Mientras los agentes del Cuerpo de Agentes Metropolitanos (CAM) mantienen restringido el acceso a los tramos de la calle Rubén Darío, en el centro de San Salvador, los comerciantes ven con tristeza cómo las estructuras donde estaban sus negocios son desmanteladas por cuadrillas de trabajadores.
"No se cómo vamos a hacer para comer", comentó Blanca Flores, sin quitar la vista de cada poste y lámina que retiran del puesto de variedades que tenía a un costado del Palacio Nacional.
Flores explica que tenía cinco puestos y por cada uno pagaba $10.00 a la Alcaldía de San Salvador, lo cual suma $50.00 al mes. Sin embargo, hoy le están ofreciendo un espacio en el nuevo Mercado Hula Hula por el que tendría que pagar $200.00, un espacio que equivale a uno de sus puestos.
GALERÍA: «Duele ver todo destruido», lamentan vendedoras en la zona de desalojo en Rubén Darío
Las historias de los vendedores, llenas de preocupación e incertidumbre, se multiplican. Como las de María y Delmy, a quienes se les vio esta mañana preparando tortillas en medio de plenas labores de desalojo.
Ellas explicaron que pidieron permiso para hacerlo porque tenían que sacar pedidos que ya tenían pendientes. Así que tenían que avanzar rápido antes de que el reloj marcara la 1:00 p.m. hora límite que les dieron para trabajar.
Otro comerciante, Fermín Melara, dejó volar sus recuerdos en esa calle, a donde dice que llegó desde sus primeros meses de vida, porque su madre era vendedora y no podía dejarlo en casa: "Toda una ida en estas calles y hoy toca irse", dijo con tono de lamento.
No obstante, en la medida que los desalojos de las viejas infraestructuras avanza, también vuelven a quedar al descubierto los antiguos edificios de la calle Rubén Darío que por años estuvieron a la sombra.