Desde el año 2020, Ana Menjívar busca a sus esposo. Explica que en tres ocasiones ha presentado la denuncia de su desaparecido en Cancillería donde en más de una ocasión su caso se ha dado por desaparecido.
Ana Maritza Menjívar es esposa de José Antonio Ábrego Delgado, quien desapareció mientras intentaba cruzar la frontera entre Estados Unidos y México en agosto de 2020.
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Ana relata a El Diario de Hoy los esfuerzos que ha realizado por localizar a su esposo y los desafíos que ha enfrentado al tratar con las autoridades salvadoreñas y mexicanas.
Ella describe el viaje de su esposo como una oportunidad que le ofreció un hermano, después de que otro familiar fue detenido en la frontera al intentar cruzar de manera irregular, y después de deportado decidiera no intentar otro viaje.
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"A ellos (el coyote) les da tres oportunidades, y el otro familiar ya no quiso viajar, fue cuando un cuñado le ofreció a mi esposo que se fuera él. Para mi esposo era una oportunidad, aquí la economía es bien difícil y vio la oportunidad de ofrecer a la familia una mejor vida", explica.
Ana lleva cerca de cinco años buscándolo, tiempo en el que se ha sumado al trabajo que desarrolla COFAMIDE.
Su última llamada telefónica con José, en ese momento de 51 años, fue el 27 de agosto de 2020.
"A las 4 de la tarde me llamó para decirme que ese día iban a cruzar la frontera, y me dijo "en término de 3 a 5 días yo voy a estar en Houston. Pasaron los días y ya no llamó", rememora.
El 2 de septiembre recibió la notificación de su desaparición.
Ana lleva consigo fotografías que otro salvadoreño que viajaba en el mismo grupo de inmigrantes le envió, así como las coordenadas de donde fue el último lugar donde estuvieron juntos y donde presuntamente José se había quedado, “sin fuerzas para continuar”.
La mujer relata sus luchas para obtener información y asistencia de las autoridades salvadoreñas, incluida la negativa de su cuñado a proporcionar una muestra de ADN, por temor a ser deportado, y la falta de un expediente formal sobre su caso.
En septiembre de 2020 le tomaron por primera vez la denuncia en la Cancillería salvadoreña, no obstante su caso no avanzó. El 14 julio de 2021 logró que tomarán muestras de ADN de sus hijos y un hermano de José, fecha desde la que, señala, no recibió ninguna notificación o llamada de Cancillería.
En 2023 nuevamente se presentó para solicitar información sobre este caso.
Para su sorpresa, fue notificada que la institución no tenía ninguna información en la base de datos relacionada a su esposo, por lo que volvió a poner la denuncia.
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"Dijeron que la iban a anexar al sistema. Vuelvo a llamarles otra vez, la licenciada que me atendió se llama Elizabeth, y lo mismo, solo me deja en visto, no me contesta, no me dice si están dando seguimiento a mi caso o no, si lo están buscando o no", explica.
El año pasado, Ana fue contactada por antropólogos del Banco Forense en México, para que firmara un consentimiento, su caso sería llevado a la Universidad de San Marcos, en Texas, donde se harían pruebas de identificación.
Este fue firmado el 8 de febrero de 2024, a la fecha sigue esperando noticias de su ser amado.
"Duele mucho no saber dónde está, qué pasó. Él era un hombre fuerte, trabajador. Pero no entiendo, si él ya iba bien avanzado en el camino, faltaban como 72 horas para llegar al destino donde lo iba a recoger el familiar. ¿Qué fue de él, qué hicieron con él?", exclama entre lágrimas.
Y continúa: "Muchas veces lo que dicen a uno en la Fiscalía, en Cancillería ‘y qué le dio de irse, si saben cómo está la situación’. Aquí en nuestro país la economía está bastante difícil. Por ejemplo, mi esposo era un sorbetero. Por años anduvo caminando cuadras enteras para vender. Las ventas a veces estaban buenas, a veces estaban bajas y cuando él tomó esta decisión de irse era porque ya la alcaldía había puesto su orden de que no querían ver vendedores ambulantes en la calle, y hemos sido perseguidos por ellos (el CAM), nos han quitado la venta muchas veces".
Ana expresa su frustración por la falta de apoyo de las autoridades salvadoreñas y demanda una mayor investigación de los casos de personas desaparecidas, así como la posibilidad de visas humanitarias para las familias que buscan a sus seres queridos para puedan ir a buscarlos en tierra mexicana.