Arlet Guevara vendió durante ocho años atuendos de moda en un puesto informal en el centro de San Salvador, específicamente en la esquina de la calle Delgado y la 4 avenida Norte, y es famosa porque siempre tiene estilos modernos y juveniles para mujeres y hombres.
Junto a sus hermanas y primas, se hicieron virales tras un reportaje publicado por EDH donde hicieron una pasarela de modas frente al Teatro Nacional, modelando de la ropa que comercializaban. A los días el reportaje fue replicado en noticieros de televisión.
Con el desalojos de vendedores de las aceras y calles del centro de la capital, ella tuvo que cerrar.
FOTOGALERÍA: Arlet, icono de la moda en el centro de San Salvador
Sin embargo, ya reabrió su negocio en un local en un edificio de inicios del siglo XX, justamente enfrente de donde estaba su antiguo puesto. Además mantiene el horario de atención al cliente entre 7:00 am y 8:00 pm.
La rutina de Arlet
Arlet ya tiene tres semanas en su nuevo local. Desde temprano reorganiza la tienda, poniendo en el mostrador y los maniquíes en las vitrinas nuevos productos y cambiándoles de posición. La presentación de la ropa es algo que se toma muy en serio, ya es determinante para tener una venta exitosa.
La joven emprendedora comenta que ella sigue el legado de trabajo que su mamá le heredó, el negocio de la ropa.
“Al salir de la escuela yo quería tener mi negocio, empecé ayudándole a mi mamá hasta que pude poner mi propio puesto”, comenta.
Su entusiasmo por el comercio la motivó a estudiar Contaduría Pública en la Universidad Tecnológica, carrera que no logró culminar por el tiempo que tenía que dedicar a su negocio, pero asegura que lo que aprendió le sirve mucho. “La carrera me ayudo en todo, aprendí a ser menos introvertida, a convivir en grupos grandes de trabajo, cosas que sigo poniendo en práctica”, destaca.
El amor de Arlet por su negocio es notorio. Es una joven activa, que sabe dar indicaciones a sus colaboradoras y con disponibilidad y carisma para atender a sus clientes, los cuales en su mayoría son mujeres.
“Esa blusa que andas puesta quiero”, le dice una vendedora de la zona que es una de sus clientas frecuentes. Arlet la invita a entrar y le muestra los estilos similares que tiene. Ella misma sirve de modelo de la ropa que vende y esa la mejor publicidad que tiene.
Variedades Arlet resalta de otros comercios por sus estilos originales. Uno de los sueños cumplidos de la joven es que amplió su venta para caballeros y niños. También vende zapatos que combinan con los diseños que ofrece y espera muy pronto tener una sección de accesorios y de ropa de verano. Actualmente tiene más de 30 estilos de los que sus clientes pueden elegir.
Como emprendedora, Arlet afirma que no es nada fácil y que su motivación en un mal día de ventas es que sabe el siguiente puede ser mejor.
Su tienda, Variedades Arlet, abrió oficialmente en un local dos semanas. Ella fue una de las 4,000 vendedoras desalojadas por la alcaldía. Ahora tiene una colaboradora y la ayuda de sus hermanas. Obviamente el cambio de la calle a un local es grande. En la calle no pagaba impuestos ni alquiler, solo vigilancia, y un local formal implica más responsabilidad. De hecho, tuvo que hacer un préstamo para poder pagar el local.
Tener su propio local es algo que ha ido cimentando poco a poco y siempre sigue soñando en ir mejorando su negocio. “Para mí ha sido bonita experiencia. Mi visión es de crecimiento, me siento cómoda”, dice y espera en un futuro ampliar su negocio y vender ropa al mayoreo.
Arlet aconseja a las mujeres que tienen miedo de empezar un negocio que la clave está en ser perseverantes. “Hay que apegarse a los procesos, uno de ellos es que hay días buenos y días malos, pero hay que echarle ganas, siempre llega la hora buena”, afirma.