“Este trabajo es de hombres, pero eso no quiere decir que mi hija no lo pueda hacer”, declara José Aldana, padre de Karina Aldana, una adolescente de 17 años que se dedica al negocio de crianza de ganado en el cantón Pañanalapa en Nueva Concepción, Chalatenango.
La historia de la emprendedora inicia a los ocho años, cuando Karina ingresa al Centro de Desarrollo Integral de la ONG Compassion Internacional en su cantón. Sus padres no dudaron en llevarla porque siempre han luchado por darles la mejor educación a sus hijos.
La niña empezó a descubrir y desarrollar sus talentos por medio de diversas actividades que ofrece la organización a los niños. Imparten talleres de pintura, en los que Karina destacaba, dinámicas para despertar el ingenio, inculcar el amor hacia las plantas y animales. Con estos últimos Karina demostraba un especial apego, manifiesta Sandra Castro, directora del C.D.I. en Pañanalapa.
Hace tres años Karina a empezó a trabajar en el corral de su tío Santiago Aldana, a la par de su casa, donde había 30 reses. Preparaban el alimento, limpiaban las heces y por la tarde llenaban los silos. Trabajaban todos los días de la semana. Las labores despertaban emociones en Karina y empezó a hacerse la idea que esa sería su carrera para nunca alejarse del ambiente de trabajo que tanto disfrutaba.
Ahora en su adolescencia, Karina tiene su propio negocio de venta y compra de ganado, pero el obtener el dinero para empezar no fue sencillo. Antes tuvo que ganar una competencia entre 11 adolescentes por un préstamo de 3,000 dólares para desarrollar un emprendimiento. Había proyectos para iniciar una farmacia, una boutique, granja de pollos, comedor y minisúper entre otros.
Una condición de la competencia era pasar por meses de capacitaciones digitales por Zoom organizados por Compassion en su CDI del cantón. Los adolescentes recibieron clases de gestación y manejo de proyectos, educación financiera, hacer un plan de negocios y administración.
Después de presentar su proyecto, Karina pasó cinco meses esperando a que la financiera evaluara todos los proyectos concursantes. Ella resultó la ganadora. “Es bien bonito lo que nos pasó a todos porque estamos haciendo lo que a nosotros nos gusta y sin el préstamo nunca lo hubiéramos hecho, para nosotros fue una gran bendición que nos dieran este proyecto” confiesa Karina haciendo referencia a los sentimientos de toda su familia.
Cuando le entregaron el efectivo hizo la primera compra de cinco cabezas en septiembre del 2021. “Las primeras, mi papá las trajo de Santa Ana. Fue a distintos lugares y estuvieron en la casa mientras mi papá buscaba con quien negociarlas”, explica Karina.
José Aldana, padre de Karina, trata de pasar todo su conocimiento sobre el negocio a su hija. Hay varios detalles que hay que conocer. Las razas, los precios, que comprar y como vender, alimentarlos y cuidar de su salud de los animales. “Me siento contento que mi hija por querer echarle ganas a esto de la ganadería y al estudio. Son pocas las jóvenes que le guste este trabajo” declara orgullosamente el José.
Karina sueña con un futuro en el cual sus reses sean reconocidas como las mejores, las mejores no solo en El Salvador, también en la región y ¿por qué no?, en el todo el mundo.