Vendedores del mercado Central de San Salvador se quejan del franco deterioro por la falta de mantenimiento en los diez edificios que forman este centro de abastos, el más grande de todo el país e inaugurado el 5 de abril de 1975.
Los afectados señalan a la administración de no actuar para dar mantenimiento básico y no hacer reparaciones a pesar de que los comerciantes pagan mensualmente por los puestos asignados.
El Diario de Hoy realizó un recorrido por los edificios del mercado y logró constatar el deterioro que tienen varios espacios del lugar, la infraestructura y mobiliario, entre ellos: tuberías colapsadas, techos rotos, pintura desgastada y zonas no adecuadas para trabajar o vender productos alimenticios. Todo esto en contraste con la revitalización que la alcaldía pretende en la zona.
Óscar Reyes, representante de la Asociación de Trabajadores Municipales, señaló que el mercado no recibe mantenimiento y que el deterioro de los establecimientos genera incomodidad a los usuarios y los más de cinco mil vendedores que conviven diariamente.
El pago que hacemos mensualmente no cubre mantenimiento. Tenemos que recoger dinero para reparar”
Vendedora
El Central está formado por diez edificios y cada uno de ellos es administrado por una o varias personas designadas por la comuna. Mensualmente las vendedoras pagan $18, $20, $44 o más, dependiendo del espacio que utilicen; cada puesto tiene una medida promedio de 2 metros cuadrados.
“Los puestos se están deteriorando tanto y aunque las vendedoras los quisieran arreglar por su propia cuenta, no pueden, porque no están autorizadas por la administración”, explicó Reyes, queja que a la que se adhirió Margarita, una vendedora de granos básicos que lleva más de dos décadas en este mercado.
“La administración nos dice que una persona hará el trabajo de reparación y que va a cobrar. Es decir, que el pago que hacemos mensualmente no cubre mantenimiento. Tenemos que recoger dinero para reparar”, explicó Margarita con evidente descontento.
A los comerciantes no les quedó más que autogestionar las reparaciones de cosas tan básicas, como por ejemplo el cambio de focos o lámparas de los pasillos. También han reparado las gradas rotas de las escaleras porque se han convertido en un peligro para los usuarios.
“Antes había mantenimiento para todos los daños que se daban en el mercado, pero ahora tenemos que buscar formas de solventar para seguir trabajando”, comentó Ana, cocineras de la zona de restaurantes.
Margarita dijo que registran bajas ventas en sus productos y como resultado no logran ahorrar pagar la cuota mensual de los locales, por lo que se atrasan y generan mora. “Lo poco que se vende durante el día se va en comprar alimentos, para pagar la venta y los créditos que tenemos con los bancos porque con fondos propios no se puede. Todos tenemos mora, nadie está solvente”.
Reyes explicó que hay formas de pago diarios o mensuales para cada arrendatario, pero si no solventa tendrá un 30% de interés para el siguiente cobro. “Si una vendedora cae en mora le hacen una evaluación para que pague en cuotas. Tiene que ir pagando el día más la cuota de la deuda”, dijo.
Desde que llegaron los desalojos al Centro Histórico, los vendedores del mercado Central experimentaron una disminución de sus ventas, según dicen, ya que los miles comerciantes informales que estaban en las calles eran también sus clientes, desde los comedores hasta los que revendían la mercancía.
Los afectados exigen al alcalde Mario Durán que promocione más el mercado y que realice las mejoras para que los clientes y ellos se sientan cómodos.