Un hombre identificado como Raquel Avelar Avelar, de 60 años, es uno de los últimos salvadoreños que murieron mientras estaban en prisión tras haber sido capturado bajo el régimen de excepción. Vivía en la colonia La Vega, de Tejutla, en Chalatenango.
De acuerdo con la inspección del cadáver realizada por médicos del Instituto de Medicina Legal (IML), Raquel falleció a causa de una hemorragia cerebral de tipo vascular, mientras estaba ingresado en el hospital nacional Rosales, de San Salvador.
La muerte de Raquel ocurrió al mediodía del pasado viernes 15 de julio. Sin embargo, algunos familiares y conocidos dijeron que nunca se les avisó cuándo fue internado en el referido hospital. El domingo anterior fue sepultado.
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Raquel fue apresado en la tarde del 2 de abril, ocho días después de que el gobierno de Nayib Bukele implementara el régimen de excepción con el cual se anularon varios derechos constitucionales de los salvadoreños, entre los cuales está el derecho a saber por qué una persona es detenida.
Según familiares y amigos, aquel 2 de abril, unos policías destacados en Tejutla llegaron a preguntar por Raquel, quien en ese momento no se encontraba en su vivienda. Los policías no dijeron para qué lo necesitaban. Al cabo de algunos minutos se retiraron.
Cuando Raquel regresó a casa, su esposa le comentó que unos policías lo habían llegado a buscar, que preguntaron por él pero que no dijeron nada más.
Muy conocido en Tejutla
Al atardecer de ese mismo día, Raquel dijo que saldría a comprar las tortillas para la cena y que de una vez iría al puesto policial para ver por qué o para qué habían llegado a su casa a preguntar por él.
De acuerdo con familiares, Raquel ya no regresó a casa porque los policías lo detuvieron bajo el régimen de excepción.
Las fuentes afirman que, supuestamente, fue acusado de vender droga y vender armas. Sin embargo, los familiares rechazan tales señalamientos.
“Él hacía cualquier cosa para ganarse la vida honradamente”, afirmó uno de sus conocidos.
Aseguran que Raquel era un veterano militar que participó en el conflicto armado 1980/1992; estuvo de alta en la desaparecida Guardia Nacional y Policía Nacional.
Familiares detallaron que Raquel compraba y revendía elotes al por mayor, vendía medicina a domicilio, y destazaba reses o cerdos para luego vender la carne. En fin, realizaba cualquier actividad comercial de manera legal.
En Tejutla, muchos vecinos han lamentado su muerte, incluyendo el alcalde del municipio, Rafael Tejada, quien publicó una esquela en la página de Facebook de la alcaldía.
104 días en prisión
Raquel estuvo más de 100 días en prisión, supuestamente por rencillas de un agente policial que se inventó los cargos contra él, según detallaron familiares que pidieron no ser identificados por temor a represalias.
A las pocas horas de su detención fue enviado al penal de Izalco, en el departamento de Sonsonate, luego lo trasladaron a la prisión de Quezaltepeque, en La Libertad. Sin embargo, las fuentes dicen que nunca tuvieron la certeza de que estuviera en ese lugar, pues cuando fueron a preguntar, les negaron que lo hubiesen trasladado a esa prisión.
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Raquel, según familiares, era paciente diabético; padecía de artritis y a raíz de enfermarse de COVID-19, un pulmón le quedó dañado, según le dijeron los médicos.
Sin embargo, parientes y amigos que vieron el cuerpo consideran que el hombre fue torturado. “A saber qué le querían sacar (hacer que dijera)”, comentó una familiar.