Para muchos la víspera de Navidad o de año nuevo significa una etapa de reflexión, para echar un vistazo a todo lo bueno y lo no tan bueno que se vivió durante todo el año.
2023 deja a su paso experiencia, aprendizajes, logros, alegrías, sabor agridulce, pérdidas, proyectos pendientes y hasta pesares.
Entre todos esos azares, centenares de salvadoreños toman como destino el Centro Histórico de San Salvador ya sea para hacer turismo o porque es parte de su ruta hacia sus hogares o lugares de trabajo. Acaso las apacibles luces navideñas alientan a la reflexión por el año que se va o tomarse un tiempo para plantearse nuevos proyectos. Muchos capitalinos califican a 2023 como un año “de bendición”, “de agradecimiento” y de “vivencias nuevas”.
“Puedo decir que gracias a Dios voy a terminar un año con salud y mi familia también”, afirma Xiomara Nerio. “El año estuvo excelente para mí y para toda mi familia”, agrega Rafael Chilet. “Un año de aprendizaje”, dice Juan Monge, un joven estudiante. “Este año ha sido de bendición para mí, principalmente por la salud”, asegura sonriente Roberto Sánchez, quien se presenta en el centro capitalino como el Payasito Guapolín. “Ha sido un año regular, la economía estuvo muy mal, todo está caro”, contrasta José Figueroa, un padre de familia.
Si bien los salvadoreños aplauden la seguridad que se vive en todo el país, lamentan que el costo de la vida golpee sus bolsillos, lo cual ahora ocupa el primer lugar de las principales preocupaciones de la población.
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Los deseos para 2024
Una de las esperanzas de los salvadoreños para 2024 es la mejoría en la economía nacional y familiar para alcanzar metas establecidas de cara al nuevo año que está por comenzar.
“Espero encontrar un trabajo fijo, mejorar mi nivel económico y aprender a manejar”, aspira el Payasito Guapolín. “Conseguir un trabajo donde pueda practicar el inglés”, anhela Monge, quien está estudiando esta lengua y no pudo colocarse en un empleo en este año. “Mantenerme trabajando para que estudie mi hijo que ya va a ir a la universidad”, desea Figueroa.
“Ojalá que el próximo año nos tomen en cuenta (alcaldías y Gobierno) a nosotros los vendedores informales, a la pequeña y mediana empresa que estamos luchando para sacar adelante a nuestra sociedad”, pide Lázaro Mancía, un adulto mayor y comerciante informal capitalino.
Para otros salvadoreños con un poco de mejor suerte, hacer crecer sus negocios es uno de sus deseos principales. “Estoy emprendiendo un negocio y espero el otro año poder avanzarlo más y, pues, tener salud mi familia y yo”, dice Chilet. “Independizarnos con nuestro negocio familiar”, ambiciona Elizabeth Viera.
Culminar una carrera, aprender nuevas habilidades, conservar la salud, realizar un viaje importante, encontrar una mejor fuente de empleo, ser un mejor padre, madre o hijo, cumplir proyectos familiares, entre otros deseos, reposan en el interior de los salvadoreños para iniciarlos con todos los ánimos en 2024.
“Con mi familia teníamos el sueño de construir una casita, pero no se pudo cumplir, así que ese proyecto lo vamos a guardar para el año nuevo que viene y primero Dios se va a lograr”, comparte con entusiasmo la joven Nerio.
“Espero comprar mi casita, en eso estamos”, expresa María Isabel Peñate, una adulta mayor que mantiene la aspiración de adquirir su vivienda propia en 2024.
“Que Dios me dé más salud, vida y sabiduría para cumplir los propósitos que tengo para año nuevo”, menciona Jennifer Nativí, una joven que visitaba el centro capitalino.
“Portarnos mejor, ser mejores personas cada día”, tiene como propósito personal Iris Blanco. “Ojalá me sorprenda”, deja a la suerte la joven Dayana Sánchez.
En la víspera de despedir a 2023, toda persona se propone lograr cumplir diferentes propósitos; en tanto, 2024 se vislumbra en el horizonte con 366 páginas en blanco en las que cada salvadoreño tiene la esperanza de escribirlas con cosas buenas junto a su familia y sus seres queridos.