Jaime Adalid Salvin Conrrado, de 32 años, un exagente policial fue condenado a 20 años de prisión tras ser declarado culpable del asesinato de un agricultor ocurrido en Ahuachapán, el pasado 4 de junio de 2021.
Las autoridades detallaron que todo se trató de un hecho de intolerancia por parte de Salvin, quién tenía roces con Julio César Barrientos, de 58 años un ganadero y vecino de la zona.
Según las investigaciones presentadas por las autoridades, la víctima sacaba a diario a sus vacas por la calle principal para llevarlas a pastar, a su paso los animales dejaban rastros de excremento y lodo algo que incomodaba al agente al pasar en su automóvil.
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Este problema ocurría de forma diaria y el agente hizo más de un reclamo a la víctima e incluso le advirtió que no pasará por la calle, pero la mañana de los hechos el agente habría hecho un nuevo reclamo y originado una discusión.
Salvin Conrrado, había hecho amenazas de muerte a Julio César Barrientos, de 58 años, la mañana del altercado el agente se encontraba de licencia cuando se encontró con el campesino y tras un cruce de palabras el agente actuó de forma irracional disparando contra su vecino en repetidas ocasiones.
A pesar de los intentos de otras personas para auxiliar a la victima este perdió la vida en el hospital al que fue trasladado. El exagente huyó de la escena, pero fue capturado horas después en flagrancia.
El Tribunal de Sentencia de Ahuachapán realizó juicio en su contra este viernes y determinó que el asesinato fue cometido en un evidente acto de intolerancia, imponiendo la pena de 20 años de prisión por homicidio agravado además, deberá pagar la cantidad de tres mil dólares, en concepto de responsabilidad civil, a favor de los familiares del fallecido.
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El silencio de las familias
La familia de don Julio como era conocido señalaron a este medio en 2021 “que dejarían las cosas así”, tras el asesinato y tomando en cuenta que ambas familias habían vivido toda su vida en la misma zona.
Mientras que la familia el exagente quienes residían a 800 metros aproximadamente abandonaron el lugar poco después de la tragedia vivida en el cantón Llano doña María que hasta ese momento era considerado una zona muy tranquila.
El único acceso de esa vivienda que conectaba a la calle principal era pasando por la casa de la víctima y misma que este debía tomar para sacar a sus reses.