“Arcatao quiere paz para la juventud”, se leía en pancartas que un grupo de habitantes usó para hacer un video, publicado por el FMLN de Arcatao en redes sociales, para pedir que militares dejaran de amedrentar a los jóvenes del municipio.
El acoso que sufren de parte de agentes de la Policía Nacional Civil (PNC), pero sobre todo por miembros del Ejército destacados en el lugar, hace que los habitantes vivan en continuo temor. Estos denuncian maltratos, insultos, golpes y violación a sus derechos humanos.
Según pobladores, la llegada de los militares no parecía algo a lo que temer, pero de un momento a otro, los soldados comenzaron a detener personas agresivamente para registrarlas en búsqueda de algo que pudiera relacionarlas con pandillas.
Ha habido ocasiones en que los militares detienen a una persona, la golpean y la desnudan en espacios públicos, según la denuncia.
Los habitantes del pueblo comentan que la presencia de los miembros de la Fuerza Armada aumentó en número y en violencia luego del cerco militar que se extendió tras el asesinato de un policía en Nueva Concepción, Chalatenango, municipio que queda a 77 kilómetros de distancia de Arcatao.
Por el momento, el pueblo cuenta con dos campamentos militares; el primero ubicado a pocos metros del arco que da la bienvenida al pueblo, y el segundo entre la frontera de El Salvador con Honduras.
“La razón que nos dan es que los pandilleros huyeron para esta zona”, comentó una mujer de mediana edad, que prefirió el anonimato, ya que teme que ella o su hijo menor de edad sufran represalias.
“A mi hijo lo detuvieron en tres ocasiones durante el mismo día, pero ya en la última lo desnudaron para ver si no tiene tatuajes. No era la primera vez que lo detenían, ellos saben que mi hijo no tiene nada que ver con pandillas y aun así le hicieron eso”, agregó.
Arcatao es un municipio fronterizo en una esquina del departamento de Chalatenango. En su extensión territorial de 66,85 km² habitan alrededor de 2,000 personas. Históricamente, el pueblo de Arcatao es uno de los que ha tenido menor índice de criminalidad en todo el país.
Fue escenario de la guerra civil. Desde 1980, en esa época los militares empezaron a hacer redadas bajo la estrategia de “tierra arrasada” en esta zona con fuerte presencia y apoyo insurgente. El 8 de mayo de 1980, el Ejército torturó y asesinó de forma brutal a seis mujeres de la parroquia San Bartolomé, pero el año más traumático para Arcatao fue 1982.
Solo en el evento conocido como “La Guinda de Mayo de 1982” el Ejército perpetró 22 masacres en todo Chalatenango, sobre todo en los municipios vecinos y cercanos. En noviembre del mismo año, el Ejército asesinó a unos 40 civiles en Arcatao, en la masacre conocida como Cuyas Cumbres. Por miedo a ser asesinados, la mayoría de la gente huyó a los campamentos de refugiados en territorio hondureño. En 1985, empezaron a regresar a sus hogares para repoblar, pero la guerra aún estaba lejos de terminar.
El 8 de abril de 1986 ocurrió “El Desembarco”, un operativo militar que rodeó el municipio para buscar a personas que apoyaban a los guerrilleros del FMLN. Los soldados reunieron a todos los pobladores en la plaza, separaron a los hombres de las mujeres y niños. Torturaron, mataron y desaparecieron a entre cuatro y siete personas.
A pesar del apoyo histórico al FMLN en la zona, este partido perdió la alcaldía en las pasadas elecciones municipales y ahora está a cargo de Nuevas Ideas.
Los habitantes del sitio comentan que desde que comenzó la pandemia, en 2020, la presencia de la Fuerza Armada en los alrededores se convirtió en algo cotidiano. Muchos lo tomaron como afrenta a la memoria histórica local. Los militares realizaban la labor de cerrar la frontera y no permitir que nadie saliera ni entrara en Arcatao para evitar la propagación del virus, pero en la actualidad la presencia militar se ha vuelto más fuerte.
Golpizas a jóvenes
El caso que más indignación ha causado entre los habitantes de Arcatao es el de un joven con diagnóstico de epilepsia y discapacidad mental, que fue golpeado por un grupo de militares tras no acatar las órdenes que ellos le daban.
Tras este hecho, la comunidad denunció a los militares responsables de la agresión. El resultado fue que el 15 junio la Fuerza Armada removió a estos soldados y los reemplazó por otros de un batallón de Chalatenango. Pero una semana después, soldados de la nueva unidad volvieron a atacar a un joven. Esto fue el pasado jueves 22 de junio.
Daniel C., de 20 años, fue interceptado en el cantón Teosinte a eso de las 7:30 p.m., y le propinaron tal golpiza que ahora el joven está hospitalizado en graves condiciones en el Hospital Nacional de Chalatenango. “La autoridad no está para andar golpeando inocentes”, dijo el padre de Daniel, quien luego del hecho fue a la delegación a pedir a los militares que le explicaran por qué golpearon a su hijo, si él solo se dedica a trabajar como agricultor. Le respondieron que ellos podían hacer lo que quisieran. “Nada me cuesta llenar un documento y que se lo lleven preso”, le dijo un miembro de la FA al padre de Daniel C.
Múltiples capturas
Además del acoso constante que reciben los residentes de Arcatao, se ha detenido a 14 personas hasta la publicación de esta nota. La mayoría de los capturados se dedicaban a la agricultura y la construcción, ya que son las dos mayores fuentes de ingresos económicos en el municipio.
El Diario de Hoy logró reunirse con cuatro de las madres de los detenidos. Ellas comentan que el modo de captura fue bastante similar en todos los casos. Llegan por la noche los policías junto con soldados buscando a alguien sin decir un nombre, registran la casa y escogen a alguien de la familia, dicen que solamente van a llenar una ficha en la delegación y esa persona no vuelve a ser liberada.
“Yo seguí a la patrulla, pero una vez lo metieron a la delegación ya no pude saber nada de mi hijo”, comentó una de las mujeres. Ellas admitieron que es peligroso hablar con los medios, ya que los miembros de la PNC y la FAES las han amenazado con golpear y torturar a sus hijos dentro del penal si lo hacen.
Aun así, se atrevieron a hablar para que personas afuera del pueblo conozcan el acoso que se está viviendo en el sitio y tal vez lograr la liberación de sus parientes. Como el caso de Linder López Avalos, un joven carpintero quien fue detenido el 20 de febrero pasado.
El apoyo que Linder recibió de la comunidad tras ser detenido fue abundante. Organizaciones locales, la iglesia y centros educativos, entre otros, emitieron cartas de recomendación en la que resaltaron su laboriosidad, integridad y cooperación en diferentes programas en beneficio de la comunidad.
Acoso a la prensa
Al entrar a Arcatao, El Diario de Hoy encontró un campamento de militares en la entrada del pueblo. Minutos más tarde, durante el recorrido en los alrededores, se encontró a tres soldados más, quienes al ver un vehículo de este medio de comunicación, empezaron a seguirlo.
Mientras El Diario de Hoy se encontraba reunido con madres de víctimas del régimen de excepción, los militares se quedaron a la distancia observando. Se acercaron al vehículo de EDH y le tomaron fotografías a las placas y al motorista. Minutos después ya eran seis los militares que rodeaban el área y tras la toma de fotografías y por el constante acecho de los miembros del ejército, no se logró continuar con la investigación en el sitio.
El único medio que ha logrado informar sobre los hechos que se han cometido en el lugar ha sido "Radio Farabundo Martí".
