperada recaída, la niña murió el 17 de mayo a las 10:40 de la mañana.
El acta de defunción indica que Génesis murió de bronconeumonía bilateral, esto es que se le inflamaron ambos pulmones debido a una infección, según fuentes médicas.
El 18 de mayo fue sepultada la niña. Al siguiente día llegaron unos policías para que Reyna firmara unos documentos. Como ella no puede leer, les pidió a los policías que le leyeran los documentos. Ellos le dijeron que al siguiente día se fuera al penal, porque le iban a entregar a Marbely.
Desde entonces, Reyna viaja todos los días desde su casa en Ahuachapán a la fachada del penal de Apanteos. Pero el milagro que espera aún no ocurre. No ocurre por que Marbely sigue privada de libertad arbitrariamente por el Estado.