Son las 9:30 de la mañana y Julio César Olla logra surcar las aguas del estero de Barra de Santiago, en Jujutla, Ahuachapán, en su embarcación, bautizada como “Miss Universo”.
Se dirige a la bocana de la misma playa y va, sin ninguna preocupación, disfrutando de la vista que ofrece el lugar: una variedad de garzas, manglares y personas que van en otras pequeñas embarcaciones en busca de peces.
El regreso al embarcadero ya no lo hace con tranquilidad debido a que, dos horas y media después, el mar ha comenzado a “vaciarse” y con ello, el estero comienza a quedar seco, dejando en evidencia una de las preocupaciones que por décadas han tenido los habitantes de la zona.
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El estero tiene una alta acumulación de sedimentos que ha provocado que su profundidad se haya reducido considerablemente.
Por ello, Julio debe de tener cuidado, a su regreso, de buscar las partes hondas para que su embarcación no quede atascada en la arena, lodo, troncos de árboles y basura, que han sido arrastrados desde la parte alta del departamento.
El ahuachapaneco señaló que hace casi cuatro décadas, el lugar tenía más de quince metros de profundidad, pero que debido al azolvamiento que enfrenta, en la actualidad no sobrepasa los dos metros cuando se está llenando.
3,000 habitantes
Esa es la cantidad de personas residen en la Barra de Santiago, según el lugareño Julio César Olla.
Lo evidencia cuando va de regreso al estero pues a mitad de este se baja de su lancha y comienza a caminar algunos metros en el canal que conduce a lo que hace años fue el antiguo embarcadero. Temprano había pasado en el mismo lugar a bordo de su lancha.
Una de las consecuencias de la acumulación de sedimentación es que no permite el ingreso de la suficiente cantidad de agua salada al estero desde el mar, como ocurría en años anteriores.
“Toda la comunidad está preocupada porque el estero tiene mucho azolvamiento y agua no hay mucha. Está reduciendo todos los canales y a través de eso se está acabando la reproducción de camarón, de concha y de punches y aún hasta los mangles se están secando a causa de que el agua salada ya no entra. Dragar el estero sería ideal, esa sería la solución que nos ayudaría a todo: la reproducción de peces hasta de las aves. El pescado entraría más a zona honda”, explicó Olla.
Mientras él relataba las consecuencias del azolvamiento, Santos Henríquez y Hugo Arévalo, halaban una lancha sin motor porque la poca profundidad no les permitía utilizar los remos. Iban con rumbo al antiguo embarcadero.
El agua apenas les cubría hasta los tobillos por lo que la lancha prácticamente era arrastrada por la acumulación de arena.
El presidente de la asociación de lancheros de Barra de Santiago, Rubén Darío, explicó que el azolvamiento del lugar comenzó a registrarse desde 1982, cuando los propietarios de terrenos donde se cultivaba, en aquel entonces, desviaron los cauces de los ríos hacia el estero para que no afectaran sus producciones.
“No tomando en cuenta que los afectados íbamos a ser los de la zona baja porque aquí es donde se viene llenando de arena. Viene quedando seco, eso nos va a afectar año tras año viene mucho más seco el estero. Lo que necesitamos es que desde la bocana comience a fluir más agua porque si no los manglares se van a echar a perder. Todo eso van a ser terrenos duros; necesitamos un dragado, con ayuda sé que se puede hacer eso”, expresó Darío.
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La fundadora de Asociación Comunal de Mujeres de la Barra de Santiago (AMBAS), Rosa Aguilar, explicó que en la parte alta “no hay conciencia”, pero que ellos, junto a otras entidades, ya están trabajando para que las acciones que ellos realicen no perjudique a la zona baja.
Sobre el dragado que las personas proponen señaló que primero se debe realizar un estudio y se debe “tocar puertas (porque) no es fácil”.
El técnico de proyectos de AMBAS, Luis Quintanilla, explicó que para que el ecosistema tenga condiciones idóneas debe de existir flujo hídrico, pero que cuando hay agua estancada comienzan a registrarse problemas, entre ellos que el bosque de manglar comienza a morir.
Señaló que junto al Fondo de Inversión Ambiental de El Salvador (FIAES) y el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (MARN) están ejecutando proyectos de restauración de manglar debido a que han contabilizado que en Barra de Santiago hay cerca de 98 hectáreas de dicho bosque que están afectadas por el azolvamiento, entre otras causas.
Los trabajos incluyen extraer los elementos que producen el azolvamiento y, además, la siembra y establecimientos de viveros de mangle.
Agregó que desde el 2015 han “desazolvado” cerca de diez kilómetros, es decir menos de un kilómetro por año.
“Una de las problemáticas que ha venido a causar este deterioro en los manglares es el azolvamiento de los canales que se da por la deforestación en las zonas altas. Cortamos los árboles, viene la lluvia, se lava el suelo, el agua de las correntías llega a los ríos y estos vienen a parar acá. Por ejemplo en Barra de Santiago son doce ríos los que desembocan, la mayoría de la cordillera de El Imposible. Si está deforestada la parte alta, va a bajar bastante sedimento por los ríos y ese sedimento llega al estero, permanece en reposo y empieza a precipitarse hasta tapar ciertos canales e interrumpir el flujo hídrico”, explicó el técnico.
Finalizó señalando que otra de las causas que ha provocado la interrupción hídrica fue la construcción de la calle de acceso a Barra de Santiago, a inicio de la década de los ochenta.
La compactación de la vía generó la obstrucción de varios canales. Dicha situación coincide con lo expresado por los pobladores, quienes señalaron que hace décadas se accedía a Barra de Santiago únicamente a través de embarcaciones, es decir que no se podía llegar a dicho sitio turístico en vehículos, tal como ocurre en la actualidad.