Ingerir alcohol afecta, en primer lugar, los reflejos y disminuye la audición y la visión hasta en un 30%, que en neuropsicología se conoce como radiación óptica que incluyen las áreas frontal, temporal y occipital.
Por ello, muchas personas que se encuentran bajo los efectos del alcohol no miden correctamente los espacios cuando van conduciendo; pero también comienzan a hablar con voz alzada o a escuchar música a un alto volumen.
Cuando las personas inician a tener afectaciones en la psicomotricidad es porque el nivel de alcohol está más alto.
El doctor Herbert Adonay Argueta brindó dichas aclaraciones durante la actividad denominada “Actualización médica en antidopaje: Normativas, sanciones y salud en El Salvador”, que realizó el Colegio Médico de El Salvador.
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También advirtió que los salvadoreños deben de tener en cuenta que no es lo mismo ebriedad que embriaguez.
Lo primero está relacionado a la cantidad de alcohol en el organismo; mientras que lo segundo a las manifestaciones que provoca el mismo.
Mientras que el doctor José Francisco Quinteros Martínez señaló, en la misma actividad, que el alcohol, ingerido en grandes cantidades, potencia ciertos receptores de las funciones neurales, provocando sensaciones de calma y relajación.
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“Inicialmente entramos en un estado de calma; pero si la dosis sigue aumentando vamos a llegar hasta un estado de hipnosis (quedar dormidos) y ustedes saben que muere en paro respiratorio. Y ahora la gran pregunta ¿por qué a algunas personas les gusta tanto? Lo que sabemos ahora es que en el área tegmental ventral tenemos unos núcleos de recompensa, que nos hacen sentirnos bien y resulta que el alcohol genera el acetaldehído a nivel cerebral, una molécula especial que se llama THIQ (Tetrahydroisoquinoline), que estimula para que se libere más dopamina; eso es una cosa de recompensa, nos hace sentir bien y por eso en algunas personas puede provocar esa sensación de mucho más”, explicó el galeno, quien cuenta con especialidades en cirugía general y fisiología, entre otras.